
Algunos descendientes de las decenas de familias rotas por la violencia tras el golpe de Estado, incluida gran parte de la Corporación municipal, fuerza un Pleno este mes para que se inaugure la calle ‘Vecindario Represaliado en 1936’
Un grupo de descendientes de represaliados por la brutal violencia franquista tras el golpe de Estado de 1936 ha presentado ante el ayuntamiento leonés de de Mansilla de las Mulas una moción para honrar su memoria. El objetivo es recordar, reconocer e intentar reparar en alguna medida la memoria no sólo de los miembros de la Corporación municipal republicana de entonces sino la de muchos vecinos que fueron víctimas, también mortales, de esa persecución por cuestiones políticas o personales.
La iniciativa, amparada por la Ley de Memoria Democrática de 2022, deberá ser debatida en un Pleno municipal antes de que finalice el mes de junio de 2025. De salir adelante, podría convertir a Mansilla de las Mulas en el primer municipio en España que solemnice de manera colectiva, sin que un nombre resalte respecto a otro, el sufrimiento de todos sus habitantes que murieron a manos de los represores del régimen dictatorial.
La moción fue registrada el pasado 9 de junio y ha sido promovida por más de 40 firmantes, todos ellos descendientes directos de las víctimas. En el texto se reclama que se bautice alguna calle del municipio con el nombre genérico ‘Vecindario Represaliado en 1936’. Sería el homenaje común y solidario a todas aquellas personas asesinadas, encarceladas o desaparecidas, durante y después del inicio de la Guerra Civil, cuando la legalidad republicana fue fulminada por los sublevados, lo mismo que hicieron con los más básicos derechos humanos.
El aliento de Pura
El aliendo infatigable que hará todo esto posible le corresponde a Pura Francisco, nieta de Santos Francisco, uno de los muchos asesinados y desaparecidos de la castigada villa leonesa. El documento presentado es profuso y contiene muchos datos oficiales y argumentos.
Destaca, por ejemplo, el caso de seis concejales del propio Ayuntamiento de Mansilla de las Mulas que fueron asesinados tras el golpe militar. Cuatro de ellos fueron fusilados al mismo tiempo, el 4 de diciembre de 1936, en el habitual lugar del campo de tiro de Puente Castro: eran Isidro González Pérez, alcalde, e Isaac Álvarez Pacios, Juan José Pacios Ludeña y Nicolás Santos Robles. Otros dos, Santos Francisco Díaz y Acacio-Flaviano Rodríguez García, fueron asesinados en Villadangos del Páramo, en cuyo cementerio ya se ha impulsado un sentido lugar de memoria, y sus restos continúan desaparecidos. El iniciados de esta causa y esta persecución que acabó siendo mortal fue el primer alcalde franquista, Blas Sanz Piñán, que encabezó las acusaciones y señalamientos.
Una causa mortal en la memoria
La moción recoge además la documentación de la llamada ‘Causa 619/36’, un consejo de guerra cuyas 880 páginas se conservan en el Archivo Militar de Ferrol y han sido aportadas en formato digital al Consistorio. En este expediente, analizado por el experto José Cabañas, se enumeran 61 personas de Mansilla de las Mulas represaliadas por razones políticas, sindicales o ideológicas. Entre ellas figuran también Casimira Marcos Merino y su hijo Francisco, cuyos cuerpos, al igual que el de Epifanio González Pérez, siguen sin ser encontrados.
Los firmantes hacen hincapié en el carácter simbólico pero reparador de esta propuesta, que no busca otra cosa que saldar una deuda histórica con las familias afectadas y el propio municipio. “Nunca hubo justicia para estas víctimas. Ni reparación. Tampoco para sus familias”, subraya el texto, que cita expresamente los artículos de la Ley de Memoria Democrática en vigor que declaran nulas las condenas por causas ideológicas durante la guerra y la dictadura.
La iniciativa cuenta con el respaldo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) e insiste en que el reconocimiento institucional de estas víctimas, su recuerdo y su calle, no solo es un acto de justicia moral, sino también un deber legal y democrático. Igualmente, el colectivo pide que tanto la moción como la ‘Causa 619/36’ pasen a formar parte del archivo histórico municipal o de la biblioteca pública de la localidad.
La Corporación Municipal, actualmente gobernada en minoría por el Partido Popular (PP), deberá someter esta moción a debate en el próximo Pleno ordinario, como marca el reglamento municipal, previsiblemente antes de que finalice junio y puede que el 30 de este mes. El PSOE dispone del mismo número de votos que el equipo de Gobierno popular y hay dos ediles no adscritos, uno tras una ruptura interna del Grupo Popular y otro proveniente de Unión del Pueblo Leonés (UPL).
La fosa, a punto de abrirse
Precisamente, ese Pleno se celebrará pocos días después de otro hito local: la excavación de una fosa en el viejo cementerio de Mansilla en la que ARMH buscará los posibles restos de al menos cuatro fusilados un 18 de diciembre de 1936 a manos de miembros de la Falange Española y de las JONS, el partido fascista con el que pronto se envolvió la ideología del dictador Francisco Franco.
Se trataría de Miguel Carro Llamazares, exconcejal socialista de León capital y veterano marmolero, padre de cinco hijos; José Fuertes Martínez, abogado de de 24 años de Trobajo del Camino, militante de Izquierda Republicana y miembro del Ateneo Obrero de León; Fernando Blanco Sandoval, tipógrafo de 25 años y editor del semanario socialista Iskra; y Mariano López López, mozo ferroviario nacido en Matapozuelos (Valladolid), casado y con dos hijos. La excavación tendrá lugar a partir del 25 de junio.
No víctimas de guerra
En la provincia de León, como recuerda el documento, la violencia franquista no encontró frente de guerra, lo que favoreció la rápida represión y el control por parte de los golpistas. No se trató, pues, de víctimas de guerra en modo alguno. El caso de Mansilla de las Mulas ilustra cómo un pequeño municipio se convirtió en escenario del drama colectivo que sacudió a miles y miles de familias en toda España.
La moción subraya también la diversidad del origen y los perfiles las víctimas: jornaleros, pequeños industriales, profesionales como médicos o veterinarios, amas de casa y trabajadores anónimos vieron truncadas sus vidas por todo tipo de razones pero sobre todo por una: la violencia ciega e irracional. Para muchos descendientes, este proceso institucional tiene un gran valor tras años de silencio y miedo: “Hablar por primera vez de aquellos hechos” en una sede oficial.