Sobre la situación política y militar: evolución del proceso de globalización de la guerra

Antiguo hospital de Al-Shifa, en Gaza, completamente destruido por el Ejército de Israel
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Este editorial, como todos los nuestros, está basado en las conclusiones del análisis de la actualidad, con informaciones obtenidas a través de diversas fuentes: New York Times, Haaretz, Rusia Today, HispanTV, Global Times, Agencia Tass… y ya con mucha menos utilidad, por su precariedad intelectual, solemos consultar también El País, La Vanguardia y algún otro medio español. La información obtenida a través de estos medios y algunos otros sin características de diarios, nos permite, previo análisis con la metodología más científica de la que somos capaces, hacer aproximaciones a la realidad, al margen de nuestros deseos, así como pronósticos sobre su evolución.

El imperialismo, sin duda alguna, sigue optando por la globalización de la guerra. No tienen otra alternativa. Están evaluando los diferentes escenarios donde ésta ya se ha iniciado (Oriente Medio y Este de Europa – Ucrania), así como todo lo que viene ocurriendo alrededor de Taiwán y el Mar de China Meridional. Hasta hace un tiempo daba la impresión de que, de entre estos tres escenarios, el imperialismo optaba por Ucrania y Europa del Este para expandir la guerra en el corto-medio plazo. Sin descartar totalmente esa posibilidad, y ante los resultados tan negativos que ha tenido y tiene la contraofensiva ucraniana impulsada por la OTAN, da la impresión de que están dudando sobre esa opción y decantándose por priorizar el escenario de Oriente Medio para extender la globalización de la guerra. Comenzamos a elaborar este editorial el lunes 1 de abril a primera hora de la mañana, y los hechos ocurridos a lo largo de ese día no hacen sino confirmar esta hipótesis.

Oriente Medio tampoco es un escenario exento de dificultades para el imperialismo, en primer lugar en relación con los diferentes frentes de resistencia que se han levantado en la zona contra el sionismo, incluyendo las actividades de los hutíes en el Mar Rojo, de las que por cierto se ha dejado de hablar, aunque éstos siguen actuando y operando con nefastos resultados para el comercio marítimo del bloque imperialista. Un aspecto curioso, también implementado en otras cuestiones, es la no repercusión (inicialmente sí lo hicieron, pero ya no) en el incremento de los fletes del transporte marítimo. Cualquier ignorante puede concluir que rodear todo el continente africano para hacer el porte de mercancías entre Asia y Europa supone un incremento muy significativo de los costes de los portes, pero el imperialismo ahora no quiere expresar más debilidades de las que ya tiene sobre la mesa; un incremento de la inflación a consecuencia del aumento de los costes de los fletes sería de muy difícil digestión para el capitalismo internacional y, por supuesto, para los consumidores finales. Una de las cosas que más preocupa en el mundo occidental, especialmente en Europa, incluyendo al Estado español, es que surjan movimientos sociales que cuestionen el status quo. Esto les da auténtico pánico y están haciendo todo lo posible por evitarlo.

El Estado de Israel está atravesado por numerosos problemas, no solo en el frente militar debido a la oposición no plenamente prevista de las fuerzas de la resistencia propalestina, sino también otros de carácter interno. Se están fortaleciendo las movilizaciones que exigen la dimisión de Netanyahu, la vuelta de los rehenes en manos palestinas y la paz. A pesar de estas circunstancias, es claro que Israel tiene en la actualidad una mayor capacidad de beligerancia que Ucrania en los diferentes frentes, incluyendo el militar y el ideológico-político, que cada vez es más asimilable al nazifascismo. Al Régimen ucranianoque desde hace tiempo tampoco disimula su identidad nazi, sino que la pone en valorle va muy mal en el campo de la guerra y en su política interna. Hay una negativa prácticamente absoluta a participar en los reclutamientos, lo que tratan de resolver mediante medidas puramente represivas. Hay también una emigración masiva que ha vaciado al país, y aunque no es fácil obtener cifras exactas, las que se manejan habitualmente hablan de que la población ucraniana se ha podido reducir casi en un 50% durante los últimos años. No parece probable que desde ese escenario, al menos de forma inmediata, puedan impulsar la globalización de la guerra, aunque se incorporen a él de forma explícita y significativa los ejércitos de la OTAN, cosa que de alguna manera ya viene ocurriendo desde hace tiempo y que se intensificará en los próximos meses.

Que el escenario privilegiado para impulsar la guerra global sea Oriente Medio, tal como parece, tiene múltiples implicaciones para el Estado español. La cesión de Mahón como base de la OTAN no es una cuestión menor, como tampoco lo es el desarrollo de las maniobras navales marroquíes frente a las costas canarias, que no deben tomarse como un aviso para el Sáhara, sino para el conjunto del Estado español. Éste, que está prácticamente desaparecido en cuestiones internacionales (también en otras), no ha hecho ninguna declaración al respecto de tales maniobras, y la prensa, incluyendo la que apoya a la derecha del Régimen, tampoco lo ha hecho, o solo de forma somera. Es evidente que estamos hablando de políticas de Régimen.

El bombardeo de un edificio con estatus diplomático en Damasco, en concreto el Consulado general de Irán en Siria, es de una gravedad extraordinaria. No somos quiénes para pronunciarnos sobre cuáles son las medidas que debe tomar el Estado iraní ante el crimen del lunes 1 de abril, pero ante provocaciones tan evidentes quizás haya que tomarse un tiempo prudente de reflexión para no caer en el juego del enemigo.

El imperialismo está en una situación más que crítica, con muy pocas herramientas a su alcance para intentar salir de su crisis. La guerra, que inicialmente parecía un instrumento óptimo, también les está fallando, aunque eso no significa que renuncien a ella como última esperanza. Eso sí, los planteamientos sobre la guerra serán cada vez más cruentos y se irá viendo cómo se habla de nuevo de recurrir al armamento nuclear táctico. En los últimos días hemos asistido a una escalada de pronunciamientos en los medios de comunicación occidentales de personajes importantes en ese mundo, desde Donald Tusk, figura de gran relevancia en el Partido Popular Europeo, hasta otros menos significativos, como la Ministra de Defensa, Margarita Robles. Sus declaraciones aludían al escenario de “preguerra” en el que nos encontramos. Curiosamente algunos de los voceros que apoyan al actual Gobierno salieron a cuestionar estas consideraciones como exageradas. Pero de exageradas nada, en todo caso aún son edulcoradas.

El masivo envío de armamento desde los EEUU a Israel es un indicador claro y adicional de lo que decimos. Mientras, informan con la boca pequeña sobre la reanudación de las negociaciones para la liberación de rehenes y para lograr una tregua de varias semanas. Si en los últimos tiempos fuimos escépticos/as ante esa posibilidad, ahora nos parece absolutamente imposible. Cuestión diferente es que dentro del juego mediático, y para intentar neutralizar en alguna medida al movimiento de oposición en el Estado de Israel y a sectores populares en el mundo occidental, se “juegue” con esa hipótesis. El mayor descaro es la declaración del cada vez más irrelevante presidente del Gobierno español al afirmar que va a acelerar el reconocimiento del Estado palestino, eso sí, como una herramienta puramente electoral. En su superficialidad, Pedro Sánchez lo evalúa todo en cuanto a su posible repercusión electoral.

Como se puede concluir del análisis que estamos haciendo, el imperialismo no tiene unos planes bien definidos, sino que los construye en buena medida sobre la marcha, lo cuál es una expresión adicional de su debilidad actual. Decíamos en el último editorial que estamos en un momento en el que la victoria sobre el imperialismo es perfectamente posible. Para ello tenemos que hacer las cosas con plena confianza ideológica, una línea política ajustada a la realidad y la mayor excelencia profesional revolucionaria posible.

Izquierda Castellana, a 2 de abril de 2024

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