El diario El País, una versión «en cateto» del NYT.

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El diario El País, una versión «en cateto» del NYT.

Cuando nos referimos a cateto ciertamente no lo  hacemos en referencia al concepto geométrico de ese término, sino a su acepción despectiva y popular.

Si se pudiera tomar la molestia (hay que tener tiempo y ser suscriptor, lo cuál es un problema económico) de entrar cada día en la versión digital del NYT y posteriormente a la de El País, se podría constatar la «inspiración» del primero en el segundo, pero como decimos en el titular de este editorial, no es una cuestión accidental, sino uno de los indicadores de más  importancia de la subordinación y cada vez mayor dependencia de las herramientas «culturales» de la progresía en el Estado español a aquellas que «sirven» al Partido Demócrata de los EEUU (realmente el partido global, precisamente del «capitalismo globalista»).

La visita de l@s representantes de las diversas fracciones del autodefinido «Gobierno de progreso» a los EEUU de Norteamérica a lo largo del año 2023, habitualmente sin una agenda institucional que los justificara. Desde el presidente en funciones Pedro Sánchez, pasando por la vicepresidenta Yolanda Díaz e incluso la fracción descabalgada de ese Gobierno -Irene Montero, de Podemos-, cumplieron con su obligación de viajar a la Meca del globalismo para recibir las instrucciones ajustadas a sus diferentes potencialidades. La última citada, particularmente en relación con no cejar en el apoyo al «movimiento trans» y su potente lobby internacional en el marco de ese capitalismo globalista que obtiene cuantiosos beneficios a costa de la destrucción de la vida de decenas de miles de jóvenes con la hormonación continua y/o la cirugía de amputación de las características sexuales circunstancialmente rechazadas, proceso bien conocido desde hace muchas décadas en la adolescencia y preadolescencia, pero del que ahora se saca un provecho mercantil, aunque este siendo gravísimo,  no es el aspecto fundamental de la cuestión. El aspecto principal es la confrontación con el pensamiento racional, con el pensamiento sólido, sedimentado en valores humanos adquiridos a través de los avances civilizatorios, especialmente después de la incorporación del socialismo a la historia de la civilización; y su sustitución por el «pensamiento fluido», la irracionalidad y la ausencia de valores.

Aquí están con su show.

Hace varios años publicamos un editorial titulado «El uso racional de la irracionalidad», en el que se reflexionaba sobre cómo la extensión de la irracionalidad es de especial interés para el imperialismo, especialmente para su versión neonazi-fascista, que es la que estamos viviendo actualmente. Si todo se construye en base a la subjetividad, conocer la realidad, y sobre todo pretender actuar sobre ella (principio de cualquier teoría transformadora), es un imposible. Esto que desgraciadamente tanto ha calado en el pensamiento común en un sector significativo de la gente es de una gran importancia para los enemigos de la humanidad. Estos tienen un doble juego: impulso de la irracionalidad y del pensamiento mágico para el común de la gente y uso racional de la irracionalidad para la minoría dominante a nivel global. Pero ese doble juego no es fácil de implementar y se les está yendo de las manos.

El impulso a la guerra global, cuestión que hemos abordado reiteradamente, y por la que el imperialismo globalista opta sin duda alguna, está teniendo severos tropiezos en su fase inicial tanto en el escenario de Ucrania como en el de Palestina. Estos severos tropiezos en absoluto quieren decir que esa estrategia esté ya derrotada de facto. Hay que ser capaces de evaluar la realidad con rigor. La confianza en el triunfo de las fuerzas populares no nos debe llevar a la conclusión de que ello ya está conseguido.

El proceso de la globalización de la guerra no ha hecho más que empezar. Quedan por delante muchos momentos difíciles y de extrema crueldad, tal como corresponde al imperialismo en su fase de neonazismo, pero desde luego la victoria popular es la hipótesis más plausible. En cualquier caso, hay que ganársela a pulso.

La guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania dará aún, desgraciadamente, varias vueltas, y lo mismo se puede decir de Palestina o de otros escenarios en riesgo de incorporarse a esa globalización de la guerra, tal como es el caso del Índico y el Pacífico, África o América Latina, en donde el gobierno títere de Argentina se ha convertido en un provocador de primer orden, desde luego programado, especialmente hacia Venezuela, pero en general hacia todos los proyectos progresistas en ese espacio tan importante y tan querido por el movimiento comunero del siglo XXI.

El descrédito y la deslegitimación del Régimen del 78 son más acusados que nunca en su historia, pero sin embargo la situación de las fuerzas que exigen una ruptura con él también es más débil que nunca. No es el caso de Castilla, en dónde se avanza con las dificultades estructurales propias de una tierra de secano. En otros pueblos del Estado, como Euskadi o Cataluña, en los que hubo potentes movimientos rupturistas, estos están neutralizados, entre otras cosas por las colaboraciones internas, como Zapatero acaba de señalar. Esperamos que en Galicia las cosas avancen por otro camino, y hay indicadores objetivos que así lo posibilitan.

Hoy el conflicto político principal en el Estado español, al igual que ocurre en su metrópoli, es el que opone a las fuerzas del «Gobierno de progreso», la izquierda del Régimen, con los de la oposición, la derecha del Régimen, en una réplica colonial del conflicto entre los partidarios de Biden y de Trump. Es una contradicción secundaria que no afecta a las bases del sistema, pero que se ha enconado de forma significativa y dibujado una división social que no se corresponde con los intereses objetivos de las clases trabajadoras. Esto ocurre, como decimos, tanto en la semicolonia española como en la metrópoli yanki.

Las elecciones presidenciales de los EEUU en noviembre son de gran importancia, y hasta que se despeje el resultado, si es que se despeja, porque siempre puede haber sorpresas, impedirá que haya cambios significativos en otros escenarios dependientes y desde luego en el Estado español. Las Elecciones europeas de junio, aun teniendo mayor interés y trascendencia que todas las anteriores, no tienen la potencialidad de resolver ninguna cuestión esencial, porque estas ya no dependen de la UE.  Esta cuestión ha quedado clara en la respuesta del Secretario General de la OTAN a las prisas e intentos de  relanzar su figura,  de Macron, pretendiendo introducir elementos tendentes a cambiar la correlación de fuerzas en la guerra que se desarrolla en el escenario ucraniano.
En síntesis el mensaje que recibió es claro: «donde hay patrón no manda marinero». El problema es que ahora no tienen un patrón definido, y por tanto han de esperar a noviembre.

Nuestra apuesta es clara y sin condicionantes externos: impulsar el movimiento popular comunero y fortalecer sus estructuras organizativas como única garantía para aprovechar favorablemente la actual coyuntura hacia los intereses de las clases trabajadoras. Queremos insistir una vez más en la esencial importancia del movimiento campesino para Castilla y la legitimidad de sus reivindicaciones en esta coyuntura. Son realmente la punta de lanza del movimiento popular en nuestra tierra.

Para finalizar un breve comentario sobre las próximas elecciones presidenciales en Rusia. Estas pondrán de manifiesto, aunque ya sabemos que el poder mediático occidental lo cuestionará, el importantísimo apoyo que hay en ese país a la política que Putin está llevando adelante. Intentarán que este episodio no sea pacífico, y seguramente asistiremos a todo tipo de provocaciones para intentar deslegitimarlo en Occidente, aunque en la propia Rusia será imposible. Esas provocaciones ya han empezado con el montaje mediático que han hecho con la muerte de Navalny y su hiperinflada importancia política. El Estado ruso ha actuado de forma inteligente no reprimiendo la movilización ocurrida alrededor su entierro. Probablemente las provocaciones que vamos a ver en las próximas semanas condicionen inevitablemente respuestas más contundentes.

En el movimiento comunero del siglo XXI  tenemos algo que el enemigo no tiene en ninguna de sus versiones: coherencia moral y política, voluntad de analizar y aprehender la realidad tal como es y voluntad de vencer; y venceremos.

Izquierda Castellana

13/03/2024

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