La celebración de Villalar 2024 se enmarca en una situación de muy alta conflictividad en el plano global, europeo, estatal y autonómico, aunque en este último caso, en cuanto a lo que se refiere a Vox, se corresponde más a una performance que a un conflicto real. Muy diferente es todo lo relacionado con la movilización de agricultores/as y ganaderos/as, así como de otros movimientos en defensa de la tierra contra la minería a cielo abierto, la colonización de los aerogeneradores y las plantas fotovoltaicas, etc.
En el plano europeo, nos encontramos con un importante rechazo que se ha expresado intensa y extensamente durante los últimos meses por parte del sector primario en el conjunto del continente, en buena medida por la puesta al servicio de la guerra y del imperialismo yanqui de la economía, especialmente del sector productivo, tanto el primario como el industrial.
A nivel mundial, las fuerzas del imperialismo capitalista empujan con todas sus fuerzas hacia la globalización de la guerra en tres escenarios principales: en Europa del Este y en Oriente Medio, con genocidio incluido sobre Palestina, la guerra ya está en marcha, y en el Pacífico avanzan en su preparación, como se expresa en el reciente despliegue de misiles de alcance medio por parte de EEUU en Filipinas. El neoimperialismo, incluyendo el sionismo, incorpora a sus herramientas de dominación al neonazismo, con formas si cabe más atroces y antihumanas que las utilizadas por el III Reich.
Para el nuevo movimiento comunero, y en general para los sectores progresistas del pueblo castellano, Villalar siempre ha tenido unas connotaciones muy claras desde que volvió a celebrarse a partir de 1976: la defensa de Castilla, el antiimperialismo y el antifascismo, etc. Con la aparición de la UPC, que se constituye en 1985 y celebra su primer Villalar al año siguiente, esa referencialidad se intensifica y precisa, enmarcándose claramente en la lucha contra la OTAN, la Unión Europea -el nuevo imperialismo europeo- y a favor de la soberanía de Castilla. Cada Villalar -ya antes, pero muy especialmente a partir de ese momento- se convierte en una auténtica batalla, en ocasiones en su sentido más literal, para conseguir celebrar la conmemoración del proyecto de los comuneros de 1520-1522 contra los intereses económicos y políticos del proyecto imperialista y las tropas realistas que los defendían; quedaba muy clara la correspondencia entre el entramado institucional y de intereses actual y el de aquellos que confrontaron al movimiento comunero en el siglo XVI, es decir, al pueblo castellano y sus intereses objetivos.
En los primeros años de la celebración de Villalar en esta nueva etapa, el Estado utilizó a las fuerzas represivas y la criminalización mediática para tratar de impedir que la conmemoración tuviera el mayor apoyo popular. En ello tuvo especial protagonismo Miguel Ángel Rodríguez (MAR), en ese momento periodista en El Norte de Castilla y líder de esa criminalización del movimiento popular castellano. Ya en aquel entonces manifestó toda su potencialidad manipuladora y reaccionaria. En un momento dado, “los medios” optaron por la vía de obviar aquello que no les gustaba, esencialmente en lo que participaba el Movimiento Popular Castellano. Es patético ver algunos reportajes de aquella época en la prensa escrita o en las televisiones sobre Villalar en los que se hacían auténticos juegos de malabares para que no aparecieran ni la carpa, ni los símbolos ni las actividades impulsadas por el movimiento comunero. Ahora han vuelto de la mano de Vox a la estrategia de intentar devaluar formalmente la celebración de Villalar, convocando actividades en todas las provincias de Castilla y León. Esa estrategia ya la ensayó sin éxito Aznar cuando fue Presidente de la Junta a finales de los años 80 (87-89); a los pocos años de iniciarla no tuvieron más remedio que volver a la campa, ya que cada 23 de abril la celebración agrupaba a miles o decenas de miles de personas, dejando esa importantísima convocatoria popular en manos de lo que ellos llamaban por aquel entonces “la izquierda radical nacionalista”, es decir, la UPC.
No acaban de encontrar la línea de intervención en la conmemoración, y hay una razón muy sencilla para ello: ni entienden ni asumen lo que realmente significa Villalar en la historia de nuestro pueblo. La historia de las celebraciones de Villalar es también la historia de la forja del nuevo movimiento popular comunero. A lo largo de estos años, cada 23 de abril ha sido de gran utilidad para la construcción, paso a paso, de ese proyecto.
En 2024 hay que conseguir un avance cualitativo en la construcción del movimiento comunero, tal como exige la coyuntura internacional y en el Estado español. Estamos en el final de ciclo del imperialismo capitalista, que precisamente comenzó en el siglo XVI. Castilla pagó duramente en aquella época por ser el primer país en enfrentarse con ese proyecto imperialista del capitalismo mercantil. Lo que iniciaron los comuneros hace 500 años se tiene que rematar ahora. Las condiciones internacionales son favorables para ello, y se avanza en la construcción de las condiciones subjetivas en Castilla, con dificultad pero con eficiencia. Hemos de dar un paso en profundidad para conseguir que este avance se acompase con la lucha global contra la guerra y el imperialismo. En esta ocasión no podemos perder, necesariamente hemos de obtener la victoria.
En Villalar 2024 daremos impulso a la construcción, democrática y horizontal, con la provincia como marco esencial, de un frente comunero que facilite conseguir los objetivos anteriormente señalados.
Antes de finalizar este editorial, queremos hacer unas consideraciones sobre la guerra en Oriente Medio. Por un lado, cabe destacar cómo el genocidio sobre el pueblo palestino se ha intensificado en los últimos días, aunque la resistencia de las fuerzas palestinas y sus aliados también han redoblado sus esfuerzos y están golpeando seria y duramente a las fuerzas sionistas; y, por otro lado, debemos señalar la respuesta de Israel contra Irán: ciertamente no han conseguido que la ofensiva lanzada alcance las instalaciones nucleares iraníes, pero sí que lo han intentado, lo que es de una tremenda gravedad e irresponsabilidad. El sionismo ha amenazado reiteradamente con lanzar armamento nuclear sobre Gaza, pero el ataque sobre las centrales nucleares de Isfahan ha sido un intento muy real, aunque, afortunadamente en este caso, fallido. Es posible que vuelvan a intentarlo. En este sentido, insistimos en la necesidad de tener una acción contundente y activa contra la guerra; y, simultáneamente, de preparación de la población ante la aparición de una nube radioactiva que alcance a nuestro país. Como decíamos en el anterior editorial, desde diversas plataformas en defensa de la sanidad pública y otros colectivos sociales se está organizando una campaña informativa a la sociedad sobre cuáles son las medidas que se tienen que tomar en el caso de que tal eventualidad se materialice.
Izquierda Castellana, 19 de abril de 2024