Sin soberanía no hay futuro

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Sin soberanía no hay futuro

Si en Rusia no se hubiera hecho la Revolución Soviética, seguiría siendo un país -a pesar de sus inmensas riquezas naturales- atrasado en todos los aspectos y no respetado internacionalmente. El tiempo en el que Yeltsin ejerció como Presidente, tras la caída de la URSS, fue muy útil como demostración empírica del papel que el capitalismo imperialista adjudicaba a Rusia: la colonización económica, política y cultural, incluyendo por supuesto la negación de su existencia como pueblo soberano y digno. Rusia reaccionó, y hoy, sin llegar a recuperar en sus relaciones internas los grandes avances que el socialismo supuso en su momento, ha recuperado su soberanía, su dignidad y el respeto internacional.

Si China no hubiera desarrollado la guerra revolucionaria y anticolonial que culmina con la proclamación de la República Popular en 1949, hoy estaría territorialmente dividida en su parte continental, colonizada económica y culturalmente, y severamente atrasada en lo social. La Revolución popular y el socialismo es lo que les ha permitido ser un gran país, preocupado por su desarrollo equilibrado y con un papel de primer orden en el plano internacional.

Si Vietnam no hubiera llevado adelante su guerra de liberación, primero contra Francia y después contra los EEUU, seguiría siendo una colonia sin un proyecto de futuro. Proyecto que hoy construyen en base a criterios socialistas.

Si Cuba no hubiera hecho la revolución e iniciado la construcción del socialismo, probablemente su realidad sería similar a una mixtura entre Puerto Rico y Haití: colonialismo, pobreza extrema, ausencia de proyecto propio… Hoy, gracias al esfuerzo de generaciones, Cuba es una sociedad modélica en su marco geográfico, el Caribe en particular y las Américas en general. Por supuesto todo es mejorable, pero parece evidente que Cuba es un gran ejemplo para la humanidad. No es casualidad que sea el único país de América, además de los EEUU, que esté a punto de distribuir dos vacunas contra la Covid-19, la Soberana 02 y la Abdala. Cabe recordar que en la Unión Europea no hay ningún país que esté en tal situación, y que a nivel mundial solo hay cuatro, además de EEUU y Cuba, que hayan conseguido ese objetivo.

La propaganda capitalista viene repitiendo que el socialismo es un desastre para la humanidad, que no ha supuesto más que desgracias. Confunden claramente sus deseos con la realidad.

En situaciones ordinarias, y sobre la base de que el imperialismo mantiene, al menos hasta ahora, una clara hegemonía en los aparatos de propaganda mediática, esa manipulación impregnaba a sectores muy amplios de la población, sobre todo la occidental, incluso a “gente bienintencionada”. Pero ya no estamos en una situación ordinaria. La crisis financiera y estructural del capitalismo que se expresa muy dramáticamente a partir del 2007 no solo no se ha resuelto, sino que con la aparición de la pandemia de Covid-19 se ha agudizado y extendido gravemente, poniendo en cuestión todos los paradigmas puestos en marcha a principios de la crisis, y muy en especial “la austeridad” como verdad absoluta. Saben que una nueva respuesta táctica en ese sentido sería inasumible para la mayoría de la población, y por tanto, que induciría, más allá de lo que ya está ocurriendo, a conflictos sociales difícilmente gestionables. En esta ocasión intentan poner en marcha dos líneas paralelas y complementarias que les permitan superar la actual situación:

En primer lugar, imponiendo un cambio drástico del modelo socioeconómico, aprovechando la situación pandémica; están utilizando descaradamente esta como un argumento represivo que les permita implementar una brutal involución en los derechos laborales, políticos y sociales. El caso del Estado español es paradigmático, aunque tal proceso lo están implementando con sus características propias en toda la Unión Europea y en los países capitalistas en general.

La otra línea, esencial para el capitalismo imperialista, es la de la militarización y la guerra; una cuestión que hay que tomarse muy en serio.

El Régimen del 78 es un sistema absolutamente tóxico para nuestros pueblos, que impide, como una masa de chapapote venenoso, el desarrollo de cualquier proyecto de futuro. La falta de soberanía, y por tanto la dependencia económica, política y cultural de nuestro pueblo, y en general de los pueblos del Estado español, es estimulada cada vez de forma más intensa por el bloque dominante, mano a mano con la UE, lo cual nos acerca de forma rápida y peligrosa a un auténtico precipicio. Todo lo relacionado con la gestión de la pandemia y la vacunación contra el Covid-19 es una cadena de despropósitos que solo se puede explicar en base a la confluencia de una supina ignorancia sobre el tema y una prepotencia irresponsable (típica precisamente de los ignorantes).

El día 4 de mayo habrá elecciones autonómicas en Madrid, que tal como decíamos en un editorial son mucho más que unas autonómicas. Parece más que probable que el PP, la derecha del Régimen del 78, gane holgadamente esas elecciones y esté en condiciones de formar de nuevo Gobierno. Pero eso en absoluto querrá decir que el pueblo trabajador de Madrid comparta la política de Ayuso. El pueblo trabajador madrileño viene disociándose -proceso que se ha intensificando de forma notoria en los últimos meses- del actual Régimen. Hay una parte muy sustancial de la sociedad que ya no confía en este ni en sus gobiernos para conseguir cambios favorables para el pueblo trabajador, y por tanto van a abstenerse. Aún habrá quien culpabilice a l@s que finalmente adopte tal actitud con aquello del “después no os quejéis”.

Nos contaron que teníamos el Gobierno de progreso más de izquierdas desde la II República, ¿y qué han hecho hasta ahora? Incumplir todas sus promesas electorales, ni derogación de la Ley Mordaza, ni de las Reformas Laborales, etc. Y aún por encima, reprimen a las movilizaciones progresistas y autorizan o dan cobertura a las fascistas. ¿Y con esa carta de presentación quieren que la gente les siga votando? ¡Vamos ya! Ellos son los que no tienen derecho a quejarse por la más que legítima abstención de izquierdas.

Este año se celebra el V Centenario de la Revolución comunera. Tenemos un testigo no solo para recoger, sino para llevarlo hasta la victoria, la que la Revolución comunera del siglo XVI no pudo alcanzar. Los procesos electorales en determinados momentos pueden ser de interés para el avance popular, pero lo fundamental para la consecución de auténticos objetivos de cambio está en la organización y en la lucha popular. Esa es hoy nuestra principal tarea.

Izquierda Castellana, 16 de abril de 2021

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