
Alrededor de 150 personas se concentraron en la Plaza de la Libertad vallisoletana la tarde del 19 de agosto para denunciar el proceso de aniquilación del pueblo palestino mediante las bombas, los disparos, el hambreamiento y la propagación de enfermedades a manos del Estado sionista, que se han intensificado durante las últimas semanas con el anuncio sobre la toma militar de la Franja de Gaza y con la profundización del hambre como arma genocida. Hubo también un recuerdo para la situación en Cisjordania, donde se ha puesto en marcha un plan para desconectar mediante asentamientos de colonos a Jerusalén del resto de Cisjordania; ante el anuncio de algunos Estados de que reconocerían al Estado de Palestina en septiembre, el Gobierno israelí acelera el proceso para que no quede nada que reconocer, para hacer inviable cualquier Estado palestino.
Durante la concentración se señaló cómo, pese a su escasa repercusión en la prensa española, el pasado domingo hubo grandes movilizaciones en el Estado de Israel en el marco de una huelga convocada para exigir el fin de la guerra, rechazar los planes de anexión de la Franja de Gaza y demandar un acuerdo que libere a los prisioneros que siguen en manos de la Resistencia palestina. Unos dos millones de personas participaron en marchas impulsadas desde el entorno de las familias de los prisioneros. Este “frente interno” de oposición a los planes de Netanyahu merece que se le preste atención, pues aun con todas sus contradicciones, es un factor clave y con un gran potencial para contribuir a frenar los planes de “Solución Final” del Gobierno mesiánico y nazisionista, generando importantes tensiones en el seno de la sociedad israelí. Se indicó cómo la maduración del frente de oposición interna dentro de Israel, junto a los esfuerzos de la resistencia palestina y a la presión de la solidaridad internacional, es una condición fundamental para derrotar a Netanyahu, quien por su parte declaró que un acuerdo político supondría la derrota del Estado sionista, y se refirió a estas manifestaciones en Israel como actos favorables a Hamás.
En el transcurso de la protesta se saludó al movimiento de resistencia palestino, aclarando que los pueblos no solo tienen el derecho, sino la obligación moral de luchar contra el avance del nazisionismo y contra su exterminio, y que es responsabilidad del movimiento de solidaridad prestarle apoyo efectivo desde la retaguardia. También se señaló la inacción y miseria moral del Gobierno español y del conjunto de Gobiernos europeos, que más allá de tibias condenas y gestos prácticamente vacíos de contenido, mantienen todos sus negocios con el Estado de Israel, incluyendo la compraventa de armamento y tecnología utilizada en el genocidio.