
Los incendios que se desataron este lunes y martes en dos comunidades diferentes, uno en Cuevas del Valle (Ávila), en Castilla y León, y otro en las Hurdes, al norte de Extremadura, se mantienen activos este miércoles, aunque con diferencias en su evolución. El de Ávila, en el que falleció un bombero en un accidente mientras se dirigía al retén, permanece descontrolado y ha provocado el confinamiento de El Arenal, un municipio de esta zona del sur montañoso de la provincia. Los primeros indicios apuntan a que se trata de un incendio provocado, que está siendo difícil de controlar debido a la combinación de fortísimas rachas de viento, alta presencia de combustible y vegetación y la compleja orografía de las áreas afectadas. El fuego de la zona extremeña de las Hurdes amanece este miércoles con una evolución positiva, según informa un portavoz del Plan de Lucha contra Incendios Forestales de Extremadura (Infoex). En este caso, las llamas obligaron a que 200 vecinos tuvieran que ser desalojados de sus viviendas en diversas alquerías y municipios.
El fuego de Ávila, que sigue bajo nivel 2 sobre un total de tres, ha proseguido su avance durante la noche, cuando se han tenido que retirar los medios aéreos y se han quedado solo los terrestres. Las primeras estimaciones mediante el sistema Copernicus de especialistas en gestión forestal y evaluación de incendios apuntan a que las llamas en Ávila afectan 3.000 hectáreas. Los indicios de que se trate de un fuego provocado se apoyan en que justo se cumple el 16 aniversario de otro fuego en esa localidad donde murieron dos personas y los rasgos de los focos también hacen sospechar esa tesis.
El incendio tiene una víctima mortal, el bombero Emilio Sánchez, de 58 años, quien murió en las primeras horas del fuego, iniciado en la noche del lunes, en un accidente de tráfico cuando se disponía a unirse al dispositivo de extinción. El hombre, abulense y residente de esas zonas, se salió de la carretera con su coche durante la madrugada. Varios compañeros del equipo de bomberos se extrañaron de su ausencia y conocieron el siniestro horas después, al amanecer, cuando otro conductor vio al coche accidentado y llamó al 112. Sus compañeros han lamentado el suceso y han expresado su frustración por el fallecimiento de Sánchez.
A los brigadistas de la Junta de Castilla y León se han unido efectivos del ministerio de Transición Ecológica de bases de Ávila, Toledo y Cáceres mientras la Unidad Militar de Emergencia (UME) también se ha desplazado desde las sedes de León y de Torrejón de Ardoz (Madrid) para reforzar las acciones. Los bomberos que tratan de recuperar la normalidad de Cuevas del Valle han reiterado desde el principio de las llamas que las condiciones de viento iban a dificultar sus labores, además de tratarse de una zona quemada en 2009 y con mucho material fácilmente inflamable.
“Hay un lío montado. Qué impotencia”, comenta uno de los bomberos. Los equipos se han visto en apuros por la imprevisibilidad de los focos: varios de ellos casi son atrapados por el fuego cuando trataban de hacer quemas controladas para evitar el avance descontrolado del frente. “La zona es complicada y mira que la gente que hay la conoce y son verdaderos profesionales, pero es jodido”, suspira uno de ellos.

La incorporación matinal de los medios aéreos ayudará a los retenes terrestres, si bien la Agencia Estatal de Meteorología ha comunicado que este miércoles se prevé el aumento de temperaturas, con máximas superiores a 30 grados, con ráfagas intensas durante todo el día, mala mezcla para la labor de los bomberos. Este sería el decimocuarto gran incendio forestal de España este verano en superar las 500 hectáreas dañadas. Hace unos días, a unos kilómetros, un incendio en Navaluenga arrasó con 1.500 hectáreas, lejos de las 22.000 perdidas en 2021 en la también cercana Navalacruz.
El vecindario de esas zonas se ha visto afectado por el suceso y los residentes de El Arenal han quedado confinados durante la noche, como medida preventiva ante los humos nocivos de las llamas y la relativa proximidad de los focos, que no amenazan especialmente a ningún núcleo poblado. Un vecino del municipio explica a EL PAÍS que la UME ha acudido durante la noche para controlar la situación y que él, en cuanto pueda, piensa marcharse con sus dos hijas para evitar riesgos. Los habitantes de Mombeltrán, cerca de donde comenzaron las llamas, están colaborando con la preparación de bocadillos, alimentos y agua para los bomberos.
