
¿Qué está pasando realmente en Palestina?
La desinformación es una estrategia de comunicación que tiene como objetivo moldear a la opinión pública de forma que esta sea favorable, o al menos comprensiva, hacia las políticas claramente injustas y/o directamente genocidas.
La desinformación a veces va asociada al silencio informativo global sobre unos hechos, pero en otras ocasiones se asocia a un exceso de información en lo cuantitativo, lo que se conoce como una estrategia de saturación, acompañada del hurto de elementos cualitativamente muy significativos de lo que realmente sucede.
En general la información sobre los últimos episodios en Palestina se enmarca claramente en esta línea de manipulación informativa, que como mucho induce entre la población más sensible sentimientos de solidaridad humanitaria, pero que de ninguna manera favorece la comprensión política del proceso que allí se está dando. Entre otras cosas, porque lo que ocurre en Palestina tiene una directísima e importantísima implicación global, en una coyuntura en que la situación internacional es especialmente inestable y con una clara tendencia a la intensificación de esa inestabilidad.
Para mayo y julio de 2021 estaban previstas elecciones parlamentarias y presidenciales, respectivamente. En abril de 2021 el presidente Mahmud Abás decidió suspender ambas bajo la justificación de que la población de Jerusalén no podría votar. La auténtica razón de fondo parece ser que era el temor a que un Fatah dividido y desacreditado perdiese las elecciones en favor de Hamás, cosa que por cierto ya había ocurrido en las últimas elecciones generales celebradas en 2006. Los sondeos que se iban publicando apuntaban en tal dirección. Las elecciones generales palestinas de 2006 dieron la mayoría absoluta a Hamás, que formó un gobierno liderado por Ismail Haniyeh, lo que provocó de inmediato sanciones por parte del sistema capitalista internacional, incluyendo a una parte de los países árabes, cuya finalidad fue la de boicotear el resultado de esas elecciones generales y del Gobierno que se había constituido. Finalmente, Ismail Haniyeh dimitió y el conflicto existente entre Fatah y Hamás (estimulado por el mundo Occidental) llevó a que el territorio de Gaza quedase bajo el control de Hamás y Cisjordania bajo el de Fatah.
La guerra en los territorios de la antigua Palestina es una realidad discontinua pero permanente, presente con interrupciones desde 1947 (momento en que se comienza a construir el Estado sionista de Israel, lo que supuso la expulsión de 750.000 palestinos de sus hogares). La guerra es, al fin y al cabo, la expresión de problemas políticos y sociales no resueltos en una medida razonable; tal como decía Clausewitz, “la guerra es la continuación de la política por otros medios”. Si hay un ejemplo en donde este planteamiento es evidente, ese es el de Palestina.
Este proceso de conflicto político/militar ha tenido diversas expresiones y características en función de las coyunturas históricas y de la situación internacional, además de la propia situación del propio pueblo palestino. Desde hace algo más de 30 años el conflicto adquiere sus momentos más álgidos alrededor de las Intifadas (rebeliones).
– Las Intifadas –
La Primera Intifada, se inició en 1987 y concluyó en 1993 con los Acuerdos de Oslo y la constitución de la Autoridad Nacional Palestina. 3.162 palestin@s fueron asesinados por las tropas israelíes, y 127 israelíes fallecieron. La Segunda Intifada empezó en el año 2000 y tuvo como causa detonante la visita/provocación de Ariel Sharón a la zona palestina de Jerusalén; duró hasta 2005 y en ella fallecieron 5.000 palestinos y más de 1.000 israelíes. La Tercera Intifada empezó el 8 de diciembre de 2017, condicionada por la decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Esta Intifada fue especialmente impulsada por Hamás.
La presencia e influencia de Hamás en la lucha palestina, así como sus aliados en la zona, es progresivamente mayor, hasta alcanzar en el último episodio político-militar del conflicto un protagonismo casi total; esta es una de las mayores preocupaciones del Estado de Israel, del sionismo internacional y del imperialismo global.
Parece ser que Hamás contó en sus inicios con una cierta complacencia por parte de los servicios de inteligencia israelíes -estas cosas suelen ocurrir históricamente- al considerarse que serviría para debilitar a la OLP de Yasir Arafat y Al-Fatah y, por tanto, al Movimiento Popular de Liberación de Palestina. Poco tardarían en darse cuenta de que lo que aportaba Hamás a ese movimiento eran energías renovadas, así como capacidad y voluntad de lucha en el plano general y muy particularmente en la lucha armada. En los últimos años Hamás se ha convertido en la bestia negra del sionismo y del imperialismo en general.
Las condiciones de bloqueo que impiden de forma criminal la llegada a la Franja de Gaza de los recursos más imprescindibles para la vida (alimentos, medicamentos, recursos materiales y financieros…) es absolutamente brutal, pero no solo por parte de Israel, también por parte de Egipto desde que el Golpe de Estado militar auspiciado por la administración de Obama impuso en la presidencia del país al General al-Sisi (2013). Solo durante la presidencia de Mursi, elegido democráticamente y derrocado más tarde por el golpe de Estado del General al-Sisi, hubo una comunicación medianamente normalizada con el pueblo de Gaza. El bloqueo del capitalismo internacional se impuso a partir del momento en que Hamás, como señalábamos, gana las elecciones generales del 2006.
Es necesario informar de que el movimiento social palestino en el interior de Israel, en las ciudades con importante presencia poblacional palestina, fue severamente castigado, y ahora se asiste a redadas que están llevando a las cárceles israelíes a centenares de ciudadan@s. También en el territorio de Cisjordania esas movilizaciones de solidaridad fueron reprimidas por las fuerzas policiales de Fatah.
El Estado de Israel y el imperialismo en general quieren que el actual Fatah, corrompido y rendido en lo fundamental, recupere la hegemonía en el Pueblo palestino; y harán todo lo posible para conseguirlo. En este sentido, es también significativo informar (información que no se encontrará en ningún medio de los habituales en este país) que la policía israelí está deteniendo a las personas que habían expresado su intención de presentarse a las elecciones en candidaturas de Hamás; todo un ejemplo de democracia. Biden y EEUU jugarán un papel muy activo en esa dirección, pero no lo van a tener nada sencillo.
– La lucha por la hegemonía en la causa palestina –
La lucha por la hegemonía política en el Pueblo palestino es ahora mismo la batalla principal, siendo los combates militares una parte de la lucha por esa hegemonía. Saben que el Pueblo palestino no va a desaparecer por arte de magia; se trata entonces de conseguir domesticarlo al máximo, de doblegarlo y convertirlo en un pueblo esclavo, sin capacidad de resistencia, de reconstrucción. Nos parece que las cosas van justo en el sentido contrario, y Hamás es una herramienta fundamental en ese camino.
Algunas personas se extrañaban de que la población palestina celebrara con gran entusiasmo y espíritu de victoria la tregua que ha puesto fin, al menos en gran medida, al último episodio de conflicto militar en la zona. Podría pensarse que toda la destrucción de viviendas, de recursos esenciales, incluyendo centros sanitarios y educativos, además de vidas humanas, especialmente de niñ@s provocadas por la intervención de las fuerzas sionistas en su territorio, iba a provocar un estado de depresión generalizada. No ha sido así y no es difícil de entender. El Pueblo palestino combatiente logró unos importantes resultados en el último episodio de esa guerra totalmente asimétrica con Israel:
– Han conseguido movilizar a la población palestina que viven en el Estado de Israel.
– Han conseguido poner en jaque con sus recursos militares artesanales, pero también cada vez más potentes y sofisticados, al Ejército Israelí, que ha visto como su escudo (Cúpula de Hierro), que hasta ahora consideraban infalible, no logró frenar alrededor del 20% de los cohetes palestinos. Esto llevó al Estado israelí a tener que cerrar los aeropuertos más importantes.
– Han conseguido que Israel se viera obligado a parar la producción en una gran parte del país, con las pérdidas millonarias que ello ha conllevado.
– Han conseguido que se suspendiese la principal marcha sionista sobre Jerusalén, algo que no es anecdótico, sino un durísimo golpe para la moral de la sociedad sionista; a ello se añade la certeza de que los cohetes palestinos ya pueden alcanzar sus ciudades y granjas.
– Han puesto al descubierto los fallos de la inteligencia israelí, que hasta ahora gozaba también de un prestigio de infalibilidad.
– Epílogo-
La Guerra de Vietnam o la invasión napoleónica del Estado español también fueron guerras asimétricas, pero los Imperios respectivos fueron finalmente derrotados por el pueblo en armas. Costó muchos esfuerzos y sacrificios, pero se consiguió la victoria. Estamos convencidos de que el Pueblo palestino avanza por ese camino.
Es importante la denuncia de los crímenes contra la humanidad realizados por el Estado sionista de Israel, en colaboración con el imperialismo internacional, pero no es menos importante comprender el trasfondo político de lo que se está jugando en Palestina.
Izquierda Castellana, 26 de mayo de 2021