
Unos trabajos de contrainteligencia de agentes del servicio secreto ucraniano han originado el debate
Soldados de una rotación ucraniana forman para comer en la Academia de Infantería de Toledo, el pasado 31 de agosto. / /
La misión EUMAM-UA de formación de soldados ucranianos para la defensa de su país superó en mayo los 4.000 efectivos ya instruidos en España, y ha provocado reiterados mensajes de agradecimiento de las autoridades de Ucrania, pero el engranaje funciona no sin crujidos. Unos trabajos de contrainteligencia de agentes del servicio secreto ucraniano en el país han causado fricciones entre la jefatura de las Fuerzas Armadas y el mando político de Defensa, confirman a El Periódico de Catalunya, del mismo grupo editorial que este diario, fuentes del departamento que dirige la ministra Margarita Robles.
Un momento de tensión tuvo lugar el pasado mes de enero, en el apogeo de EUMAM-UA, cuando un oficial del SBU se salió de su base en Toledo, sin documentación para circular por España y en labores no autorizadas, como buscar información acerca de ciudadanos con nacionalidad española influidos o comprometidos con el Kremlin.
Pesquisas en Madrid
El agente que se salió de su acuartelamiento en la Academia de Infantería de Toledo viajó a Madrid en la primera semana de enero, según fuentes militares. Su objetivo era obtener datos acerca de activistas y entidades prorrusas que promueven o participan en eventos como charlas en clubes o la Marcha del Regimiento Inmortal, que cada primavera conmemora en la calle la victoria soviética sobre los nazis en la II Guerra Mundial.
La colaboración entre los servicios de inteligencia de España y Ucrania ya estaba en marcha antes de que, el pasado 28 de mayo y en la Moncloa, los presidentes Sánchez y Zelenski firmaran el acuerdo de defensa entre los dos países. En uno de los puntos principales del acuerdo queda escrito un pacto de cooperación en materia de inteligencia y contrainteligencia, pero en la práctica se comparte información desde hace más de dos años, según fuentes de la Seguridad del Estado.
España ha paliado su falta de información sobre el área noreste de Europa -acuciante con el inicio de la guerra- con una antena estable del CNI en Ucrania. A su vez, Kiev envía agentes suyos de inteligencia a España con conocimiento del Estado. Un flujo de otro tipo se hizo más frecuente desde el comienzo de la misión EUMAM-UA, en diciembre de 2022.
Se trata de oficiales del ucraniano Servicio de Seguridad (SBU), que depende del presidente Zelensky y es la principal agencia de espionaje del país. Su director, Vasyl Vasyliovych Maliuk, es un objetivo prioritario para Moscú.
Sin sello en el pasaporte
Los agentes del SBU que viajan con los contingentes ucranianos llegan uniformados como los demás, en vuelos “base a base”. O sea, parten de un aeródromo militar en Polonia y aterrizan en Torrejón, Zaragoza o Rota. Como el vuelo es íntegramente militar y el pasaje va a permanecer acuartelado durante su curso, los soldados no pasan control de pasaporte ni sellan visados. Tampoco lo pasan los agentes de inteligencia que los flanquean, que estarán con los soldados durante toda su estancia en España y se irán con ellos al término del curso.
Ya han tenido lugar al menos 17 de estos vuelos desde el otoño pasado, fletados por las Fuerzas Armadas españolas y muchos con pasaje numeroso: uno con 195 personas de regreso a Ucrania, el pasado 17 de mayo; u otro de llegada el 16 de diciembre con 201 nuevos alumnos para seguir un módulo de Basic Recruit, o formación básica para el combate.
En estos traslados pueden coincidir con la tropa rasa integrantes de unidades más especializadas. Cuarenta de ellos llegaron el 8 de enero pasado para aprender el manejo de las baterías antiaéreas de misiles Hawk, y se fueron el 5 de febrero. Entre los últimos vuelos, el pasado 1 de junio trajo uno una nueva rotación de 200 militares que recibirán enseñanza operativa básica.
Las fuentes consultadas creen que Ucrania despliega estos agentes del SBU para dar seguridad, y también vigilar, a sus tropas. Esa labor abarca no solo evitar que algún recluta incurra en mal comportamiento, se pelee, se emborrache o se vaya de la base, también consiste en prevenir sabotajes contra el contingente. Fue en el marco de la evaluación de esa amenaza que el agente detectado moviéndose por Madrid trataba de obtener información sobre la influencia rusa en España… que afecta también a ciudadanos españoles.
Intérpretes
Este caso no ha sido el único chirrido en el engranaje. También ha habido discusiones en Defensa sobre un detalle no menor de seguridad: el filtrado de seguridad de los intérpretes que traducen a los reclutas las enseñanzas que les dan los militares españoles, y que trabajan en un servicio externalizado que se cubre por contrata.
En el programa de enseñanza hay numerosas materias que implican la explicación del manejo de explosivos, su desactivación o su uso. Es un conocimiento que puede resultar peligroso si queda fuera de control cuando acabe la guerra.
Un informe militar interno alertó al mando político de Defensa sobre este riesgo, confirman fuentes del Ejército. Extremar medidas de seguridad sobre la selección de intérpretes, aseguran fuentes del Ministerio, fue una de las razones que llevó al ministerio a cambiar el anterior contrato el pasado verano, hoy en manos de Eulen y valorado en siete millones de euros.
Esas mismas fuentes aseguran que ahora “todos los intérpretes están perfectamente evaluados y controlados, en las condiciones de máxima seguridad”, y el clima en la misión EUMAM es «de una gran cordialidad».