Capacitarnos para abordar teórica y prácticamente la fase de la historia en la que hemos entrado

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El año 2025 está lleno de incógnitas, pero también de oportunidades para el movimiento popular comunero

Si algo nos ha vuelto a recordar el balance de estos últimos 25 años (que, por cierto, coinciden con la vida de Izquierda Castellana) es que solo a través de la movilización y organización popular se pueden conseguir éxitos reales, ya sean parciales o globales. Los procesos electorales en las “democracias parlamentarias” tienen limitaciones muy evidentes que impiden que algún cambio esencial se pueda conseguir exclusivamente a través de ellas. Eso no quiere decir que las elecciones no tengan su importancia y que en determinadas circunstancias se les pueda sacar algún provecho, pero no son la herramienta principal para los cambios estructurales que nuestro pueblo necesita.

El siglo XXI comenzó con una ofensiva estratégica del imperialismo en todos los frentes, incluido el militar. La caída de la URSS y de los países del socialismo real en Europa en la década de los 90 del pasado siglo fue interpretada circunstancialmente como una victoria para el bloque imperialista. Pero con frecuencia muchos de los análisis que se hacen sobre la marcha por parte del imperialismo son erróneos, y en este caso así fue, como se ha podido comprobar con el paso del tiempo. La desaparición de la URSS inauguró una etapa de gran inestabilidad en el marco internacional, que no ha hecho más que agudizarse, mientras que en el plano económico supuso un desequilibrio para el propio capitalismo internacional, que perdió un mercado de cientos de millones de personas que eran parte de la “demanda solvente” que había en el mundo. La política de endeudamiento tuvo un ascenso vertiginoso desde ese momento.

En marzo de 2003 asistimos a la invasión militar de Irak por parte del imperialismo, con el angloamericano en su vanguardia. Tal invasión se justificó en base a una mentira sobre la posesión de armas de destrucción masiva por parte de ese Estado, cosa que en ningún momento se pudo demostrar. La invasión destruyó las estructuras económicas, sociales, sanitarias, etc. del país, uno de los que tenía mejores indicadores en el mundo árabe, además de provocar centenares de miles de muertos. Esa intervención militar condicionó una gran respuesta social contra la guerra, especialmente en Europa y el Estado español. En Madrid se realizó la movilización más masiva del continente. A la invasión de Irak siguieron las intervenciones contra Libia y Siria, esta última aún con resultados inciertos.

En 2004, un año después, se produjeron los atentados del 11-M, que causaron 193 muertos y miles de heridos/as en Madrid. Éstos ocurrieron en los trenes de cercanías entre las 7:36 y las 7:40, es decir, en hora punta, en la que la gente acudía al trabajo. Más de 20 años después los atentados aún no están suficientemente esclarecidos, como afirma el investigador del Real Instituto Elcano y experto en terrorismo islámico Fernando Reinares en una entrevista en La Vanguardia el 31 de diciembre, titulada “El 11M fue un fallo policial”. A lo largo de estas dos décadas no se han conseguido aclarar un montón de cosas extrañas relacionadas con aquellos atentados, tampoco mediante el procedimiento judicial que se llevó adelante. Lo que sí fue un hecho evidente es que una gran parte de la sociedad, especialmente en Madrid y en general en toda Castilla, interpretó aquellos atentados como una respuesta a la complicidad del Estado español con la invasión de Irak. Por otro lado, los dos partidos del Régimen con capacidad para formar gobierno, tal como es habitual, se tiraron los trastos a la cabeza; el por aquel entonces Presidente, José María Aznar, principal responsable del apoyo español a esa operación militar contra Irak, intentó colar la tesis de que el atentado había sido obra de un comando de ETA, e incluso instigó un procedimiento para que hubiera una condena desde el Consejo de Seguridad de la ONU señalando esta autoría, condena que efectivamente se llegó a realizar mediante la siguiente resolución:

Resolución 1530 de la ONU

Otros partidos políticos y medios de comunicación, entre ellos El País, se hicieron eco de esta tesis, y en su primera edición de la mañana reflejaban la hipotética responsabilidad de ETA en el atentado, algo que corrigieron unas horas más tarde.

Primera edición de la portada de El País el 12 de marzo de 2004, que luego fue modificada

Las elecciones generales estaban previstas tres días después, para el 14-M, y aunque la dirección del PP intentó maniobrar para que se retrasaran, éstas finalmente se celebraron en la fecha prevista. La realización de importantes concentraciones ante las sedes del PP en Madrid y otras ciudades castellanas, especialmente Segovia, Burgos y Valladolid, en las que IzCa estuvo presente, probablemente tuvieron alguna influencia en que tal cosa se produjera. En la comisión parlamentaria que se creó al efecto de investigar las circunstancias de los atentados del 11M y los hechos acontecidos en los días siguientes, incluyendo esas movilizaciones ante las sedes del PP, decenas de personas vinculadas al movimiento comunero fueron citadas a declarartal como se recogía en el Diario del Congreso de los Diputados. Finalmente el PSOE consiguió anular tal citaciónalgo que nos comunicaron como si constituyera un gran beneficio para nuestra organización; obviamente el beneficio era para ellos. Querían tener controlado el discurso que se pudiera hacer desde la izquierda en Sede parlamentaria.

El día 12 de marzo se produjo una movilización masiva en Madrid, también en otras ciudades de Castilla y del Estado. En Madrid participaron más de un millón de personas (un millón de verdad, no como los millones que, en un ejercicio puramente fantástico, se dice que participan en otras movilizaciones). Esta manifestación estaba encabezada por la jerarquía del Régimen, desde Felipe de Borbón como Príncipe heredero, el entonces Presidente del Gobierno José María Aznar, Zapatero como candidato a la presidencia por parte del PSOE, etc., pero su composición mayoritaria era de gente del pueblo, conmocionada por las muertes y muy molesta por la actitud de los políticos y de su instrumentalización de aquel atentado, pues era evidente que solo intentaban obtener beneficios electorales. Los responsables policiales informaron a la cabecera de esa manifestación que tenían que retirarse lo antes posible, ya que no podían garantizar su seguridad –excepto la de Felipe- dado que el ambiente se estaba caldeando por momentos. Al Príncipe lo retiraron organizadamente de la manifestación, mientras que el resto la abandonaron como pudieron y, como corresponde a su cobardía habitual –se vio de nuevo recientemente en Paiporta-, dejaron tirada en el suelo la pancarta a la que hasta ese momento iban agarrados para salir en las fotos.

Cabecera de la manifestación el 12 de marzo de 2004 en Madrid

Finalmente Zapatero ganó las elecciones generales, contra todos los pronósticos previos al 11-M, que daban como vencedor al PP, con Mariano Rajoy a la cabeza. Por aquel entonces, como vuelve a ocurrir ahora, los sondeos de la opinión pública -también las evidencias empíricas- mostraban a los partidos políticos institucionales como las estructuras más desacreditadas y negativas del Régimen.

En 2007 aparecen los primeros síntomas de lo que sería la crisis brutal que sacudió al mundo occidental, muy particularmente a Europa y al Estado español: la llamada crisis de las subprime, que tuvo su origen en el “empaquetamiento” y venta a la baja de las hipotecas que se habían concedido sin garantías, y por tanto, prácticamente con imposibilidad de devolución en los Estados Unidos, pero en general en todo el mundo capitalista. Esa crisis tuvo un impacto tremendo entre las clases trabajadoras; en el caso del Estado español, no solamente muchos/as se quedaron sin sus casas, sino que tuvieron que seguir pagando los créditos hipotecarios, a diferencia de los EEUU, donde se podía optar porque la entidad financiera que había facilitado el crédito se quedara con los bienes inmobiliarios y a cambio se liquidase el préstamo (la conocida “dación en pago”, por la que tanto se luchó aquí, sin lograrse). También esa crisis tuvo un importante impacto sobre las entidades financieras, pero estas fueron oportunamente rescatadas por los gobiernos con dinero público.

Cuando el Eje francoalemán todavía funcionaba…

Ese mismo 2007 Pedro Solbes, ministro de economía de Zapatero, vendió 4,3 millones de onzas de oro de las reservas del Banco de España, un 32% de las reservas totales, para «mejorar la rentabilidad de los activos»; hoy ese oro, por cuya venta se ingresaron 2.150 millones de euros, valdría unas cinco veces más: 10.744 millones de eurosZapatero y su Gobierno se empeñaron en negar las evidencias de que estábamos entrando en una profunda crisis. Seguían con el discurso de que la economía española era de las mejores del mundo y que habíamos entrado en la “Champions League”. 

El desempleo, con mínimos históricos en la primavera de 2007 con 1,76 millones de personas (un 7,95% de la población activa), registró máximos históricos en 2013, con más de 6.2 millones de parados (27,16%); el paro juvenil -desempleados menores de 25 años- ascendió al 57,2%. Desgraciadamente, la historia se repite en la actualidad; volvemos a ser los “mejores del mundo mundial”.

El Régimen de la II Restauración Borbónica sufría la crisis más grave desde su creación y el nivel de las movilizaciones sociales, especialmente en Madrid, era impresionante. Los últimos tiempos del Gobierno de Zapatero en su segunda legislatura fueron un auténtico calvario para éste, también para la gente del común por la derechización de su política, que en su primer mandato había tenido algunos aspectos positivos. El 20 de noviembre de 2011 se celebraron elecciones anticipadas, comicios que ganó el PP por mayoría absoluta. Previamente se había llevado adelante la reforma exprés del artículo 135 de la Constitución, que implicaba que el pago de la carga de la deuda era prioritario ante cualquier otro gasto, incluido sanidad, educación, etc. Esta reforma fue promovida por el Gobierno de Zapatero, aunque el PP la apoyó con auténtico entusiasmo.

El 15 de mayo de 2011 se inició el denominado movimiento 15-M, con acampadas simultáneas en diversas ciudades del Estado español, Madrid y Barcelona entre ellas, pero también en otras muchas localidades. El 15-M se presentó como un movimiento espontáneo, pero no fue tal. Desde el primer momento, las acampadas y las asambleas asociadas a ellas estaban dotadas con personas no conocidas previamente en los movimientos sociales de la época, pero con una cierta capacidad de dirigir, siempre que no hubiera una oposición de izquierdas cualificada para ello. Todo estaba desde el inicio estandarizado, hasta en su simbología; esto obviamente no se logra de forma espontánea en 24 horassino que exige una preparación previa. La idea que se trasladaba era que había que acabar con el bipartidismo, pero no se impugnaba globalmente al Régimen del 78 ni, por supuesto, a la Monarquía. Era bastante notorio que los inspiradores principales de ese movimiento trataban de abrir un espacio a nuevas fuerzas políticas, especialmente a Podemos, tal como se demostró en los meses siguientes.

Desde IzCa consideramos que, a pesar de sus contradicciones y limitaciones, había que participar en el 15-M porque rápidamente se convirtió en un movimiento de masas. Allí estuvimos impulsando la lucha ideológica, que fue bastante eficaz, al menos en los sitios en donde la realidad lo permitía. Nuestra presencia en el 15-M con posiciones diferenciadas y críticas con aquellos sectores que solo buscaban reprobar el bipartidismo del Régimen generó una gran beligerancia por parte del «staff» del 15-M hacia la militancia comunera, beligerancia que en algunos casos llegó a extremos demenciales, incluyendo por supuesto la colaboración con las fuerzas policiales. Nuestras posiciones solían obtener apoyos mayoritarios en las asambleas en las que estábamos presentes. No tardó mucho en debilitarse el movimiento, pero eso no impidió una gran maniobra para impulsar mediáticamente a Podemos para que se convirtiera en un “salvavidas del Régimen”. Nuestra posición sobre esto fue meridianamente clara desde el primer momento, lo que supuso que algunos sectores que inicialmente no la comprendían cuestionasen nuestra valoración, aunque con el paso del tiempo compartieron nuestros puntos de vista sobre el tema.

En 2012 surge la primera convocatoria Rodea el Congreso, fechada para el 25 de septiembre de ese año. El 15-M había perdido ya su fuerza como movimiento social y era necesario lanzar algo nuevo. En esta ocasión, las cosas fueron muy difíciles para los manipuladores, y las posiciones rupturistas en el movimiento 25-S fueron hegemónicas desde el principio. En este sentido, no es de extrañar qudoce años después se acabe de celebrar, y esté aún pendiente de sentencia, el juicio contra 21 personas acusadas de desórdenes públicos y atentado a la autoridad durante esa movilización del 25 de septiembre de 2012, con peticiones de 121 años de cárcel. La Coordinadora 25-S ahí sigue, obviamente no con la misma capacidad de convocatoria que hace una década, pero con la misma voluntad y con la disposición de retomar las movilizaciones tipo Rodea el Congreso cuando las circunstancias lo permitanPor supuesto, el movimiento 25-S se encontró desde sus inicios con una respuesta represiva, tanto policial, con cargas salvajes como se puede ver en los numerosos vídeos de las movilizaciones, como mediante procesamientos en la Audiencia Nacional contra las personas que consideraban que conformaban la dirección de la Coordinadora 25-S.

Finalmente el Juez Pedraz archivó la causa contra las personas encausadas por la organización del Rodea el Congreso

En paralelo al intento de lavarle la cara al Régimen con la incorporación de “nuevos partidos”, también se dio un intento de cambio en la propia monarquía mediante la abdicación forzada de Juan Carlos I el 18 de junio de 2014 (anunciada el 2 de junio) y la coronación de Felipe VI adía siguiente. Entre la fecha de anuncio de la abdicación y la jornada de coronación hubo movilizaciones muy amplias en ciudades de Castilla y del conjunto del Estado contra la monarquía y a favor de la República. La jornada de coronación de Felipe de Borbón en Madrid se produjo prácticamente en una situación de Estado de excepción, con una represión brutal contra los sectores sociales que pretendían denunciar ese proceso y con una más que destacable ausencia de gente arropando al nuevo rey Borbón. La Delegada del Gobierno responsable de tales atentados contra la democracia fue Cristina Cifuentes, de la que por cierto se conocería posteriormente su afición al hurto de cosméticos en centros comerciales de Madrid.

Lo que intentamos expresar a través de este editorial es que el Régimen tiene una cierta capacidad, aunque cada vez más limitada, de reinventarse a sí mismo. El cerebro principal de aquellas operaciones fue el ya fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba. Podríamos decir que en términos generales el Régimen utiliza al PSOE para construir la “paz social”, sin que ello impida que hayan sido los autores de importantísimos recortes sociales y políticos, llevados a cabo desde el inicio de la Transición (las reformas de Felipe Gonzálezla ampliación de la edad de jubilación durante la segunda legislatura de Zapatero, etc., sin olvidarnos del terrorismo de Estado llevado adelante, entre otros, a través de los GAL); mientras que el PP tiene la encomienda de llevar éstos y otros con absoluto descaro hacia adelante, como ocurrió con la Ley Mordaza o la Reforma Laboral. Hay que señalar que en estos últimos años hubo mayorías parlamentarias suficientes para derogar ambas leyes, pero en cuanto a la legislación laboral solo se hizo una reforma cosmética, y en cuanto a la legislación represivaespecialmente la Ley Mordaza, ni tan siquiera eso.

En estos 25 años, además de los movimientos contra la guerra y por la democratización, también se ha desarrollado un importante movimiento por la soberanía y la República en Cataluña, que fue severamente reprimido, y lo que es peor, en buena medida neutralizadoa pesar de ello, no está liquidado, y antes o después volverá a levantar el vueloya que las razones del crecimiento del movimiento soberanista en Cataluña corresponden a una realidad estructural a la que no se le han dado, ni se le darán en el marco de la Segunda Restauración Borbónica, auténticas soluciones.

Decenas de miles de personas se manifestaron en Madrid tras el anuncio de abdicación de Juan Carlos I

Comuner@s ha estado siempre apoyando las causas democráticas de los pueblos del Estado español. Con Euskal Herria y su movimiento popular, esto se hizo muy especialmente a través del impulso de la candidatura Iniciativa Internacionalista – La Solidaridad entre los Pueblos (II-SPa las Elecciones europeas en 2009, candidatura que Rubalcaba intentó dinamitar sin conseguirlo. Esta solidaridad conllevó una brutal criminalización hacia nuestra organización. De igual modo, también hemos apoyado al movimiento soberanista y republicano de Cataluña. Somos y seremos internacionalistas, sin pedir nada a cambio, pero sin renunciar a ninguno de nuestros principios como movimiento comunero de Castilla que somos. Algunos/as no fueron capaces de comprender esta cuestión.

La llegada al Gobierno de Pedro Sánchez mediante una moción de censura en 2018, que finalmente decantó a su favor gracias a los votos del PNV (el eterno muñidor), con el pleno apoyo de la UE -que aún entonces gozaba de mucho poder- así como del Partido Demócrata yanqui, tenía como objetivo principal la estabilización social y política del Estado español. La Península ibérica, con España y Portugal, tiene una importancia geoestratégica esencial para el imperialismo. Ciertamente el Gobierno de Sánchez, con la incorporación a su bloque parlamentario de otros apoyos, consiguió, al menos circunstancialmente, tal objetivo estabilizador. El movimiento soberanista y republicano catalán, como decíamos, ha perdido mucho fuelle, aunque las cuestiones de fondo para su existencia sigan intactasmientras, el movimiento popular de Euskal Herria se conduce por los caminos que reivindicaba ETA Político-Militar al inicio de la Transición: la mejora del Estatuto de Autonomía y algunas pocas cosas más; para ese viaje seguramente no hacían falta tantas y tan costosas alforjas.

La pandemia de Covid-19, que inicialmente según la portavocía del Gobierno no iba a afectar apenas al Estado español, reiterando esa visión fantástica que se puso de manifiesto en la crisis económica de 2008 sin la menor base racional, cayó como un castillo de naipes; España se convirtió en el país con una mayor tasa de letalidad debido al Covid en Europa. En nuestros primeros editoriales sobre el asunto, tan pronto como enero de 2020, ya analizábamos que las cosas ocurrirían en sus términos generales tal como sucedieronPara concluir tal cosa no había que tener más que un mínimo de realismo y de conocimientos epidemiológicos. El Régimen español utilizó la pandemia para llevar adelante un auténtico reseteo cultural, psicológico e ideológico de la población, muy especialmente de los sectores autoconsiderados progresistas, que, en una deriva solo explicable por el temor a perder el Gobierno y los espacios de poder que éste lleva asociados, ampararon las brutales y parafascistas medidas de recorte de las libertades. La Asamblea de Barrios y Pueblos de Madrid fue la única plataforma que no dejó de salir a la calle, y cuando se prohibían sus manifestaciones, éstas se realizaban en forma de “paseos”; esta experiencia se replicó en alguna otra ciudad castellana, como Valladolid.

Manifestación en Madrid contra la Monarquía y las miserias del sistema y por la República popular, convocada por la Asamblea de Barrios y Pueblos en el verano de 2020.

Desde hace al menos una década venimos reflexionando sobre cómo el imperialismo viene impulsando las guerras y su globalización, cosa que en los últimos tiempos se ha hecho más que evidente, aunque este proceso desgraciadamente no ha finalizado. La llegada del tándem Trump-Musk a la presidencia de EEUU no es para nada un buen augurio. Puede que algún proceso bélico se frene, al menos parcial y temporalmente, pero el proceso de globalización de las guerras no solo seguirá ahí, sino que se intensificará.

Las medidas anunciadas por Trump y las tomadas por Zelensky, aparte de los errores propios de la UE, no harán más que acrecentar el debilitamiento de ese proyecto. Esta cuestión a nosotros/as no nos entristece, al contrario, confirma nuestras valoraciones. Pero simultáneamente exige que se redoblen los esfuerzos para abandonar esa barcaza a la deriva y se exploren alternativas, tal como son los BRICS. Lo que sí parece claro es que la administración Trump tomará medidas arancelarias que impulsarán la guerra comercial, la guerra económica. El alcance de éstas dependerá del nivel de las subidas arancelarias y de las respuestas de los países afectados por ellas, que a estas alturas ya han anunciado que tomarán medidas de similar grado a las que tome la administración norteamericana. Es bueno recordar que la gran crisis de 1929, que precedió a la II Guerra Mundial, se agravó en buena medida por la subida de aranceles que supuso la Ley Hawley-Smoot de 1930.

Construir un relato propio y una agenda política propia son dos necesidades imprescindibles, pero no suficientes, para la victoria del movimiento popular. El Régimen del 78 y sus respectivos gobiernos han demostrado una vez tras otra su incapacidad para afrontar los graves problemas y crisis por las que se ha ido pasando a lo largo de estas décadas. Solo son eficaces en los terrenos de la manipulación mediática y de la represión pura y dura. Centran todos sus esfuerzos en la reproducción del Régimen del que viven. Todo el aparato político, mediático, sindical, etc. cobra oportunamente de éste a cambio de su adhesión inquebrantable. Pero la manipulación tiene sus limitaciones ante el avance de la realidad-real, y de nuevo los partidos políticos institucionales vuelven a ser considerados por la opinión pública como el principal problema de la sociedad. Desgraciadamente otros problemas también se expresan cada vez con una mayor contundencia: aunque nos cuentan que la inflación está plenamente controlada, los hogares de las clases populares tienen crecientes dificultades para llegar a fin de mes. La vivienda es un bien elemental inasequible para un amplísimo sector de la población, especialmente entre la juventud, y su uso se ha convertido en una cuestión puramente especulativa. La violencia sobre las mujeres no ha hecho más que aumentar en los últimos años, y desde las instituciones la línea real de acción, no la formal, la estimula; no hay más que ver los anuncios para alentar el consumo que se están utilizando en esta campaña navideña. Mientras el capitalismo imperialista sea hegemónico, será imposible llevar adelante verdaderos avances en los derechos de las mujeres.

El movimiento popular castellano fue el primero en levantarse -no solo políticamente, sino en armas- contra el proyecto de un primer capitalismo global, en su fase mercantil, impulsado por la Corte de Carlos V. La derrota de la Revolución comunera, llevada adelante en defensa de la soberanía de Castilla y contra la imposición de los Habsburgo, supuso la implantación de una dinastía extranjera que instrumentalizó toda la potencialidad de Castilla a favor del Imperio. A principios del siglo XVIII la llegada de los Borbón, una familia depravada y de deficientes mentales, no hizo sino empeorar las cosas. Aunque parezca difícil, la familia Borbón cada día se muestra más degenerada. Sin la expulsión definitiva e irreversible de esos parásitos de la Jefatura del Estado, Castilla y los otros pueblos no podrán avanzar. Denunciar y combatir el franquismo sólo es creíble si va acompañado de la reivindicación republicana y de la lucha contra la monarquía borbónica; fue precisamente para liquidar el proyecto de la II República para lo que se creó el franquismo.

Castilla tiene territorio, historia, cultura, tradición popular… y una ciudad como Madrid, que con todas sus contradicciones, es una de las referencias más importantes del Sur de Europa y del mundo iberoamericano. Ello tiene aspectos negativos, pero también un montón de aspectos positivos, que a su vez abren muchas posibilidades. En el ciclo histórico en el que hemos entrado, en el que casi nada está predeterminado, se abre una gran oportunidad para el avance del movimiento popular castellano y la reconstrucción de una Castilla comunera, solidaria e internacionalista.

Izquierda Castellana, 3 de enero de 2025.

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