[Madrid] La comunidad latina clama por poder jugar al vóley en los parques: «Que sancionen al que bebe o apuesta, no al deportista»

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«Queremos jugar al ecuavóley en libertad, no hacemos daño a nadie». Sin entender muy bien la «persecución policial» que vienen sufriendo desde hace meses, cientos de ciudadanos, mayoritariamente de países de Sudamérica, protestan porque ya no pueden practicar sus deportes favoritos en los parques de la capital: el voleibol y el ecuavóley, una modalidad en la que en lugar de jugar seis contra seis lo hacen tres contra tres, utilizando un balón de fútbol y elevando la red hasta casi los tres metros. «Lo juegan principalmente personas de Ecuador y de Bolivia. Este deporte está federado en sus países, hay competiciones internacionales, y en España es posible que se formalice ya que cuenta con muchos adeptos», desgrana Rafael Cabañas, vecino de Usera y afectado por esta medida.

Relata que en su barrio, concretamente en el parque de Pradolongo, se llevan practicando estas disciplinas desde hace 20 años, «siempre respetando la convivencia». Aunque desde 2023 algo cambió, pues comenzaron a registrarse «actuaciones por parte de la Policía Municipal en las que solicitaban que cesaran los partidos y, en ocasiones, multando y requisando el material (balón y la red)».

Algunas de estas sanciones atendían al incumplimiento del artículo 214 de la Ordenanza General de Protección del Medio Ambiente Urbano, donde se especifica que no se puede realizar deporte en áreas que obstaculicen el tránsito o que perjudique el mobiliario o la vegetación, pese a que los afectados apuntan que únicamente juegan en «zonas terrizas».

Desde el Consistorio madrileño apuntan que «la práctica de juegos se realizará en las zonas específicamente acotadas, con cartelería identificativa». Y que, concretamente en Pradolongo, «existen numerosas instalaciones y pistas de uso libre en varios puntos, por lo que no se ve conveniente que en las zonas terrizas se practiquen deportes de equipo que pueden interferir y colisionar con el resto de usos del parque y con el necesario sosiego y descanso».

Asimismo, a esta polémica se le suman otros focos que pueden agravar la situación. Problemas más relacionados, cuentan los damnificados, con actividades extradeportivas. Entre las decenas de espectadores que acuden a contemplar estos partidos cada fin de semana hay quienes beben alcohol e, incluso, que realizan apuestas irregulares a pie de pista. También, a falta de aseos públicos, hay casos en los que los presentes orinan junto a árboles cercanos.

«Es cierto que hay vendedores de latas de cerveza, como en cualquier fiesta popular de Madrid. Pero no deben pagar justos por pecadores… Si es sancionable, que se sancione el que incumple la normativa, pero que no afecte al deportista», apunta Cabañas, quien además de perjudicado fundó hace cuatro años el club Voleibol Hispano Usera. Con él pretendía tender un puente entre aquellos que practican esta actividad de forma lúdico-recreativa en los parques y que quieran dar el salto a una competición oficial: «En las canchas se ve un ambiente familiar, respetuoso con el entorno… No me parece correcto prohibirlo de manera general».

Abanderando esta lucha vecinal está Más Madrid, quien hoy martes va a llevar una proposición al Pleno del Ayuntamiento para intentar revertir la situación. En su iniciativa, presentada por Félix López-Rey, destacan las virtudes del deporte como alternativa de ocio saludable y solicitan «que se habiliten (y se acoten) aquellas zonas terrizas adecuadas dentro de los parques de Madrid para el uso y práctica libre del vóley y equavóley». También que «se instalen aseos públicos en las inmediaciones» de estas canchas, así como más «papeleras y otros elementos» para la recogida adecuada de los residuos.

Esta problemática atañe, sobre todo, al sur y al este de Madrid, donde se ubican los barrios en los que existe una mayor población originaria de Sudamérica como Villaverde, Usera, Carabanchel o Vallecas. «Sólo queremos jugar, no hacemos daño a nadie. El equavóley es nuestro hobby«, cuenta otro de los asiduos a Pradolongo, para quien «es mejor que nuestros hijos hagan deporte que acaben en las drogas o en una banda latina«.

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