Ucrania, Rusia y el capitalismo global. ¿Por qué EEUU quiere aniquilar a Rusia?

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Ucrania, Rusia y el capitalismo global

¿Por qué EEUU quiere aniquilar a Rusia?

Con este editorial pretendemos incorporar una perspectiva más integral sobre lo que está ocurriendo en Ucrania. Entendemos que sin esa ampliación de la mirada es imposible llegar a comprender con rigor lo que realmente está pasando. Y a su vez, sin ello, no podemos armar una línea de lucha coherente y eficaz contra el imperialismo y la III Guerra Mundial que nos están imponiendo.

La intervención militar de Rusia en Ucrania está siendo utilizada por los EEUU y el mundo capitalista occidental como una justificación para lanzar una nueva y auténtica Cruzada del siglo XXI, con la intención de destruir definitivamente la evidente capacidad de Rusia como nueva potencia, anclada en un modelo actualizado de capitalismo de Estado y bien adaptado a la actual situación del proceso de globalización capitalista.

El imperialismo yanqui, mano a mano con la OTAN, ya intentó liquidar a Rusia como potencia internacional aprovechando su debilitamiento en la década de 1990, condicionado por la caída de la URSS. El Presidente Bill Clinton (quien durante su mandato destruyó a sangre y fuego Yugoslavia y bombardeó a Irak, entre otros países) fue quien rompió los acuerdos alcanzados por su predecesor, George Bush (padre), con Gorbachov, último líder de la URSS, acuerdo consistente en que las fronteras de la OTAN no se moverían ni un centímetro hacia el Este. La actual situación es la de que Rusia, como consecuencia de la ruptura de dicho acuerdo, está rodeada de países de la Alianza Militar más criminal de la historia de la humanidad: la OTAN. Es del mayor interés leer la carta escrita por el propio Bill Clinton y publicada el pasado 7 de abril en el periódico The Atlantic, en la que reconoce todas sus maniobras para la expansión de la OTAN, justificándolas con total cinismo bajo la perspectiva imperial yanqui*.

La llegada de Putin al Gobierno, como Primer Ministro de Yeltsin y posteriormente como Presidente tras la renuncia de este, todo lo cual ocurrió a lo largo de 1999, supuso una reorientación de la línea de acción del Estado ruso. Putin llegó al poder en el mismo momento en que el Partido Comunista Ruso había ganado las elecciones legislativas (19 de diciembre de 1999) y constituía la fuerza política más influyente y reconocida en la Rusia postsoviética. De haber continuado Putin con la línea impulsada por Yeltsin, la hegemonía social y política del PCR se habría reforzado. Un proyecto capitalista híbrido (de Estado), basado socialmente en el impulso al chauvinismo gran-ruso -al que Lenin tanto criticó- y, por ende, al paneslavismo, era la única alternativa con posibilidades de éxito. No es casualidad que, durante los primeros años de su mandato, Putin fuera mimado por los dirigentes occidentales. La decisión de constituir el G7+1 (en el que se incluía a Rusia, a partir de 1997) es una expresión de esa línea de trabajo del capitalismo occidental hacia Rusia en aquellos momentos. De esta época también habla Clinton en la referida carta.

Pero Rusia, aun sin ser la URSS, no era ni es un país cualquiera. Ya sin los condicionantes derivados del socialismo, tanto en la política interior como en la internacional, Rusia comenzó a emplearse a fondo para construir su propia área de influencia económica y geoestratégica en el mundo. Consiguió hacerlo de forma bastante exitosa, lo que intensificó los recelos y beligerancia de los EEUU hacia Rusia. Bajo ningún concepto aceptarían un nuevo agente protagónico en el escenario internacional que les viniese a descolocar sus piezas, proyectos y mecanismos de dominación global. Y mucho más aún cuando Rusia dispone de un poderoso ejército parcialmente heredado de la época de la URSS y adecuadamente modernizado, así como unas relaciones y un papel geoestratégico de primer orden. Si a esto le añadimos una alianza cada vez más estrecha con China, de facto la primera potencia económica global, gobernada por el Partido Comunista y con un sistema socialista propio que cada vez obtiene mejores resultados, nos encontramos ante las claves para este escenario de beligerancia. Esa alianza con China y otros países impulsa de forma enérgica la constitución de un mundo multipolar que de hecho supondría el final de la hegemonía del imperialismo angloamericano. Ahí tenemos descritos algunos de los principales ingredientes que explican la actual situación del intento de acabar con Rusia por parte del capitalismo occidental.

Una complicación adicional para el imperialismo occidental es que Rusia está poniendo a punto -ya ha dado sus primeros pasos- una nueva ruta marítima a través del Ártico, mucho más rápida y barata que las actuales rutas, controladas de una u otra manera por Occidente. Aproximadamente el 90% del comercio mundial se hace por vía marítima. Tenemos que recordar cómo los sucesivos gobiernos del Régimen del 78, los del PSOE y los del PP, desmantelaron la muy importante actividad de construcción naval en el Estado español, con el consiguiente cierre de astilleros y pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo, así como la desindustralización y regresión del papel de esa España que tanto dicen amar en el concierto económico y político internacional. Esta regresión ha llegado al paroxismo durante la cena del jueves 7 de abril entre Pedro Sánchez y cía con Mohamed VI y su correspondiente compañía, en la que la bandera que representa al Estado español estaba boca abajo, símbolo de humillación. Si fue un error de protocolo, ¿por qué no lo aclaran las autoridades del Reino de Marruecos?

La Ruta Ártica, una alternativa de futuro para la navegación comercial y especialmente al Canal de Suez.

Rusia plantea al mundo la Ruta Ártica, una alternativa que, según sostienen, será más rápida, económica, segura y ecológica para el transporte de mercancías, en la cual están trabajando.

Rusia es la potencia ártica por excelencia, tanto por su situación geográfica como por su flota de rompehielos atómicos, los únicos capaces de romper el hielo y surcar los mares septentrionales durante los doce meses del año.

Un barco tiene que recorrer 10.600km para llegar por el norte desde la ciudad de Murmansk al puerto chino de Shangai, mientras que si opta por cruzar el canal de Suez necesitará surcar 17.700km. Además, la travesía por Suez lleva 35 días de media, mientras que la ruta promovida por Rusia supone un ahorro de 10-12 días por viaje; es decir, es un tercio más corta.

El atasco del Canal de Suez en marzo de 2021 por el Ever Given, buque de 400 metros de eslora, es una manifestación más de las debilidades de las actuales rutas de navegación y de las severas consecuencias económicas que sus fallos producen.

La Ruta Ártica está controlada por Rusia y no le van a permitir que avance en ese proyecto. Con la experiencia del petróleo, así como con la de los gaseoductos de Rusia a Europa, ya tienen bastante. La preocupación del imperialismo yanqui con Ucrania pasa en buena medida porque este país siga siendo clave en el transporte de gas ruso hacia Europa. La Ruta Ártica ya está teniendo significación en el transporte de gas licuado, comercio en el que los EEUU pretenden tener el pleno monopolio.

En contra de lo que pudiera parecer, ni la pandemia, ni los confinamientos, ni la contracción económica han dañado sustancialmente el transporte marítimo mundial de mercancías; sí que ha ocurrido con el transporte de viajeros.

¿Qué es lo que quieren de Ucrania los EEUU y, cada vez en mayor medida, el conjunto del capitalismo occidental?

En lo fundamental, aspiran a que sea un ariete principal en su estrategia de debilitar al máximo a Rusia y su potencialidad. No quieren competencia, y menos de un Estado con las capacidades que tiene Rusia. Pero, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, también pretenden debilitar al máximo un proyecto autónomo como el que venía representando la Unión Europea.

No solo no les importa lo más mínimo el pueblo ucraniano, tal como demuestran las políticas que impulsan hacia él (que describiremos en detalle más adelante, según las informaciones oficiales publicadas). Pretenden convertirlo en un erial colonial, al estilo de Kosovo, pero a gran escala. Esta apreciación no quiere decir que compartamos en absoluto la decisión rusa de intervenir militarmente en ese país, tal como hemos explicado en anteriores editoriales sobre el tema. Más aun, la intervención rusa en Ucrania le está sirviendo al imperialismo occidental para cohesionarse, a través de una campaña de propaganda y manipulación de la opinión pública sin precedentes, que está creando el ambiente social adecuado para justificar una intervención militar también sin precedentes. Cuando hacíamos referencia a una nueva Cruzada en el siglo XXI no estábamos exagerando. Cuestión semejante tuvo lugar cuando se produjo la intervención militar de la OTAN en Yugoslavia bajo la presidencia de Bill Clinton, pero esa experiencia se convertirá en un juego de niños en comparación con lo que está en marcha. Por la respuesta tardía e ineficiente que está dando Rusia para neutralizar la campaña mediática del capitalismo occidental, parece que no la habían previsto lo suficiente. Ello es un error difícilmente explicable. Las guerras se ganan o pierden finalmente en los campos de batalla, pero las batallas de la opinión pública son de primerísima importancia y, si no se prevén minuciosamente, es muy difícil ganarlas.

En el caso del Estado español, para evaluar la credibilidad de esta campaña de manipulación, solo tenemos que hacer una sencilla reflexión: la dirigen los mismos gestores que durante décadas nos contaban que Juan Carlos I era un dechado de virtudes y principal forjador de las libertades y conquistas sociales, hasta que la realidad ha demostrado, tal como muchos sectores sociales sabían, que es un golfo sin escrúpulos y un auténtico criminal.

La intervención rusa en Ucrania, aún contextualizada en ese proceso cada vez más agresivo de acoso hacia Rusia, es un error con resultados dramáticos. Pero el proceso que el imperialismo occidental está impulsando hacia una III Guerra Mundial, con su principal herramienta militar (la OTAN) y con la complicidad de la inmensa mayoría de los Gobiernos europeos (desde luego y de forma vergonzosa también con la del actual Gobierno español), es la organización a la vista y a plena luz del día de un brutal crimen contra la humanidad.

En septiembre de 2021, EEUU y Ucrania firman la Declaración conjunta sobre la Asociación Estratégica entre EEUU y Ucrania, cuya versión original puede encontrarse en la página web de la Casa Blanca y que publicamos íntegramente en castellano como anexo a este editorial.

Noam Chomsky, en un artículo publicado en el diario Público y titulado “Lo que la historia reciente nos enseña sobre el papel de EEUU en Ucrania”, y que es parte de una conferencia del referido autor en el Foro sobre resolución diplomática de conflictos, organizado por la Universidad Carlos III de Madrid y la Secretaría de Estado para la Agenda 2030, celebrado el 30 de marzo del presente año, reflexiona sobre esta cuestión.

La citada Declaración, además de una introducción, está agrupada en cinco apartados: I Seguridad y Defensa; II Democracia, Justicia y Derechos Humanos; III Seguridad energética y Clima; IV Crecimiento económico y prosperidad; V Respuesta a la Pandemia y Asistencia Humanitaria.

Vamos a reproducir textualmente algunos párrafos de esos cinco apartados, acompañado de los auténticos datos.

I Seguridad y Defensa

“Hacer frente a la agresión rusa: la agresión de Rusia, incluida la guerra en el este de Ucrania y la toma de Crimea (…) Estados Unidos no reconoce y nunca reconocerá la supuesta anexión de Crimea por parte de Rusia (…)”

“Profundización de la cooperación de defensa estratégica: Estados Unidos y Ucrania han finalizado un Marco de Defensa Estratégica que crea una base para la mejora de la cooperación de seguridad y defensa estratégica entre Estados Unidos y Ucrania (…)”

“Apoyo a las aspiraciones euroatlánticas de Ucrania: tal como Estados Unidos y sus aliados reafirmaron en el Comunicado de la Cumbre de la OTAN de junio de 2021 (…) incluso con respecto a las aspiraciones de Ucrania de unirse a la OTAN.”

“Brindar asistencia de seguridad a Ucrania: Estados Unidos anuncia un nuevo paquete de asistencia de seguridad de $60 millones, que incluye sistemas antiblindaje Javelin adicionales y otras capacidades defensivas letales y no letales, para permitir que Ucrania se defienda de manera más efectiva contra la agresión rusa. Estados Unidos ha comprometido $2.500 millones en apoyo de las fuerzas de Ucrania desde 2014, incluidos más de $400 millones solo este año.”

“Cooperación en I+D: Estados Unidos y Ucrania han finalizado un acuerdo de investigación, desarrollo, prueba y evaluación que proporciona un marco para buscar armamentos bilaterales y cooperación técnico-militar.”

“Promulgación de reformas del sector de la defensa y la seguridad (…) Tenemos la intención de continuar con nuestro sólido programa de entrenamiento y ejercicios de acuerdo con el estatus de Ucrania como Socio de Oportunidades Mejoradas de la OTAN.”

Creemos que los fragmentos transcritos literalmente hablan por sí solos de lo que está ocurriendo actualmente en Ucrania.

II Democracia, Justicia y Derechos Humanos

“A pesar de la continua agresión de Rusia, Ucrania ha logrado avances en la implementación de reformas democráticas y de derechos humanos integrales.”

La realidad es que el Partido Comunista de Ucrania, que obtuvo el 13,18% de los votos y 32 escaños en las elecciones de 2012 fue ilegalizado en 2015. En mayo de 2014 el Parlamento Ucraniano expulsó a los diputados comunistas gracias a un reglamento por el cual se puede expulsar a un diputado de su escaño si así lo votan otros 150 diputados. Esta norma obviamente es claramente antidemocrática porque burla la representación de aquel sector de la sociedad que ha votado a esos diputados, algo muy propio del fascismo. Cuanta satisfacción le daría a Vox, entre otros, si se pusiera en pie en el Parlamento español algo similar. Otros dos partidos comunistas menores también fueron ilegalizados en 2014-2015: el Partido Comunista de Ucrania (renovado) y el Partido Comunista de Trabajadores y Campesinos. Desde la puesta en marcha de la Ley Marcial en 2022 se declararon ilegales las actividades de once formaciones políticas, entre las que destacan “Plataforma de Oposición – Por la Vida”, con 43 congresistas y segunda fuerza más votada en el conjunto de Ucrania en las elecciones de 2019, siendo la primera en toda la región del Donbás. Los otros partidos afectados fueron: “Partido Sharia”, “Nuestro”, “Bloque de Oposición”, “Oposición de Izquierda”, “Unión de Fuerzas de Izquierda”, “Estado”, “Partido Socialista Progresista de Ucrania”, “Partido Socialista”, “Socialistas” y “Bloque de Vladimir Saldo”. En febrero de 2021 el Gobierno de Zelensky había cerrado tres canales de televisión: 112 Ucrania, NewsOne y ZiK con la acusación de difundir información falsa y estar alineados con Moscú.

III Seguridad Energética y Clima

“Abordar el impacto de Nord Stream 2: Estados Unidos y Ucrania siguen oponiéndose a Nord Stream 2, que consideramos una amenaza para la seguridad energética europea. Estados Unidos tiene la intención de seguir utilizando las medidas previstas en la legislación y la diplomacia energética, incluso a través del reciente nombramiento de un asesor principal para la seguridad energética, para mantener el papel de tránsito de Ucrania y la seguridad del suministro durante este período de transición energética y para evitar el uso por parte del Kremlin de la energía como arma geopolítica. Los gobiernos de EE.UU. y Ucrania apoyan los esfuerzos para aumentar la capacidad de suministro de gas a Ucrania desde fuentes diversificadas.”

El texto se explica por sí solo: EEUU se autoconsidera con la suficiente «autoridad», acompañada de su franquicia en Europa Central (Ucrania), para decidir sobre la seguridad energética europea y sobre cómo se debe transportar la energía que el continente necesita. Desde que ha comenzado la intervención militar en Ucrania, EEUU ha aprovechado para cuadriplicar la exportación de gas licuado a Europa, con la expectativa de que ese proceso vaya mucho más allá. Esta es la auténtica realidad de las cosas.

IV Crecimiento económico y prosperidad

“Ucrania debe ser lo suficientemente fuerte económicamente para elegir su propio futuro y doblar el arco de su historia nacional hacia una mayor justicia y oportunidades para el pueblo ucraniano. La adopción e implementación continuas de reformas por parte de Ucrania son fundamentales para garantizar que su economía rinda frutos para la gente.”

Ucrania es el mayor consumidor de drogas de Europa y ocupa el primer puesto en el ranking mundial en cuanto a número de fallecimientos por tal causa. En relación específica con los fallecimientos derivados del consumo de alcohol, Ucrania se sitúa en séptimo lugar.

En cuanto a la prostitución, según el Instituto de Estudios Sociales de Ucrania, en 2011 había más de 50.000 mujeres prostituidas. Según investigaciones del Instituto Estatal de Asuntos Familiares y Juveniles, para muchas mujeres la prostitución se había convertido en la única fuente de ingresos; más del 50% de ellas mantienen a sus hijos y padres con esa actividad. Se sospechaba que el 10% de los/as adolescentes que vivían en la calle habían sido prostituidos para poder alimentarse y vestirse.

En lo que respecta a la trata, los ciudadanos ucranianos representan el 80% de los traficantes y el 60% son mujeres. Las víctimas de la trata sexual suelen ser mujeres y niñas entre 17 y 26 años. Se sabe que Ucrania tiene el mayor número de víctimas de trata entre todas las naciones de Europa del Este. En 1998 se estimó que 400.000 mujeres ucranianas fueron víctimas de trata durante los años anteriores. Otras cifras incrementan a 500.000 desde 1991 hasta 1998.

Las mujeres ucranianas han sido “exportadas” a países de todo el mundo: Turquía, Grecia, Italia, Chipre, España, Hungría, Emiratos Árabes Unidos, Siria, etc. Según múltiples informes, las mujeres prostituidas ucranianas son el grupo mayoritario de extranjeras en Turquía involucradas en la prostitución.

En cuanto a la prostitución infantil, en Ucrania se producen entre 7.000 y 8.000 casos de explotación sexual infantil por año. Es bien conocido que la actividad de los vientres de alquiler tiene en Ucrania su paraíso.

Drogas, prostitución y vientres de alquiler parecen ser las actividades económicas especialmente potenciadas mano a mano por la gobernanza ucraniana y los EEUU. De manera similar ocurrió y ocurre en Kosovo.

V Respuesta a la Pandemia y Asistencia Humanitaria

“Estados Unidos ha sido un firme partidario del pueblo ucraniano en la respuesta a la pandemia de COVID-19 y las necesidades humanitarias resultantes de la guerra en el este de Ucrania.”

En Ucrania se considera que hay 250.000 personas infectadas por VIH, así como 350.000 consumidores de drogas inyectables. Tal como sucedió en el Estado español en los años 80 y 90, el uso compartido de jeringuillas para el consumo de drogas es una de las causas fundamentales para la transmisión del VIH.

El 20% de los niños ucranianos no fueron vacunados contra la poliomielitis en 2021. En cuanto a la tuberculosis, Ucrania se sitúa como el tercer país con mayores tasas, después de Rumanía y Polonia. En 2019 el país registró 25.237 casos de tuberculosis, con una tasa de incidencia de 10,6 casos por 100.000 habitantes, y ello a pesar de que Ucrania es uno de los países europeos con una tasa de detección de tuberculosis más baja. En el 2020 solo se diagnosticaron alrededor del 55-60% de los casos. Según datos de la OMS publicados en 2018, las muertes causadas por tuberculosis han llegado a 4.230 (0,70% de todas las muertes).

En cuanto al Covid, el porcentaje de la población en Ucrania con una única dosis de vacuna, es del 35%, siendo de las más bajas de Europa.

En Ucrania se notificaron 10 casos de difteria en 2018. En cuanto a la tosferina, se han notificado más de 2.000 casos en 2018 y 2019 y 1.400 casos en 2020. Con respecto al tétanos, 12 en 2020 y 7 en 2021. Como es obvio, estas cifras están relacionadas con bajas coberturas de vacunación frente a estas enfermedades. Se calcula que más de un 20% de la población no está adecuadamente vacunada contra esas enfermedades, perfectamente prevenibles.

Los problemas de salud que afectan a la población ucraniana -y que son consecuencia de una gobernanza negligente- repercutirán en los países receptores de refugiados/as si no se toman las medidas preventivas adecuadas. Esta situación sobre la salud pública no puede impedir que haya una actitud humanitaria para la acogida de estos/as refugiados/as, pero es una obligación absoluta que las autoridades de cada país tomen las medidas precisas para evitar que esta realidad no se convierta en una bomba epidémica a corto plazo. Que sepamos, las autoridades españolas, aparte de incrementar el presupuesto militar para alargar la guerra en Ucrania, no están tomando ninguna medida concreta para prevenir el problema referido.

Ucrania es una herramienta del imperialismo angloamericano en el corazón de Europa, utilizada en primer lugar para impedir el avance de Rusia, pero también, como decíamos, para liquidar lo que queda de un proyecto europeo con cierta autonomía. No es de extrañar que países como Polonia, que no han sido precisamente valedores leales de ese proyecto, sean los que le pongan más entusiasmo a la actual deriva. Y el Estado español, como siempre, a hacer lo que le manden.

Izquierda Castellana, 9 de abril de 2022

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