
La asistencia a la manifestación del sábado 7 de junio en Madrid, convocada por la Asamblea Contra el Rearme y la Militarización, constituida actualmente por decenas de colectivos y organizaciones para denunciar el incremento de los presupuestos militares y la guerra, cumplió los objetivos previstos, y fue por tanto un éxito. La asistencia esperada desde las organizaciones convocantes era de unas 5.000 personas, y ese número se alcanzó holgadamente. Hay quienes consideran que se llegó a unas 10.000, pero nuestros cálculos, realizados con rigor, sitúan la asistencia entre 5.000 y 6.000 personas.
Como decíamos en un editorial anterior, el rigor en la evaluación de la realidad, incluida la participación en las movilizaciones, nos parece una exigencia elemental para el movimiento popular y su desarrollo. Si cuantitativamente se consiguieron los objetivos marcados, cualitativamente también. Un indicador claro de ello es que todos los medios de comunicación “progres” que arropan al actual Gobierno, además de no anunciar previamente la convocatoria, intentaron silenciar inicialmente sus resultados. Después se vieron obligados a rectificar, pero intentando debilitarlos.
Delegación de Gobierno en Madrid informó que asistieron 3.000 personas. Las cifras ofrecidas por El País hablan de 2.000; nunca les habíamos visto recortar los “datos oficiales” de asistencia en un 50%. La Vanguardia inicialmente hablaba de 3.000, como Delegación, pero posteriormente eliminaron -nos imaginamos que aconsejados- esas cifras de asistencia. Público y ElDiario.es también dieron inicialmente una vergonzosa información, aunque a las pocas horas corrigieron, conscientes de lo ridículo de esa primera versión. Después hablan de manipulación. Estos malabarismos reflejan la preocupación que desde el Gobierno y el Régimen se tiene hacia el hecho de que se constituya un bloque de izquierdas que realmente confronte en la calle con la política proguerrerista de Pedro Sánchez, especialmente teniendo en cuenta que la convocatoria que hicieron de apoyo al proyecto de la UE en la Plaza de Callao el 11 de mayo no asistieron más de 1.000 personas.
Esta preocupación no es de ahora, viene de muy lejos. Nos viene a la memoria el asesinato del compañero Carlos Palomino a manos de los fascistas, el 11 de noviembre de 2007. En aquellos momentos Pérez Rubalcaba ejercía como Ministro del Interior, y su máxima preocupación era entonces también que no se constituyese una oposición al Gobierno por su izquierda. Queremos recordar cómo después de prometer a la Coordinadora Antifascista de Madrid en una reunión en la Delegación del Gobierno que se toleraría la movilización de denuncia del asesinato en la Plaza de Atocha, los antidisturbios intentaron impedir la concentración y la manifestación por orden de Delegación, es decir, del Ministerio del Interior. Algunos sectores de la Coordinadora Antifascista creyeron que se permitiría la marcha, pero otros insistimos en que eso no iba a ocurrir; gracias a ello se estableció una estrategia para esa posibilidad, que finalmente se tuvo que poner en práctica, y con éxito: miles de manifestantes pudieron llegar a Legazpi e instalar la placa de homenaje a Carlos Palomino. En la crónica de la movilización aparecida en La Haine se incluía un agradecimiento a los colectivos que habíamos defendido esa hipótesis.
Carlos Palomino, lucha popular antifascista y desobediencia organizada
La crónica del 24N que usted no leerá en los medios (lahaine.org)
Comunicado de valoración de la manifestación antifascista del 24 de noviembre (lahaine.org)
La situación en el Estado español y en Castilla empieza a cambiar, lenta pero significativamente. El proceso de instalación de macrogranjas porcinas y huertos fotovoltaicos y eólicos, por llamarles de alguna manera, y últimamente la supresión de paradas del AVE en Sanabria, Medina del Campo y Segovia, están suponiendo una agresión tan brutal al medio rural castellano y en general a Castilla que la gente se está levantando contra ese nuevo eslabón en el proceso de colonización interior de Castilla. En Sanabria y Zamora se manifestaron miles de personas contra la supresión de las paradas del AVE, y en Segovia y Medina lo hicieron varios cientos. Además, van apareciendo voces y artículos en prensa que ponen en valor la revolución comunera y que señalan su derrota militar como origen del expolio al que está sometida nuestra tierra. Castilla, tierra mayoritariamente de secano y clima duro, necesita tiempo para que las semillas germinen. Castilla no es una tierra muy propicia para las “fantasías”, pero el trabajo duro finalmente da sus frutos.
Desde Comuner@s seguiremos colaborando en la organización de la lucha contra la supresión de las paradas del AVE, contra los presupuestos de guerra y contra la instalación masiva de macroparques energéticos, macrogranjas y plantas de biometano que destrozan nuestro medio natural. En el próximo otoño posiblemente confluyan muchas de estas luchas, así como otras en defensa del sector público. Impulsaremos con todas nuestras energías un otoño comunero de empoderamiento y movilización popular. Es posible y necesario.
Izquierda Castellana, 9 de junio de 2025