¡Algo más que un apagón!

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Los acontecimientos que se iniciaron ayer (al menos formalmente) con la caída de la red eléctrica en el conjunto de la Península Ibérica son todo un aviso de la fragilidad de las nuevas tecnologías, especialmente cuando éstas están basadas y organizadas para obtener el mayor lucro gastando los menores recursos posibles en su mantenimiento. A estas alturas aún no está claro si el origen de este “apagón” se debe a cuestiones técnicas (problemas de diseño y mantenimiento en la red), a un ciberataque o a una hipótesis que no hay que excluir en absoluto: la combinación de ambas cosas. En primer lugar, haremos una reflexión general sobre el asunto, y después abordaremos brevemente cada una de las hipótesis.

Es completamente vergonzoso que el Gobierno y el conjunto del Estado aún no tengan una explicación sobre los motivos por los que ha ocurrido el apagón, o si la tienen, no informen. Quizás están valorando y haciendo un cálculo político sobre la versión que tendrá un impacto menos negativo en la opinión pública desde la perspectiva de la capacidad del Estado para gestionar la vida cotidiana de la ciudadanía. No hace tanto tiempo que el Presidente del Gobierno afirmaba que un apagón en el Estado español era imposible.

Tuit de la cuenta oficial en X de Red Eléctrica el 9 de abril

Las explicaciones que han dado en relación con el apagón no han entrado en el origen de éste, quedándose simplemente en los elementos que han acompañado al proceso. Lo que han hecho se conoce en medicina como “diagnóstico sintomático”, pero lo que hace falta es un “diagnóstico etiológico”, es decir, analizar las causas que lo han provocado. Seguramente ese diagnóstico no lo tendremos en las próximas horas ni días, y por parte de la Administración probablemente en ningún momento, aunque gracias a la información acumulada a través de diversos medios, y con un cierto grado de inteligencia y capacidad de interpretación, será posible y probable que podamos hacerlo. Antes de continuar, cabe felicitar al conjunto de la sociedad, especialmente en Madrid, por su comportamiento responsable, solidario y maduro en tales horas, así como reseñar el alarmismo de algunos dirigentes políticos, entre otros Isabel Díaz Ayuso, que no se cansó de hacer llamamientos para que se desplegase el Ejército en la Comunidad que preside.

Madrileños/as solicitan y reciben ayuda ante el colapso de la red de transportes

De las dos hipótesis barajadas, la de que ha sido un fallo técnico parece ser que es por la que progresivamente se inclinan. Es toda una evidencia del deterioro de los sistemas esenciales para el funcionamiento de una sociedad en la actualidad. Seguramente se tengan más datos concretos de esta hipótesis, pero la información del desequilibrio entre la oferta y la demanda como causa de la caída de la caída de la red eléctrica en la Península es expresión de un auténtico desastre organizativo y refleja la precariedad con que ésta -la red- se encuentra articulada y mantenida. Es obvio que tanto las eléctricas como las entidades financieras y las empresas que tienen alguna relación con el sector de la producción eléctrica sólo aspiran al mayor beneficio, sin tener en cuenta ninguna otra consideración. Si solamente se ha tratado de un problema técnico, no deja de ser sorprendente que en el plazo de doce horas se hayan convocado tres Consejos de Seguridad Nacional, incluido el previsto para la mañana del martes, presidido por el Jefe del Estado, Felipe VI. De ese dato, en principio, se puede desprender que hay algo más que una simple cuestión técnica.

Felipe VI con el Gobierno

En nuestra opinión, la hipótesis de que la causa haya sido un hackeo (no lo dicen explícitamente, pero todos piensan en Rusia o en sus aliados), no se debería descartar al 100%. Por cierto, es destacable que la convención del Partido Popular Europeo, a la cabeza del gobierno de la UE,  comienza hoy martes 29 de abril en Valencia. La línea de reflexión debería ser entender el porqué puede ocurrir en el inmediato futuro si la política de intervención militar contra Rusia por parte del Estado español sigue adelante. Este país, y una buena parte de su sociedad, viven en un mundo completamente virtual y dominado por unos medios de comunicación e instituciones que realizan sus análisis e informaciones sin ningún rigor científico ni respeto por la verdad. Si alguien cree que el apoyo a la guerra contra Rusia que se desarrolla en Europa Oriental nos saldrá gratis de una forma indefinida, al margen de cuál haya sido la razón última de este incidente concreto, es que no tiene los pies en la tierra. Es una auténtica estupidez pensar que Rusia no se siente agredida por el Estado español cuando nos dedicamos a enviar miles de millones de euros al ejército nazi-mercenario ucraniano y entrenamos a miles de sus miembros durante años, además de mandar armamento y todo tipo de apoyo en infraestructura militar, política y mediática. Pero hay una cantidad significativa de estúpidos/as, especialmente en la Gobernanza. La URSS fue el único Estado europeo que apoyó a la República de forma significativa, que acogió a miles de niños/as que huían de la guerra en el Estado español, dándoles un trato de privilegio para la época, así como a exiliados políticos en gran número. Respaldar a quienes intentan masacrar al pueblo ruso y/o liquidar los derechos de las minorías rusófilas en los países de su entorno no parece que sea la correspondencia más ejemplar con su histórica actitud hacia los pueblos de este Estado. Si esta vez los hackers vinculados a Rusia no han tenido nada que ver con la caída de la red eléctrica en el Estado español, y si la política del Gobierno sigue siendo la misma, no hay que descartar esa hipótesis en el futuro.

Pedro Sánchez se abraza con Zelensky, marzo de 2025

Podríamos preguntarnos qué culpa tiene la gente del común, la gente normal y corriente, de que el Gobierno español esté teniendo una política de guerra hacia el pueblo y Estado rusos. Es una pregunta muy legítima. Ciertamente la gente del común de los diversos pueblos no tiene una responsabilidad directa en la política de guerra que hace el Gobierno, pero sí de forma indirecta si no la denuncia. Con su política de engañifas y ocultamientos, el Gobierno ha intentado que no apareciese la verdad tal como es; cuestión similar ocurre con el conflicto palestino. Cuando los ejércitos nazis fueron derrotados en la II Guerra Mundial y se hizo pública la existencia de los campos de concentración y lo que allí ocurría, una buena parte de la sociedad alemana se amparó en su desconocimiento, algo dudoso; pero en cualquier caso, lo que sí se conocía perfectamente era cuál era la política que llevaba al montaje y puesta en funcionamiento de esos centros industriales de tortura y exterminio de la población antinazi.

Las próximas semanas hay convocadas movilizaciones en contra de los presupuestos de guerra en el Estado español, entre otras en Madrid y Valladolid; seguramente vaya aumentando el número de localidades en las que tales manifestaciones se organicen. Tenemos una buena ocasión para demostrar que no compartimos la política de guerra contra el pueblo ruso que la UE, la OTAN y el Estado español están impulsando.

Izquierda Castellana, 29 de abril de 2025

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