
Tras varias apariciones del presidente del Rayo Vallecano, Raúl Martín Presa, señalando la falta de aforo del Estadio de Vallecas y los consiguientes problemas que eso ocasionaba para el crecimiento del Club, en febrero de este año, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, declaraba públicamente que estaba negociando la cesión de terrenos públicos para que el Rayo Vallecano trasladase sus instalaciones desde su lugar originario a otro a las afueras del barrio, o, incluso, directamente a otro barrio de Madrid.
Todo ello con la más que clara finalidad de dar un nuevo pelotazo urbanístico en un barrio que está siendo cada vez más degradado y gentrificado, donde cada vez hay más pisos turísticos y conversión de locales a vivienda, de forma ilegal, con dimensiones minúsculas que hacen que la gente tenga que vivir hacinada, donde los alquileres y el precio de la vivienda están en máximos históricos, y en definitiva, donde se está expulsando a las clases trabajadoras del barrio humilde, alegre y combativo que ellas mismas habían desarrollado.
Para ese pelotazo pretendían llevarse por delante uno de los símbolos del barrio, centro neurálgico de la vida comercial y social. Y, además de ser un bien patrimonial de la Comunidad de Madrid de especial protección, a nivel histórico es un símbolo de resistencia antifascista por la propia idiosincrasia del barrio, de la afición y por haber sido un campo de concentración durante la Guerra Civil.
Tras estas declaraciones y por todo ello, los distintos grupos y peñas del Rayo Vallecano se organizaron para dar una respuesta ante esa agresión a la afición y al propio barrio. Tras una importante campaña en redes sociales apoyada por cientos de organizaciones y miles de personas, se realizó una cadena humana rodeando el Estadio de Vallecas con más de 1.500 asistentes, se ha acudido al Pleno del Ayuntamiento y a la Asamblea de la Comunidad de Madrid y se ha hecho un pañolada masiva en el Estadio, demostrando la rabia que han generado tales declaraciones y la fuerza con la que se es capaz de responder.
Como última acción de esta campaña en defensa del Estadio, se ha realizado una importante manifestación este sábado 13 de abril dónde miles de personas han recorrido las calles de Vallecas, desde Buenos Aires hasta la puerta del fondo del Estadio de Vallecas. Se ha dejado claro que tanto la afición como el resto del barrio, por arraigo, por historia y por defensa del patrimonio, no vamos a permitir que se traslade el Estadio, no solo del barrio, sino de su lugar actual, y menos habiendo detrás un pelotazo urbanístico que continúe con la gentrificación y la subida del precio de la vida en Vallecas.
Después de esta campaña de movilización, parece que desde la Comunidad de Madrid han relajado la intensidad de las comunicaciones frente a este tema; no cabe duda que, más tarde o más temprano, volverán a la carga, pero se van a encontrar en frente la lucha de todo un barrio.
Por cierto, como se puede observar en las imágenes, la Delegación del Gobierno movilizó a la caballería -y esto no es competencia de Ayuso-.
Vallecas no es fiera para domar.