
La frase que hemos elegido como título está escrita en una pared de la villa de Torrelobatón, donde las tropas comuneras estuvieron instaladas hasta que decidieron partir a Toro, siendo interceptadas por el ejército imperial en Villalar el 23 de abril de 1521. La frase es del mayor interés en estos momentos.
Nuestros análisis políticos se basan en la información obtenida en cada momento, esencialmente por la vía de una lectura amplia de diversos medios de comunicación que, teniendo un cierto nivel periodístico, responden a intereses y perspectivas muy diferentes, con frecuencia antagónicos. Obviamente antes de publicar tales análisis los pasamos por nuestro propio “corpus teórico”, desechando aquello que no nos parece creíble. No disponemos de una bola de cristal ni pretendemos ser una especie de adivinos/as del futuro; esa manera de “analizar” se corresponde puramente con planteamientos acientíficos e irracionales que por supuesto no compartimos.
El mundo está cambiando con bastante rapidez, y de manera simultánea lo hacen las posiciones de los diversos agentes con capacidad de condicionar el devenir de las cosas. Los análisis y conclusiones se ven condicionados en diferentes aspectos por la evolución de ambas cuestiones. Es una obligación principal de las organizaciones que pretendemos llevar adelante un proyecto realmente transformador en lo político, económico, social e ideológico estar muy atentas y estudiar a fondo, no solo las tendencias estratégicas, que varían menos, sino las tendencias tácticas, mucho más dinámicas y cambiantes ante las diferentes coyunturas.
En el Estado sionista hay una corriente, hasta ahora hegemónica, cuya pretensión es la construcción del Gran Estado de Israel por vía fundamentalmente militar. Aunque esos sectores no han perdido la hegemonía, se aprecian indicios importantes de que puede estar habiendo cambios. Desde hace tiempo, en algunos medios de comunicación, también israelíes (entre ellos destaca el diario Haaretz), se expresa una línea muy crítica hacia el Gobierno de Netanyahu y sus proyectos de construcción del Gran Israel y de la colonización de Gaza, Cisjordania y el sur del Líbano, entre otros.
Lo cierto es que la guerra en Oriente Próximo no va bien para el Estado de Israel. No están teniendo en absoluto los resultados esperados. En Gaza no han conseguido derrotar a Hamás ni recuperar a los rehenes, en Cisjordania tampoco han vencido a la resistencia antisionista y en el Sur del Líbano están teniendo gravísimas pérdidas entre sus filas, que no les queda más remedio que reconocer, al menos en parte. Esto no quiere decir en absoluto que vayan a detener su brutal genocidio hacia la población palestina. Hemos mencionado en diversas ocasiones que las guerras coloniales suelen llevar asociada una práctica genocida, y si estas guerras coloniales están alumbradas por el nazi-sionismo, aun más. Así, la llamada “Solución Final” se desarrolló cuando los nazis estaban, objetivamente, perdiendo la guerra.

En este contexto hay una cuestión de primera importancia, a nuestro entender: había un cierto consenso entre las grandes potencias y amplios sectores de la opinión pública hacia “la solución de los dos Estados”. La evolución militar del conflicto va asociada a un desgaste reputacional, y hoy la amplísima mayoría de la opinión pública internacional está en contra de la política genocida del Estado de Israel hasta el punto de que está afectando a la propia perspectiva de los dos Estados. El Estado sionista está consiguiendo algo -en el terreno político y mediático está ya muy claro- que parecía francamente difícil: que cada vez más gente comparta que el Estado de Israel, por su carácter criminal, se merece desaparecer en cualquier caso.
El miércoles 23 de octubre, unos días antes del bombardeo de Israel sobre Irán del sábado 26, una delegación del Kremlin se desplazó a Tel Aviv para entregar un mensaje directo de Putin al Gobierno de Netanyahu. Aunque no conocemos el contenido de tal mensaje, no es difícil imaginar que tuvo un efecto significativo en la “modulación” de ese ataque. También los líderes estadounidenses intentaron teóricamente moderar las características de tal ataque, en un ejercicio de pura hipocresía al haber reforzado su presencia militar en todos los terrenos para garantizar a Israel su potencialidad de defensa ante un contraataque de Irán (desde el establecimiento del sistema de antimisiles THAAD para reforzar la “Cúpula de Acero”, hasta el envío de portaaviones y navíos adicionales a la región, incluyendo el nuevo destructor establecido en la estratégica base de Rota).

El prestigio internacional de Rusia ha aumentado significativamente en el mundo y está alcanzando la capacidad de disuasión que tenía la URSS en los años 70 del pasado siglo. No solo por la gestión que están haciendo de la guerra que se desarrolla sobre territorio de Ucrania contra la carcasa político-militar de ese país y contra la OTAN, sino por los éxitos que están teniendo en otros escenarios, como la Cumbre de los BRICS+ en Kazán del 22 al 24 de octubre. Su potencialidad no solo no se ha visto debilitada por la política del imperialismo occidental, sino reforzada. Hay que recordar que la Unión Soviética contribuyó a la creación del Estado de Israel mediante el Plan de Partición de la ONU de 1947 (Resolución 181), y también que en él viven alrededor de dos millones de ciudadanos procedentes de la URSS, configurando una de las minorías más cohesionadas de la sociedad israelí. No hay que descartar, aunque tampoco tengamos evidencias claras en este sentido, que en la política israelí empiece a haber unos ciertos cambios porque en un sector del bloque dominante en ese Estado y del sionismo a nivel internacional se esté tomando conciencia de que por esta vía no solo no van a conseguir objetivos significativos, sino pérdidas tan importantes como la continuidad, tal y como hoy lo conocemos, del propio Estado de Israel.
Egipto ha planteado una tregua de dos días, en un proceso simultáneo a diez días de negociaciones intensas para tratar de conseguir que esa tregua sea indefinida. Egipto tampoco es un agente cualquiera en ese escenario. Así como considerábamos inviables los últimos intentos de tregua encabezados por los EEUU, en esta ocasión, a pesar del escepticismo de los comentaristas mediáticos, desde el punto de vista material no nos parece imposible, sin creer que la cuestión esté ni mucho menos hecha. Al Estado sionista de Israel le interesa objetivamente una tregua, y a los movimientos de resistencia seguramente tampoco les vendría mal. Si finalmente esta hipótesis, tomada con todas las precauciones, se materializase, creemos que sería una buena noticia para las posibilidades de paz y para el pueblo palestino. Veremos qué opinan las fuerzas de la resistencia, que son las que tienen la legitimidad para optar por unas u otras vías.
Pasando a otro tema, las informaciones procedentes de los propios EEUU, a través de dos de sus medios más cualificados (Wall Street Journal y New York Times), trasladan un empate técnico entre Kamala Harris y Trump, aunque con una tendencia ascendente para Trump y una tendencia de desgaste para Harris. Esta última ya no puede presentarse como la líder de un movimiento mínimamente progresista por la paz, y cada día aparece más claro, como se lo hacen ver sectores significativos en sus propios actos, que es una representante del “Partido de la Guerra”.
This is the response Kamala Harris should receive for the rest of her life for what she is doing to the people of Gaza.
This was at her Michigan rally today. pic.twitter.com/6pYJ6UIagO
— Polly Tickal (@BubblesToBurst) October 27, 2024
En el conflicto entre la República Popular de China y los sectores proimperialistas de Taiwán las cosas no se han movido; se consolida la firme posición de China y su ejército de no permitir ningún acercamiento más entre Taiwán y el proyecto imperialista global. En cuanto a la guerra en Ucrania, que se está cobrando un altísimo coste humano, las cosas parecen favorables al ejército ruso, por mucho que algunos medios occidentales aún se empeñen en no reconocerlo.
Para concluir, queríamos dedicar una última reflexión a lo que podría denominarse “Caso Errejón”. Parece ser que las formas depredadoras del que hasta hace unos días era portavoz político de la coalición “progresista y feminista” Sumar eran conocidas desde hace tiempo, y que fueron encubiertas dentro de su partido y en general dentro de su coalición. La pregunta que en rigor deberíamos hacernos entonces es por qué este tema ha salido a la luz pública ahora; en nuestra opinión hay falta de honestidad y una clara instrumentalización política. No se nos debe escapar que el Gobierno de coalición, a pesar de las continuas declaraciones de Pedro Sánchez sobre su continuidad hasta 2027 (dime de qué presumes y te diré de qué careces), está sufriendo diversas crisis internas y externas que le repercuten de forma significativa. No podemos saber hoy por hoy hasta cuándo durará este Gobierno, algo que depende fundamentalmente de la dignidad y moral política de quienes lo sostienen, pero todo tiene un límite y el Gobierno parece haberlo sobrepasado. En cualquier caso, su continuidad, o no, tampoco parece excesivamente relevante. Toda su política es hipócrita y antipopular, como será la de quienes aspiran a sustituirlo en el corto plazo. Hace tiempo que las cosas más significativas se deciden, en Bruselas o en Washington, porque el Estado español ha perdido en lo esencial su soberanía. Aquí solo se dirime la competencia sobre el reparto de lentejas, para lo que hay una significativa cantidad de demandantes que desde hace muchos años viven de la política institucional, con niveles socioeconómicos muy superiores a los que tendrían si vivieran de sus oficios.
En su carta de despedida, Errejón hacía una referencia a lo tóxico que es el ambiente que genera el neoliberalismo. Curiosamente nadie ha querido entrar en esa cuestión. Se pretende hacer creer que el caso de Errejón es excepcional, a sabiendas de que es un comportamiento generalizado entre quienes viven en un ambiente de impunidad, como ocurre de forma más exagerada aún entre la familia Borbón. El Régimen del 78 está cada vez más degradado y es cada vez más corrupto. No se trata de sacar las manzanas podridas del cesto, pues es el cesto el que está totalmente podrido. No hay otra alternativa que conseguir la destitución del Régimen del 78 y poner en marcha un proceso constituyente republicano.
Izquierda Castellana, 28 de octubre de 2024