
La Comisión Europea ha dado el primer paso lanzando el plan de rearme para la UE y varias capitales que decían ir en esa dirección parecen haber apretado el acelerador. Todo esto ocurre en medio de la presión de la sacudida generada por el estadounidense Donald Trump y su rápido acercamiento a Moscú.
El seísmo ha sido de tal magnitud que se ha colado en las negociaciones para formar Gobierno en Alemania, donde la apuesta para financiar la carrera armamentista será recurrir a la deuda, un bazuca fiscal que supone un profundo cambio de rumbo en un país en el que la austeridad era hasta hace nada un mandato de obligado cumplimiento. Incluso ha llevado a Berlín a pedir este miércoles en Bruselas que busque un acomodo permanente en las reglas fiscales a este gasto.
La Unión Europea no quiere perder el paso en el debate sobre el futuro blindaje a Ucrania. Los Veintisiete plantean incluso involucrarse militarmente y con misiones civiles para disuadir un futuro ataque de Rusia, tras un potencial acuerdo de paz. El club comunitario, según el borrador de las conclusiones de la cumbre de este jueves al que ha tenido acceso EL PAÍS, explora recurrir a los instrumentos de la política común de seguridad y defensa, que incluye operaciones de patrullaje, misiones de fortalecimiento de la seguridad nacional y despliegue de fuerzas militares con bandera europea, como las que ya se han utilizado en la misión contra la piratería Atalanta o la misión de apoyo al ejército de Mozambique.
“La Unión Europea y los Estados miembros están dispuestos a seguir contribuyendo a las garantías de seguridad sobre la base de sus respectivas competencias y capacidades”, dice el documento de conclusiones que debatirán este jueves los líderes de los 27 Estados miembros en un Consejo Europeo extraordinario en Bruselas en el que participará —en una parte— el presidente ucranio, Volodímir Zelenski.