Las guerras culturales y los conflictos militares

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Las guerras culturales y los conflictos militares

En el proceso de preparación de la guerra del imperialismo contra Irak, en el Estado español, sobre todo en Madrid aunque también en otras muchas ciudades de Castilla y de otros pueblos del Estado, las movilizaciones fueron masivas en 2003. Se comentaba que una de las manifestaciones de Madrid había sido la más numerosa de Europa. Sin embargo, las movilizaciones de denuncia de la guerra genocida contra el Pueblo palestino, tanto en Castilla como en otros Pueblos, distan mucho de encontrarse entre las más masivas a nivel internacional; ciñéndonos al caso de Madrid, éstas no han pasado en ningún caso de unos cuantos miles de personas. Por tanto, la respuesta social está muy por debajo de lo que debería en Castilla y en el Estado español.

Vamos a intentar hacer una reflexión inicial sobre el porqué está ocurriendo esto. En ningún caso se puede achacar a la brutalidad y letalidad de la agresión, es decir, a las circunstancias objetivas, porque lo que le están haciendo al pueblo palestino, desde el punto de vista humanitario, es al menos tan grave como lo que sucedió en Irak. Tampoco parece achacable a las posibles conexiones de la intervención militar en Irak con una guerra global, porque en aquel momento la URSS ya había desaparecido y no había un bloque que confrontase con el Occidente encabezado por EEUU y Reino Unido y apoyado por otros gobiernos europeos; ahora, sin embargo, es más que probable que la intervención contra Palestina vaya desencadenando de forma progresiva ampliaciones de los escenarios de guerra a nivel regional y conectándose con otros focos ya activos, de paso hacia una guerra global, que es lo que las fuerzas del imperialismo/sionismo buscan desesperadamente, aun con sus contradicciones en cuanto a los plazos y las formas. No será inmediata, pero parece claro que esa será la evolución en los próximos tiempos.

Tenemos que incorporar una reflexión sobre la subjetividad y la objetividad. La subjetividad se moldea a través de muchas herramientas mediáticas para dificultar en la mayor medida posible que las gentes alcancen a ver realmente las condiciones objetivas, aunque finalmente éstas acaban por marcar la subjetividad. Esto puede llegar a ocurrir en un momento de tal desánimo y desorganización que la toma de conciencia sobre la realidad objetiva no tenga grandes utilidades desde una perspectiva revolucionaria, objetivos que persigue, desde una perspectiva reaccionaria, la “doctrina del shock”. Por tanto, la preservación y desarrollo de la organización popular revolucionaria es una cuestión clave para evitarlo.

¿Qué es lo que puede justificar esa débil respuesta de las clases populares en Madrid-Castilla y en los Pueblos del Estado español ante este escenario? Seguramente hay un conjunto de causas que están condicionando la debilidad de la respuesta; enumeramos las que nos parecen más evidentes.

En primer lugar, hay que recordar que la hegemonía mediática y cultural sigue en el mundo occidental en manos del imperialismo angloamericano, de forma cada vez más acusada.

En segundo lugar, asistimos desde el inicio de la pandemia de Covid en 2020 a una meticulosa maniobra de desmovilización social, brutal y planificada, en la que está plenamente integrada el “Gobierno de Progreso” español. Eso introdujo unos hábitos y valores que no se han superado aún. En el Estado español el Covid-19 fue el equivalente en otras realidades políticas y sociales a un “tratamiento social de shock”; en aquel momento, desde las propias organizaciones vinculadas al reformismo se hizo todo lo posible para que se frenaran las movilizaciones de la izquierda en la calle. Muy diferente fue el trato dado a las movilizaciones impulsadas por la extrema derecha, cuestión que sigue estando vigente: el brillo mediático que se le ha dado al montaje con el muñeco de Pedro Sánchez en Ferraz es espectacular y demuestra nuevamente la incoherencia del Gobierno, que con una mano dice querer desjudicializar la política y con la otra refuerza esa línea de acción.

Es curioso cómo desde las televisiones y otros medios se informa muy poco -y se reflexiona menos- sobre la exacerbada incapacidad con respecto al 2020 del Sistema Sanitario Público para atender al actual brote epidémico respiratorio. Lo que se oye reiteradamente -abróchense los cinturones- es que mientras la sintomatología no sea severa no hay que acudir a urgencias, sino automedicarse, lo que tratan de encubrir bajo el eufemismo del “autocuidado”. La campaña planificada de “shock” alrededor del Covid-19 tuvo efectos demoledores para la movilización social, pero también efectos entre amplios sectores de la población, entre otros la desconfianza generalizada en las instituciones y sus políticas de salud (y no faltan razones para ello). Es un dato muy elocuente que solo se haya vacunado contra la gripe un 40% de la población diana, cuando antes de la pandemia de Covid esta cifra superaba al 75%. Probablemente en esto también haya influido que la vacunación contra la gripe se asocia a una nueva vacuna contra la Covid-19 que generó tanta frustración y desconfianza entre la población en las anteriores campañas.

Otros factores influyen en la actual desmovilización. Tenemos que señalar la entrega total de las fuerzas de la izquierda política y social reformista al Régimen y al imperialismo, y la claudicación y entrega en buena medida de aquellas fuerzas políticas y sociales de algunos Pueblos del Estado, que han renunciado de forma clara a su estrategia de lucha y de transformación; esa liquidación del movimiento social es el peaje que se han comprometido a pagar para tener una especial relación con el Gobierno de Pedro Sánchez y acceder a las correspondientes contraprestaciones por su parte (esto afecta especialmente a la izquierda en Euskal Herria y Cataluña). Esas fuerzas, que tuvieron un papel bastante activo en la movilización contra la guerra de Irak, están prácticamente fuera de juego. Lo mismo podríamos decir en relación con los medios de comunicación que se mueven en ese mundillo: ni en El País, ni en la Vanguardia, ni en la Cadena Ser, La Sexta o TVE se replica, al menos hasta ahora, ninguna de las convocatorias en contra de la guerra-genocidio en Palestina. Actualmente lo que más se cotiza por parte del imperialismo es la pax social en lo referido a Europa y al Estado español. Es cierto que la información que se ofrece sobre Palestina es menos tendenciosa que la que se da sobre la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania, pero ni mucho menos se comunica la realidad en toda su crudeza, lo que dificulta la toma de conciencia de la población sobre la tragedia que la alianza nazi-sionista está provocando en Palestina.

Otra razón sobre la que es conveniente reflexionar para entender la actual desmovilización es precisamente la expectativa más que real de la globalización de la guerra. Esto, que en principio debería animar a la gente a comprometerse en la lucha por la paz, puede tener un efecto perverso, facilitando que sectores de la sociedad se vean especialmente tentados a practicar la concepción hedonista y/o nihilista de la vida que el propio Sistema impulsa intensa y cotidianamente: “No hay nada que hacer, disfruta y vive lo mejor que puedas durante el tiempo que puedas. Ignora la realidad, porque esta es desagradable. ¿Para qué te vas a llevar un disgusto cada día informándote sobre lo que ocurre?” Se trata de la táctica de la avestruz, que es absolutamente suicida. Los efectos de la guerra, y en mayor medida con su proceso de globalización, nos van a afectar profundamente, estemos informados/as o no. Si estamos informados/as y organizados/as, podremos prevenir en alguna medida los efectos más nefastos, y si no es así, ésta nos pillará de pleno, de la misma forma que sucede con las enfermedades contagiosas. Esta cuestión tiene especial repercusión entre sectores juveniles. Sin la implicación de la juventud en los movimientos transformadores, estos son imposibles. Es por ello que una buena parte de la lucha cultural reaccionaria se ha dirigido y se sigue dirigiendo a la juventud. Es también muy importante tener en cuenta la potenciación descarada del embrutecimiento social en los últimos años, que se acompaña del impulso a valores nefastos para la sociedad: individualismo, narcisismo, egoísmo… Junto a una disminución importante de los niveles culturales y de la capacidad de reflexión e información de la gente, y por tanto de comprensión de la realidad, nos sitúa ante un caldo de cultivo del mayor interés para el desarrollo de las ideas reaccionarias, incluyendo el neofascismo.

Hay, sin embargo, algunos elementos positivos a nivel internacional que deben ser tenidos en cuenta, como la existencia de los BRICS. Uno de los problemas que han tenido históricamente las sociedades que han intentado construir proyectos alternativos ha sido la hegemonía y el control absoluto de las entidades financieras globales vinculadas al imperialismo, que ahogaban cualquier intento de proyecto progresista. La evolución del proyecto del Congreso Nacional Africano en Sudáfrica desde su llegada al poder es un claro ejemplo de ello. El poder financiero internacional se encargó de impedir cualquier posibilidad de que se dieran pasos progresistas, de tal manera que hace unos pocos años los indicadores socio-sanitarios en Sudáfrica eran peores que durante el Régimen del Apartheid. En los últimos años esta realidad está cambiando de la mano de los BRICS y de la profundísima transformación en la correlación de fuerzas a nivel internacional.

La existencia de una organización con criterios ideológico-políticos claros y transformadores es una condición necesaria, pero no suficiente, para cambiar la realidad, para llevar adelante las batallas culturales absolutamente imprescindibles en estos momentos.

En Castilla, aunque sea de forma embrionaria, tenemos esa herramienta, pero son necesarios otros elementos complementarios, alianzas diversas, etc. que nos permitan revertir la situación. Necesitamos en los próximos tiempos desarrollar una intensa y extensa actividad de formación de la gente del pueblo con potencialidad para recibirla. El panorama a nivel global es favorable para los cambios, pero hay que crear una subjetividad, al menos entre sectores significativos de la población, que los impulsen.

La manifestación contra la guerra genocida del nazi-sionismo contra el pueblo palestino para el 27 de enero en Madrid es una buena oportunidad para dar pasos en la corrección de todos los elementos que están frenando la lucha popular en estos momentos. La manifestación reúne un conjunto de requisitos para facilitar el avance en la dirección señalada. Desde el movimiento comunero y colectivos con los que compartimos trabajo, hemos de hacer un gran esfuerzo para que esto sea realmente así.

Izquierda Castellana, 8 de enero de 2024

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