Rostro pálido habla con lengua de víbora

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En algunas películas sobre la conquista del Oeste de Norteamérica, esto es, sobre la guerra que los yanquis, sus ejércitos y sus colonos le impusieron a la población indígena -los indios, que se decía- con la finalidad de robar sus tierras y recursos en general, se reflejaba frecuentemente cómo los jefes militares yanquis rompían los acuerdos previamente pactados con las diversas comunidades nativas en base a los argumentos más peregrinos, o sin argumento alguno. Así se gestó el proceso de genocidio y colonización llevado a cabo en ese territorio por los fundadores de los EEUU. Los responsables del aparato político-militar de este país tienen absolutamente interiorizada esa metodología de funcionamiento, y la aplican profusamente en la actualidad.

En el caso de la guerra de la OTAN contra Rusia que se desarrolla en Ucrania, fue justamente ese el proceso que condujo a la guerra abierta de febrero de 2022, con la implicación además de la UE, lo que por cierto la está llevando a un debilitamiento extremo, y de seguir las cosas así, seguramente hacia su implosión; lo que los dirigentes de la UE y la OTAN preveían para Rusia les está ocurriendo a ellos, y la línea impuesta por los EEUU a la Unión Europea en ese conflicto es en buena medida la responsable de la actual situación de deterioro de esta última alianza económico-política.

EEUU y los países que tienen auténtico peso en la dirección de la OTAN fueron rompiendo todos los compromisos adquiridos con los dirigentes de la URSS en los últimos momentos de su existencia, y después con el Estado ruso que, desde el punto de vista del derecho internacional, era heredero de la Unión Soviética. El principal de estos compromisos era que la OTAN no se extendiera hacia lo que habían sido las fronteras de la URSS, incluyendo la posibilidad de que una Alemania unificada se declarase neutral. Hay que recordar que la República Democrática Alemana (RDA), la Alemania socialista, pertenecía al Pacto de Varsovia, disuelto voluntariamente en 1991. Actualmente todos los líderes que fueron testigos de aquellos hechos admiten la existencia de tales acuerdos, desde Bill Clinton hasta Angela Merkel.

Asistimos al impulso hacia la guerra global en el tercer escenario clave para la conformación de ésta, el Mar de China, especialmente por la actividad de los EEUU y sus aliados en la zona: el actual Gobierno de Taiwán y Filipinas.

EEUU, con el establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular de China el 1 de enero de 1979, adquirió una serie de compromisos que reproducimos a continuación, extraídos del comunicado conjunto entre China y los EEUU que puede leerse íntegramente en este enlace.

1. En el comunicado conjunto, publicado por los gobiernos de la República Popular China y de los Estados Unidos de América, en el momento de establecer relaciones diplomáticas el 1º de enero de 1979, los Estados Unidos de América reconoció que el gobierno de la República Popular es el único gobierno legal de China, reconoció la posición de China consistente en que hay una sola China y Taiwan forma parte de China. Dentro de este marco, ambas partes estuvieron de acuerdo con que el pueblo norteamericano y el pueblo taiwanés continuarían manteniendo relaciones no gubernamentales en el terreno cultural, comercial, etc. Sobre esta base China y los Estados Unidos normalizaron sus relaciones interestatales.

(…)

3. El respeto mutuo de la soberanía y la integridad territorial y la no intervención en los asuntos internos son principios básicos que orientan las relaciones sino-norteamericanas. En el Comunicado Conjunto de Shanghai del 28 de febrero de 1972, se quedaron consolidados estos principios. En el comunicado del establecimiento de relaciones diplomáticas que entró en vigor el 1º de enero de 1979, fueron ratificados. Ambas partes enfatizaron que estos principios seguirían siendo la base que sostendría las relaciones entre ambas partes en todos los aspectos.

4. El gobierno chino reitera que el problema de Taiwan es un asunto interno de China. (…)”

En abril de 1979 es promulgada la Ley de Relaciones con Taiwán. Se trata de una ley del Congreso de los EEUU que define las relaciones (de carácter no diplomático) entre los EEUU y la República de China (Taiwán). Su objetivo es cubrir el vacío que se produjo por parte de los EEUU hacia la República de China, además de explicitar el gran interés que seguían manteniendo por ese territorio insular de lengua y cultura china. La Ley fue aprobada por ambas Cámaras del Congreso de los EEUU y firmada por el presidente Jimmy Carter en 1979, tras la ruptura de relaciones entre EEUU y la República de China (Taiwán).

El Congreso rechazó el borrador propuesto por el Departamento de Estado y lo reemplazó por un lenguaje que ha permanecido vigente desde 1979. En esta ley se define el término Taiwán para incluir, según lo requiera el contexto, la isla de Taiwán (la isla principal) y la de los Pescadores (Penghu). Las otras islas o archipiélagos bajo el control de la República de China (Taiwán) -Kinmen, Matsu, etc.- quedaban fuera de la definición de lo que es Taiwán, según el Gobierno estadounidense.

Vista de la ciudad de Xiamen, China continental, desde la isla de Kinmen (bajo control taiwanés).

El 1 de octubre de 1949, después de la victoria en la guerra civil de las tropas del Ejército Popular Chino, dirigidas por el Partido Comunista, se proclama la República Popular China en Pekín. A partir del 7 de diciembre de 1949, alrededor de dos millones de chinos vinculados al Kuomintang (KMT) se retiran de la China continental refugiándose en Taiwán. Éstas, encabezadas por Chiang Khai-shek, consideran que tienen la legitimidad histórica sobre el conjunto de China, insular y continental, y mantienen el nombre de República China. El Kuomintang siempre consideró, y lo sigue haciendo, que hay una sola China, que ellos son sus legítimos representantes y que la reunificación debe hacerse sobre sus criterios ideológicos, políticos y económicos. En ningún momento plantearon la independencia territorial.

Taiwán es sin duda alguna parte de la nación china, compartiendo la misma lengua, la misma cultura y una historia en lo esencial en común. En este caso no es aplicable el derecho de autodeterminación, de la misma forma que no lo es en el territorio de Gibraltar.

La toma de posesión el pasado lunes del nuevo presidente de Taiwán, Lai Ching-te, conocido como William Lai, ha sido toda una declaración de intenciones en la confrontación con la política de la República Popular China. Durante su toma de posesión, William Lai realizó un discurso en clave secesionista a sabiendas de que la cuestión de la integridad territorial es para China un casus belli, algo reiterado en numerosas ocasiones desde Pekín. Esa intervención ha sido el desencadenante de las maniobras militares en las que están participando diversas fuerzas marítimas, terrestres y aéreas del Ejército Popular de Liberación (EPL) chino. Sería bueno que en Taiwán aprendieran de la experiencia ucraniana: los EEUU intentan hacer sus guerras siempre a través de intermediarios para que sus consecuencias les salpiquen lo menos posible.

Protesta en el parlamento taiwanés

Algunos medios han hecho consideraciones apuntando a que estas maniobras son el preinicio de la invasión de Taiwán. En nuestra opinión, esto se corresponde más bien con una demostración de la seriedad con la que la República Popular de China se toma la cuestión taiwanesa. Ahora bien, si hay pasos concretos con el apoyo de EEUU, Reino Unido y otros países hacia la separación de Taiwán de la China continental, es seguro que esa invasión se acabará produciendo, pero aún hay, esperemos, un trayecto importante que recorrer hasta llegar a ese punto. Sería conveniente que no siguiera habiendo actitudes de aventurerismo y provocación que conviertan ese escenario en otro foco de guerra en el mundo, pues ello conduciría de forma casi inmediata a la globalización de la guerra, al sumarse a los otros dos espacios geográficos en los que ésta ya se encuentra en marcha: Oriente Medio y Europa del Este.

El ejemplo de todo el proceso anterior a la intervención de Rusia en Ucrania, después de reiterados avisos de que era inadmisible que la OTAN avanzara más hacia sus fronteras, debería ser una enseñanza a tener muy en cuenta. China tiene mucha paciencia, pero llegados al límite, actúan con toda contundencia.

Agresión china. ¿¡Cómo se atreven a poner su país tan cerca de esas bases militares estadounidenses!?

Apoyamos la integridad territorial de la República Popular China, conscientes de que su intento de desmembración está intrínsecamente vinculado a la expansión del proyecto imperialista, de la misma forma en que lo está el intento de desmembramiento de Rusia, o que lo estuvo en su día la disolución de la República Federal Socialista de Yugoslavia. Somos soberanistas castellanos, pretendemos dar continuidad a la revolución comunera de 1520-22 que fue circunstancialmente derrotada por el imperialismo de la época, pero eso no nos lleva a analizar los conflictos en el mundo bajo el prisma de que cualquier movimiento separatista tiene por principio la razón. Para nosotros/as es fundamental comprender cuáles son los intereses socioeconómicos detrás de cada proceso en concreto. Taiwán, como ya hemos dicho, no es una entidad nacional con derecho a la soberanía y la autodeterminación, sino una parte de la nación China, y sus intentos de separación corresponden a los intereses del imperialismo global.

Desde hace años venimos denunciando en nuestros editoriales, en base a una reflexión rigurosa, que el imperialismo, especialmente el angloamericano, conducen al mundo hacia la IIIª Guerra Mundial, al concebirla como la única herramienta que les puede sacar de su crisis profunda y estructural. No nos alegramos, sino todo lo contrario, cuando los acontecimientos van apuntalando la certeza de esa hipótesis. Como siempre decimos, la guerra es una desgracia para los pueblos que la sufren, incluyendo aquellos que obtienen la victoria. Y como también hemos dicho reiteradamente, intentamos hacer todo lo posible para frenar el avance hacia la guerra global, pero de no ser esto posible, entendemos que nuestra tarea principal como revolucionarios/as es que el imperialismo y el neofascismo resulten derrotados en ese proceso. En el conflicto político-militar contra el imperialismo, el sionismo cobra cada vez un mayor protagonismo. Quizás alguna gente aún pueda estar sorprendida ante la plena alineación del sionismo con el neofascismo, pero son fenómenos procedentes de la misma semilla.

Queremos hacer unos breves comentarios sobre la cuestión palestina. En primer lugar, sobre el anunciado reconocimiento por parte del Gobierno español del Estado Palestino para el día 28 de mayo. Tenemos plena desconfianza hacia Pedro Sánchez y estamos convencidos/as de que ese anuncio está condicionado por intereses electoralistas (el 80% de la población en el Estado español tiene simpatías de larga data por el pueblo palestino), pero las razones del Presidente, sean más o menos deshonestas, no afectan a la relevancia y valoración general del hecho. Parece importante señalar que ese proceso al menos tendría que hacerse al estilo irlandés, reconociendo al Estado palestino en las fronteras de 1967, y no en las insultantes condiciones de los Acuerdos de Oslo. Esperamos que esa posición vaya acompañada de medidas concretas que permitan aliviar el sufrimiento del pueblo palestino; ayuda directa sobre el terreno con recursos materiales y humanos, acogida en hospitales españoles de personas que no pueden conseguir tratamiento en los arrasados centros médicos gazatíes; colaboración para la reconstrucción del sistema educativo palestino, etc.

El viernes 24 se hizo pública la posición de la Corte Internacional de Justicia de la Haya, a demanda de Sudáfrica, sobre la interrupción de la actividad militar en en Gaza por parte del Ejército sionista. El Gobierno de Israel ya ha informado, y así lo hace en la práctica, que no atenderá a tal resolución. Esta tendrá que ser inmediatamente ratificada por el Consejo de Seguridad de la ONU y cuentan con que los EEUU vetará en este organismo cualquier resolución favorable a la decisión del Tribunal Internacional. El imperialismo está atravesando una merecidísima crisis reputacional y un hecho como el señalado llevará al extremo tal cuestión. Desde los pueblos del mundo no podemos lavarnos las manos ni tener una actitud tibia ante estas brutales agresiones.

Por último, es destacable cómo el imperialismo y particularmente la OTAN no dejan de presionar a los países de la antigua Unión Soviética en Europa o Asia que tratan de decidir sobre su política exterior en relación con la UE y Rusia de forma autónoma. El caso de Georgia es escandaloso: las instituciones del país caucásico han decidido aprobar una ley contra la injerencia extranjera según la cual todas las “ONGs” tienen que identificar la procedencia de su financiación, algo que debería existir en todos los Estados que se declaran soberanos y democráticos. Las presiones que está recibiendo ese gobierno por parte de las potencias occidentales van más allá de lo aceptable y son una intromisión burda en los asuntos internos del país.

Izquierda Castellana, a 26 de mayo de 2024

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