
Las tensiones han recrudecido recientemente en la frontera entre Tailandia y Camboya, atrayendo renovada atención internacional. China ha seguido de cerca los acontecimientos y continúa impulsando las conversaciones de paz, demostrando el sentido de responsabilidad que se espera de una gran potencia.
Tailandia y Camboya son vecinos amigos de China y miembros importantes de la ASEAN. La estabilidad de sus relaciones es crucial para la paz regional. Las tensiones actuales en la frontera ya han causado víctimas, y el cierre de la misma ha perturbado el comercio y la vida cotidiana de los residentes de ambos países.
El sonido de la artillería en la frontera entre Tailandia y Camboya es un duro recordatorio de las cargas históricas que aún soportan muchos países asiáticos. Pocos países vecinos en Asia están libres de disputas territoriales o marítimas, la mayoría de las cuales tienen su origen en la agresión y la división colonial. El conflicto entre Tailandia y Camboya se remonta a la expansión colonial francesa, y muchos de estos problemas históricos siguen sin resolverse.
Lo que resulta especialmente preocupante es que algunos medios de comunicación estadounidenses intentan enmarcar este conflicto regional dentro de la narrativa más amplia de la «rivalidad entre China y Estados Unidos». CNN, por ejemplo, describe a Tailandia como un «aliado estadounidense bien equipado» y etiqueta a Camboya como un «adversario más débil con fuertes vínculos con China», resaltando deliberadamente el antagonismo chino-estadounidense y la escalada de tensiones. Esta narrativa ignora las raíces coloniales de la disputa, mencionando el contexto histórico solo de pasada y dedicando una atención desproporcionada a las comparaciones militares. Este tipo de información simplifica peligrosamente un asunto regional complejo al presentarlo como un «conflicto indirecto» entre grandes potencias.
La cobertura mediática de los medios estadounidenses, impulsada por una agenda específica, busca, en esencia, generar clics y aumentar el tráfico. Sin embargo, distorsiona gravemente la comprensión global del conflicto. Debemos permanecer atentos a la tendencia a convertir los conflictos regionales en confrontaciones ideológicas globales y oponernos firmemente a las fuerzas externas que explotan estos asuntos para interferir en los asuntos asiáticos.
Para los países asiáticos, resolver los problemas fronterizos forma parte de un proceso más amplio de ruptura con el legado del colonialismo y las maniobras geopolíticas históricas de las grandes potencias. El mapa de los colonos no puede ser la decisión final. China siempre ha mantenido una postura justa e imparcial, abogando por la solución pacífica de controversias mediante el diálogo y la consulta. Este enfoque ha demostrado su eficacia en la práctica: China ha resuelto pacíficamente cuestiones fronterizas con 12 de sus 14 países vecinos.
Las fronteras deben servir como puentes de cooperación, no como frentes de confrontación. Hasta que se resuelva el conflicto, se debe priorizar el desarrollo, gestionar las diferencias y evitar que las tensiones se extiendan a relaciones más amplias, afectando especialmente la vida de las personas y el progreso económico. La resolución de conflictos debe integrarse con el desarrollo regional, reemplazando la confrontación por la cooperación.
La historia no se puede cambiar, pero el futuro sí se puede reconfigurar. Los países asiáticos deben emerger colectivamente de la sombra del colonialismo y confiar en la sabiduría asiática para abordar los problemas asiáticos, libres de interferencias externas y discursos engañosos. Es esencial superar el pensamiento de suma cero y buscar una senda de paz, desarrollo, cooperación y beneficio mutuo. Solo mediante la colaboración continua y la profundización de la confianza mutua se puede aliviar la carga de las disputas de soberanía, allanando el camino para una arquitectura de seguridad regional eficaz y, en última instancia, para las conversaciones de paz entre Tailandia y Camboya, contribuyendo así a una paz y prosperidad duraderas en Asia.