Villalar 2023 como punta de lanza en el cambio de ciclo para el movimiento popular en Castilla

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Villalar 2023 como punta de lanza en el cambio de ciclo para el movimiento popular en Castilla

Hemos entrado de lleno en un nuevo ciclo político a nivel global que está condicionado por contradicciones antagónicas. A un lado de esta contradicción se encuentran los Estados y las fuerzas económicas y políticas, así como los aparatos mediáticos que las sostienen, partidarios de mantener un modelo de gobernanza mundial basado en el hegemonismo del capitalismo imperialista, y dentro de este, muy especialmente el angloamericano, con sus aliados preferenciales en Asia (Corea del Sur y Japón) y Europa (la mayoría de los países de la UE, que conforman a su vez junto con algunos otros la OTAN). En el otro lado de esa contradicción están los países y fuerzas partidarias de una organización política, económica y cultural del mundo basada en el concepto de «multilateralismo», según el cuál se supone que cada Estado tiene el derecho a decidir su futuro, sus formas de organización, la gestión de sus tradiciones culturales así como la planificación económica y social; y, por supuesto, también sus alianzas internacionales. El eje principal del multilateralismo es el grupo de países reunidos en el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y en paralelo con este, algunos otros países que están en proceso de solicitud de ingreso a esa plataforma internacional o que empatizan con su línea de acción. Entre ellos podemos citar, por la importancia que tienen desde nuestra perspectiva, Cuba o Venezuela. El papel internacional de Brasil, con Lula de nuevo como presidente, sin duda irá en aumento.

Hay después un número cuantitativamente importante de Estados en el mundo que hasta ahora aún no se han posicionado de forma clara ante esta realidad geoestratégica, pero que lo van haciendo de manera progresiva y en general favorable al bloque del multilateralismo. La naturaleza de las contradicciones entre ambos bloques y la teoría que las sustenta es antagónica. Es decir, no podrán coexistir de forma estable y permanente porque los «hegemonistas» necesitan simple y llanamente imponer sus concepciones e intereses sobre la gobernanza del mundo por cualquier medio, incluyendo la fuerza (es decir, la guerra).

Ese nuevo escenario afecta de lleno a Europa y a la Unión Europea, cuyo devenir se veía como un proceso relativamente tranquilo y sin importantes contradicciones -el «jardín del mundo», como dijo Borrell- en el que tod@s viven felices como en una Nueva Arcadia. Pero resulta que no. El idealismo burgués de nuevo hace cometer errores de bulto a los gestores del capitalismo europeo. Las contradicciones en el seno de la UE no hacen más que avanzar, incluso en aquellos países que parecían formalmente los más firmes defensores de la política imperial en Europa. La decisión de Hungría, Polonia y Eslovaquia (a las que parece se van a sumar otros Estados de la región) de prohibir la importación de grano ucraniano, al que se le había liberado de cualquier tasa en la transacción, arruinando con ello al sector agrícola de esos países, está poniendo de manifiesto esas contradicciones muy claramente. El caso de Francia, por circunstancias parcialmente diferentes, es paradigmático: la resistencia social a la imposición de medidas de recortes a las clases trabajadoras para desviar esos recursos sociales hacia las políticas de rearme y guerra.

Pero realmente el Estado europeo que acumula un mayor y más intenso cúmulo de contradicciones internas es el Estado español. La falta de legitimación social del Régimen del 78 es el motivo principal de ello. Eso lleva a que tanto los poderes fácticos propios como los internacionales tengan en la política de garantizar la «paz social» la mayor preocupación en cuanto a la gobernanza del Estado español. Esto afecta en gran medida también a Castilla, tal como estamos viendo claramente en las últimas semanas. El bloque dominante español e internacional creía tener las herramientas idóneas para mantener la paz social, para lo que utilizan ampliamente el embrutecimiento de la sociedad a través de los medios de comunicación, muy especialmente las TV. Buscan mantener a la gente anestesiada ante el grave y evidente deterioro de las condiciones de vida de amplísimos sectores de las clases trabajadoras, aparte del deterioro acelerado del propio funcionamiento de las instituciones, no solo las políticas, sino las puramente administrativas. Se trata de canalizar el malestar que generan estas cuestiones falseando la realidad y ofertándole al conjunto social soluciones auténticamente tramposas. La clave habían creído encontrarla en la división inducida entre izquierda y derecha institucional, como un «revival» entre el franquismo y el antifranquismo, que tiene como expresión paroxística el conflicto entre el Barça y el Real Madrid, intentando potenciar un brutal partidismo en la sociedad que impida abordar la solución de los problemas reales desde los intereses objetivos de las mayorías sociales. Esa línea, que parecía que les funcionaba en cierta medida y en algunos lugares, como en el caso de Madrid, se está viniendo abajo lenta pero imparablemente, dado que sectores cada vez más amplios de la población perciben con mayor claridad que ese planteamiento es una pura falacia y que los problemas que perjudican a las clases trabajadoras de los diversos Pueblos del Estado no se abordan de manera significativamente diferente entre la izquierda y la derecha institucional, puesto que en las cosas fundamentales están plenamente de acuerdo: monarquía borbónica como forma de Estado; economía especulativa como modelo económico; represión como forma esencial de actuar ante los movimientos sociales; corrupción generalizada, muy especialmente en el terreno mediático; etc.

Esto no les impide organizar de vez en cuando saraos de cara a la galería. Es una parte sustancial del circo institucional. El penúltimo intento de «construir una alternativa para agrupar a la izquierda del PSOE», personalizada en Yolanda Diaz, es una expresión de su desesperación ante la deslegitimación progresiva e imparable del Régimen del 78. Este proyecto nace medio muerto, porque incluso aquellos llamados a estar presentes en él lo rechazan, al menos en las condiciones exigidas por sus impulsores. No creemos que «Sumar» tenga ningún recorrido significativo, porque la coyuntura política no es propicia a estos postureos, además de que la persona que lo pretende encarnar es de una trayectoria y capacidades menos que mediocres. Los resultados en las elecciones municipales y/o autonómicas del 28 de mayo, que probablemente no serán tan malos para la izquierda institucional como en las Generales de diciembre, supondrán sin embargo un grave quebranto en las expectativas y el ánimo de esa izquierda de despachos, cuya máxima preocupación es mantener sus puestos de trabajo bien remunerados en los diferentes chiringuitos del Régimen.

Cada vez menos gente entre los sectores populares ve las elecciones como una vía adecuada para la solución de sus problemas. La experiencia es muy persistente en este frente. Y, paralelamente, se está abriendo un ciclo nuevo de movilización social y política que tiene poco que ver con esa dinámica que hemos descrito anteriormente; y que comprende que el movimiento popular solo puede avanzar a través de la organización y la lucha. Es un proceso que está en sus inicios y avanza a un ritmo menor de lo que nos gustaría, pero se extiende como una mancha de aceite y ya conforma una realidad significativa en varios territorios de Castilla: en luchas parciales o sectoriales, muy especialmente en la feminista o en defensa del Sistema Sanitario Público, en la lucha en defensa de La Molinera o en el proceso hacia la convocatoria de una manifestación digna y coherente para el 1º de Mayo del movimiento obrero en Madrid. En Villalar 2023, todos estos impulsos se tienen que ver reflejados en una cuestión general; con esa perspectiva se está organizando, para ser un paso importante en la articulación de un auténtico frente comunero en nuestra tierra.

La responsabilidad política principal de que todo ello avance, en lo parcial y en lo global, recae en buena medida en l@s comuner@s del siglo XXI, en el movimiento popular castellano organizado. No es tarea fácil, y por ello la preparación tanto en el plano teórico como práctico tiene que mejorar significativamente. Se van dando pasos de importancia en esa dirección, pero hay que dar muchos más en lo cuantitativo como en lo cualitativo.

Izquierda Castellana, a 19 de abril de 2023

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