¡Rusia no puede ganar e Israel no puede perder! Algunas consideraciones sobre las últimas elecciones en Europa.

Comparte este artículo:

Las últimas elecciones acontecidas en Europa (en el Reino Unido y Francia) tienen un especial significado en la medida en que están incrustadas en el proceso de avance hacia la guerra global. Vamos a analizarlas con rigor, así como abordar sus consecuencias en ese proceso, donde dos de los principales objetivos para el imperialismo son que Rusia no gane y que Israel no pierda.

La guerra, tal como decía el militar prusiano Carl Von Clausewitz y hemos reiterado en numerosos editoriales, no es sino la continuación de la política por otros medios. Circunstancialmente el imperialismo estadounidense y el europeo pretenden velar los aspectos más cruentos del conflicto en marcha, porque esa imagen les está perjudicando en su reputación, para centrarse en sus aspectos más políticos. Está claro que el desarrollo de la guerra en Oriente Medio les está desacreditando especialmente, por la crueldad con que se desarrolla; y que lo que acontece en Europa Oriental, aunque mediáticamente está mucho más controlado, tampoco les resulta de gran utilidad en estos momentos por la apariencia de que la victoria, al menos circunstancialmente, está en manos rusas. Aunque de momento no hay -o al menos no vemos- indicios concluyentes en el sentido de impulsar una tregua general en los principales conflictos militares, sí que asoman tímidamente algunos elementos y, por tanto, no hay que descartar esa posibilidad de manera absoluta; en cualquier caso, ésta no sería más que eso, una tregua que les permitiese mejorar sus condiciones para encarar la guerra global en la que se han metido, y en la que no les va especialmente bien. Y esto lo decimos por las siguientes razones: el imperialismo está atravesando una crisis económica tan aguda y grave que no puede salir de ella por medios ordinarios; y, por otro lado, ven resquebrajarse lo que podríamos llamar elementos superestructurales de dominación. La guerra global, por tanto, no es un problema de “deseo”, sino la única opción que les queda.

El resultado de las elecciones en el Reino Unido, e incluso en el Estado francés, benefician esa expectativa claramente, sobre todo en el primer caso. Los partidos que han ganado las elecciones en ambos países han hecho especial hincapié en lo imprescindible de alcanzar una tregua en Oriente Medio, quizás como primer paso para sondear esa posibilidad de tregua global. Por otro lado, la iniciativa para impulsar la tregua entre Ucrania y Rusia por parte del Primer Ministro de Hungría, V. Orbán, que actualmente ocupa la presidencia de la UE, es también del mayor interés. Orbán ha visitado al presidente ucraniano para hacerle esa propuesta, con respuesta negativa por parte de Zelensky; posteriormente ha acudido a Rusia y a China a entrevistarse con Putin y Xi Jinping. Desde luego, parece que se lo está trabajando con audacia y seriedad.

Quizá el mayor problema que tiene ahora mismo el mundo imperialista es el relativo a sus dificultades para la dirección política, militar, ideológica y cultural de su bloque. Tal y como se está desarrollando el proceso electoral en los EEUU, cuyo impacto es capital y cuya evolución seguiremos abordando en próximos editoriales, no parece que ese déficit pueda resolverse fácilmente; por el contrario, el avance en el proceso electoral está creando nuevas contradicciones y poniendo de manifiesto las debilidades estructurales estadounidenses. No hay que excluir que el imperialismo se vea obligado a asumir la necesidad de una dirección más coral de la que ha tenido en los últimos tiempos, más parecida a la que hubo durante la IIª Guerra Mundial. Los resultados electorales en Reino Unido pueden beneficiar ese proceso.

Sobre el Reino Unido

Vayamos con un análisis un poco más pormenorizado de las elecciones británicas, Estado que desde hace menos de un siglo ocupa el segundo nivel de hegemonía -anteriormente fue el primero- dentro del bloque imperialista anglosajón, y que sigue manteniendo sus hechuras.

Achacar la derrota del Partido Conservador al Brexit es una tremenda estupidez, pero también una muestra de la incapacidad para analizar con un mínimo rigor la realidad sociopolítica. En ese sentido, es cada vez más tragicómico leer a los analistas de los medios de comunicación españoles. Desde nuestros editoriales defendimos en su día que el Brexit se impondría y que era un proceso que abría expectativas importantes para la burguesía británica, la verdadera impulsora de la operación. Si el Reino Unido hubiera permanecido en la Unión Europea, su situación sería más precaria que la actual, y para concluir tal cosa no hay más que ver los ejemplos de Alemania, Países Bajos y otros. El Partido Laborista no planteó ninguna vuelta atrás en la cuestión del Brexit, lo que es muy sintomático. Mientras, el partido “Reformar el Reino Unido” de Nigel Farage, uno de los principales promotores del Brexit, ha obtenido en estas últimas elecciones 4.114.287 votos (un 14,3%).

En rojo, los escaños obtenidos por el Partido Laborista; en azul, los conseguidos por el Partido Conservador

El Partido Laborista ha ganado en número de escaños de una forma muy ostentosa (412 de 650), lo que se ha presentado a través de los medios españoles como un espectacular triunfo político electoral del laborismo. Pero las cosas no han sido realmente así. El Partido Laborista ha ganado las elecciones de 2024 con menos votos que los que obtuvieron con J. Corbyn en los dos comicios anteriores (9.731.363 en 2024 frente a 10.269.051 en 2019 y 12.878.460 en 2017) debido al incremento de la abstención, que alcanzó un 40%. El Partido Laborista obtuvo el 33,7% de los votos, pero el sistema electoral británico, que probablemente y pese a todo no es de los peores de Europa, adjudica el escaño del distrito correspondiente al candidato/a que obtiene más votos en primera y única vuelta. Da sana envidia que toda la cuestión del cambio de Gobierno lo resolvieran en doce horas sin el menor problema, a pesar de que la suma de los votos del Partido Conservador (6.827.112) y los de “Reformar el Reino Unido” (4.114.287) arrojasen un total de 10.941.399, una cifra sensiblemente superior al número de votos cosechados por el Partido Laborista (9.731.363). El Primer Ministro saliente admitió sin ambages que había perdido las elecciones y el líder del Partido Laborista fue nombrado por el Jefe del Estado como nuevo Primer Ministro, y éste a su vez presentó en Downing Street a su nuevo Gobierno. “Exactamente igual” que aquí.

Comparativa de la tendencia de voto en las elecciones británicas (2019-2024)

Pero vayamos con algunos detalles. David Lammy, el Ministro de Exteriores entrante, artífice del lema “progresismo realista” -la filosofía que inspirará al nuevo Gobierno Laborista-, es un político de larga data con una permanencia de varios años en los Estados Unidos de la mano de Obama, con quien por lo visto le une una estrecha amistad. Después de los importantes incidentes que ocurrieron en Londres y otras ciudades británicas en el verano de 2011, y que se saldaron con cinco muertos a manos de la policía, Lammy achacó durante un discurso parlamentario el “comportamiento violento” de los jóvenes manifestantes a la penalización de la violencia intrafamiliar como método de educación tradicional en el Reino Unido. Es decir, parece ser que es partidario de estas “fórmulas educativas”.

David Lammy, nuevo Ministro de Exteriores del Reino Unido

La proporción de votos de Keir Starmer en su propio distrito del Norte de Londres se redujo en 12 puntos en comparación con 2019, castigo que se achaca a su posicionamiento prosionista. La postura sobre el genocidio contra el pueblo palestino afectó de forma significativa a otros candidatos del Partido Laborista en varios distritos. Uno de los que se daba por asegurado, y sobre el que había previsión de que formase parte del Gobierno, Jonathan Ashworth, perdió las elecciones en el Sur de Leicester frente a Shockat Adam, un independiente propalestino.

Como decíamos, el Reino Unido tiene un importante protagonismo como Estado clave del imperialismo occidental; conserva la memoria histórica de tal situación, la experiencia y estructuras como el Ejército o el Servicio de Inteligencia que, aunque deterioradas, se pueden revitalizar. En la Cumbre de la OTAN en Washington que comienza el martes 9 de julio, posiblemente se reforzará de manera significativa el peso del Reino Unido; el país parece llamado a jugar un papel principal en el impulso y la dirección del bloque imperialista occidental, especialmente en lo que se refiere al “espacio anglosajón”, en la medida en que los EEUU demuestran serias dificultades para articular una dirección estratégica, enérgica y con suficiente “inteligencia”.

No hay que olvidar que el Reino Unido sigue teniendo una influencia significativa sobre los países de la Commonwealth y que el rey Carlos III sigue siendo el Jefe de Estado en 14 de ellos; por ejemplo, de Australia, donde cabe señalar que Londres jugó un papel importante para la puesta en libertad de Julian Assange, mediando entre EEUU y el país oceánico. Tampoco hay que pasar por alto que hasta hace no mucho tiempo los británicos tenían jurisdicción sobre el territorio chino de Hong Kong, donde seguramente aún conservarán núcleos operativos. En la perspectiva de que finalmente el conflicto entre Occidente y China se convierta en el más importante de todos los existentes, la experiencia británica en ese terreno tiene una especial trascendencia.

A la gobernanza española se le debería caer la cara de vergüenza al comparar la influencia en el panorama internacional del Reino Unido y la suya propia. En el Reino Unido, la Revolución Inglesa del siglo XVIII dirigida por Oliver Cromwell supuso la proclamación de la República una vez decapitado Carlos I en 1649, en un movimiento -la Mancomunidad- con algunas similitudes respecto a la Revolución comunera desarrollada 130 años antes, pero con un desenlace mucho más interesante para los pueblos británicos. Y aunque la monarquía fue finalmente reinstaurada, se hizo mediante un pacto que explicitaba que la Jefatura del Estado quedaría subordinada al poder civil en todos los terrenos. Aquí pretenden hacer creer que la situación es análoga, pero es obvio que no es así. La desgraciada derrota de la Revolución comunera en el siglo XVI supuso la entrada de una monarquía extranjera para dirigir los destinos de los pueblos hispánicos, lo que significó un auténtico desastre para Castilla, pero la llegada al poder a principios del siglo XVIII de la dinastía borbónica fue catastrófica para todos los pueblos del Estado español. Y ahí seguimos: mientras los Borbón tengan el derecho permanente de ocupación de la Jefatura del Estado, ninguno de los pueblos, empezando por Castilla, podrá normalizar sus potencialidades. Para recuperar la soberanía y el peso específico de nuestros pueblos en el escenario internacional no hay otra vía que la República.

Ejecución de Carlos I en 1649

Sobre Francia

En relación con Francia, la lectura de que ha ganado la izquierda y se ha frenado al fascismo resulta en apariencia bonita, pero no es precisa. Es evidente que muchos/as franceses/as fueron a votar con esa intencionalidad, lo que explica el ascenso del Nuevo Frente Popular, pero los auténticos ganadores de las últimas elecciones en Francia son los “atlantistas”, los partidarios de mantener -y reforzar- la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania. Por desgracia, la única fuerza que defendía lo contrario era el Reagrupament National, lo que por supuesto no convierte en deseable que hubieran ganado las elecciones, todo lo contrario. Sin embargo, hacerse falsas ilusiones de que el resultado es un triunfo para las clases populares no deja de ser una auténtica ingenuidad.

En Francia se ha creado una situación de muy difícil gobernabilidad. Aunque la V República es un Régimen principalmente presidencialista, necesita un Gobierno que obtenga mayoría parlamentaria, lo que ahora no parece nada fácil de conseguir ni en el corto ni en el medio plazo. Es bastante posible que veamos cómo los partidarios de Macron proponen algún tipo de alianza parlamentaria con sectores del Nuevo Frente Popular, excluyendo a otros, lo que generará decepción en sectores que actualmente entusiasmados con el “triunfo sobre el fascismo”.

Nueva composición de la Asamblea Nacional francesa
Resultados electorales por circunscripción en las elecciones francesas del 7 de julio

Francia, en contra del pensamiento de algunos sectores del progresismo español, hace mucho tiempo que dejó de ser una referencia para la lucha antiimperialista y popular. Durante la guerra antifascista en el Estado español, el Frente Popular francés abandonó a su suerte a la República después de unas primeras ayudas simbólicas, es decir, al albur de la alianza nazifascista hegemónica en Europa. Posteriormente Francia fue derrotada y ocupada por los ejércitos alemanes, excepto la zona bajo jurisdicción del Régimen de Vichy, gobernado por el Mariscal Pétain y que tenía que seguir estrictamente las directrices del III Reich. Hicieron todo lo que pudieron para perjudicar al movimiento republicano español y colaborar después en su represión. La resistencia antifascista en Francia estuvo en buena medida basada en el exilio republicano, cosa que a los franceses les costó mucho reconocer, y que aún hoy no terminan de hacer por completo. Los pueblos del Estado español no tienen nada que envidiar a la lucha antifascista en Francia o en otros lugares. Muy al contrario, la resistencia de Madrid ante el fascismo y su principal consigna, el “No pasarán”, siguen siendo una auténtica referencia global. Sin embargo, a pesar de esas carencias durante la II Guerra Mundial, Francia contaba con territorios estratégicos en el Norte de África y en ‘Ultramar’, y al bloque de países occidentales vencedores les interesaba tener un aliado que, aunque era más bien virtual en cuanto a sus capacidades reales, aportaba otras utilidades. Eso explica que Francia sea uno de los miembros permanentes y con derecho a veto del Consejo de Seguridad de la ONU, junto a China, EEUU, Rusia -heredado de la URSS- y Reino Unido.

Izquierda Castellana, a 9 de julio de 2024

Comparte este artículo: