
“Cataluña vive la peor sequía de la historia”, pero Pedro Sánchez ya se ha comprometido a que lloverá a gusto de tod@s.
Todo el proceso de negociación previo a la investidura ha sido muy similar al de la escritura de cartas a los Reyes Magos (o a Papá Noel, según preferencias). El receptor de las cartas de las diversas regalías no ha hecho ascos a nada, con lo cual todos están felices y contentos. Esto solo tiene un problema: que las cartas a los Reyes Magos o a Papá Noel se tienen que ajustar, en cuanto a la satisfacción de sus peticiones, a los recursos familiares disponibles. Quizá sea porque estamos en época prenavideña, pero es el símil más ilustrativo que se nos ocurre.
Pedro Sánchez, imbuido de la filosofía hegeliana aunque probablemente sin saber en qué consiste ésta (lo que le lleva a un pensamiento más que débil), mide los tiempos desde un punto de vista puramente cuantitativo. No entiende que los tiempos tienen otros condicionantes, que actualmente cada vez son de mayor importancia.
A partir de enero de 2024 se iniciará formalmente la carrera electoral en EEUU. Todo es posible, pero de forma consistente las encuestas de opinión dicen que el próximo presidente, salvo que tenga algún “accidente” que le deje fuera de juego, será de nuevo Donald Trump. Las fantasías sobre Zelensky y la victoria de Ucrania-OTAN contra Rusia, así como la reducción de ésta prácticamente a escombros, quedaron en meras especulaciones. La economía rusa va razonablemente bien, sus relaciones internacionales han mejorado de forma sustancial en los últimos dos años con la consolidación del llamado “sur global” y de estructuras como los BRICS+, y la estabilidad de su régimen parece bastante más sólida que la de la Unión Europea, así como la presidencia de Putin. Empiezan ya a reconocer desde los medios de comunicación estadounidenses más relevantes (a los medios de comunicación españoles aún tardará un tiempo en llegarles la reflexión) que la aventura de Ucrania está tocando a su fin, o que al menos tiene que cambiar sustancialmente de guión y de actores. Es probable que estén ensayando un cambio del intérprete principal, Zelensky, por uno que esté menos quemado. En la UE la actual crisis económica parece que va a tener una repercusión francamente negativa en la mayoría de los Estados que la componen.
Pedro Sánchez ha sabido jugar su papel de forma hábil, como el tahúr que es, para situarse como el representante más idóneo del imperialismo yanqui y europeo en el Estado español. Por ello ha contado con los apoyos correspondientes para mantenerse como Presidente del Gobierno. El imperialismo prefiere lo malo conocido a lo bueno por conocer, como corresponde a la filosofía profundamente reaccionaria y conservadora que le sirve de inspiración.
Si Vox no existiera, Pedro Sánchez tendría que inventarlo. Vox es un partido en proceso de declive absoluto, como quedó reflejado en las elecciones (tanto en las municipales y autonómicas de mayo como en las generales de julio), pero juega un papel principal en el decorado que Sánchez necesita para presentarse como freno al fascismo y salvaguarda de la democracia, nada menos que la del Régimen del 78.
El PP ganó las elecciones del 23 de julio, con una diferencia relativamente sustancial de 16 diputados. Desde el primer momento de la cobertura electoral de TVE, se presentó al PSOE como vencedor -o casi vencedor- de los comicios, construyendo el mantra de que la gente había votado en contra de un gobierno de PP-Vox. Por supuesto que la mayoría de la población no quiere a Vox en el gobierno, pero extraer como lectura principal de las elecciones del 23 de julio que la mayoría de la población en el Estado español ha expresado su rechazo a un gobierno del PP con el apoyo de Vox es, además de un abuso, una demostración de la falta de rigor analítico e intelectual.
Vox es evidentemente un partido fascista; para ser exactos, más bien franquista, porque aunque tengan alianzas y coincidencias, poco tienen que ver con los partidos neofascistas europeos que fueron creciendo en Alemania, Italia y otros países. Vox es un subproducto del Régimen del 78 y de la Transición, con posturas antidemocráticas, xenófobas y machistas, pero de potencialidades muy limitadas. El mayor riesgo para la fascistización real del Estado español, de sus pueblos y sociedades, es la propia evolución del Régimen del 78, en la cual el actual Gobierno juega un papel principal. Y Vox, o mejor dicho su espantajo, le hace un grandísimo favor al PSOE para desarrollar su doctrina política.
Decíamos al principio de este editorial que, con conocimiento o no de ello, Pedro Sánchez y todo su equipo están impregnados de filosofía hegeliana. Los tiempos que corren demuestran sin embargo y con claridad la perspectiva errónea de esa filosofía; lo que se impone en la realidad es la dialéctica materialista, cuestión que se verá aún más en el futuro. ¿Quiénes preveían la evolución del conflicto en Ucrania como está sucediendo? Desde luego, no los hegelianos ni las fuerzas burguesas del capitalismo, y mucho menos preveían lo que está ocurriendo en Palestina, una sorpresa para casi todo el mundo que se encontraba imbuido de tales concepciones sobre la historia y su evolución. La historia no fluye sin alteraciones como un río dentro de sus cauces; la historia discurre a través de intensas y extensas crisis. Ser capaces de preverlas y adaptarse para intervenir en ellas desde una perspectiva progresista es una de las cuestiones que diferencia a las fuerzas transformadoras de las que simplemente pretenden vivir a costa de las instituciones.
El Gobierno de Pedro Sánchez se esfuerza en dar una visión totalmente falseada de la realidad, que satisfaga su pretensión de que las cosas evolucionan muy favorablemente desde que él es presidente del Gobierno; tiene todo un coro de palmeros y medios de comunicación que le arropan de forma contundente, siendo El País seguramente el más aplicado. Un ejemplo de ello, aparecido el 17 de noviembre en este medio, bajo el título: “Más seguridad en el trabajo: las muertes caen un 16% respecto al año pasado”. Además de ser una absoluta manipulación de la realidad, demuestra una total falta de sensibilidad. En la propia noticia se recoge que han fallecido 524 personas entre enero y septiembre de 2023, 99 menos que en 2022 en el mismo periodo. En primer lugar, es una falta de rigor metodológico hacer evaluaciones de enero a septiembre, cuando la mayoría de las cuestiones estadísticas se hacen en base a los años naturales, pero al margen de esta cuestión metodológica y funcional a los intereses de El País, los datos reales según el Ministerio de Trabajo y su evolución durante los últimos años son los siguientes:
Se podría comentar también el caso del incremento del empleo, estrechamente asociado a la pérdida de la calidad de éste, o al aumento de las tasas de temporalidad. Si hacemos una evaluación de todas las violencias condicionadas estructuralmente, desde los accidentes laborales con resultado de muerte, pasando por la violencia de género o por los suicidios, podemos comprobar cómo en el ciclo de Pedro Sánchez como presidente todas han empeorado de forma significativa. Habrá oportunidad de analizarlo en próximos editoriales, centrándonos ahora en aspectos ideológico-políticos.
Decíamos que el mayor mérito del Gobierno de Pedro Sánchez había sido incorporar al Régimen del 78 a las fuerzas políticas soberanistas de Cataluña y Euskal Herria. Pero tenemos más que serias dudas de que ese proceso aristocrático, hecho por arriba, vaya a tener un reflejo en la mayoría social. Para que se reagrupen y reorganicen las fuerzas de oposición al Régimen hará falta un tiempo, porque las circunstancias acontecidas generan desconfianza y desconcierto entre los sectores que estaban por la ruptura democrática, pero seguramente esos tiempos no serán muy largos, pues el contexto general es favorable. En Cataluña hay convocatorias en la calle en tal dirección, pero lo que es más importante, la materialización de la amnistía para los afectados por el Procés por un lado tardará meses en hacerse efectiva y por otro no afectará al conjunto de l@s represaliad@s (alrededor de 4.400 personas). Puigdemont y otros dirigentes se verán beneficiados de la cacareada amnistía, ya veremos cuándo y cómo, pero habrá muchos “soldados” que, a pesar de las promesas del expresident, seguirán con las causas abiertas “sobre sus cabezas”. Sobre el derecho del ejercicio de autodeterminación como tal, se podrán inventar todos los sucedáneos que quieran, pero no sucederá mientras sobreviva el Régimen del 78.
Pedro Sánchez estaba exultante en la sesión de investidura, expresando con carcajadas zafias su estado de ánimo. La situación de las clases trabajadoras en los pueblos del Estado español no está para bromas, mientras en el marco internacional hay elementos de gran dramatismo, como el genocidio contra el pueblo palestino. Simplemente, por respeto, esas risotadas sobraban, pero es lo que hay.

Pedro Sánchez afirma, reafirma y estaría dispuesto a jurar que la gente ha votado para que se materialice el Gobierno finalmente constituido. Las encuestas, incluidas las del CIS, parecen señalar que el PP va incrementando su expectativa de voto y la diferencia con respecto a Pedro Sánchez, apareciendo ahora Feijoó como el líder político institucional mejor valorado. Si tanta seguridad tiene, ¿por qué no van a repetición de elecciones, ahora que la gente tiene claro cuál es su programa político, al menos de investidura? Quizás Pedro Sánchez y su equipo tienen miedo a que su hipótesis mágica no se confirme, y por tanto vuelven a mentir descaradamente.
En lo esencial, nuestra línea de trabajo va a seguir siendo, con las adaptaciones que las circunstancias exijan, la que veníamos desarrollando en los últimos tiempos: la lucha por una República comunera que reconozca el derecho de autodeterminación de los pueblos; la identidad de Castilla y su unidad bajo un único ente, pero respetuoso con cada una de sus provincias e instituciones propias; la igualdad de género y la justicia social. No hay motivo alguno para cambiar estos planteamientos. Nos queda un largo camino, pero así es cuando los objetivos son serios y no cambalaches como los que hemos visto estos días en el Parlamento español.
Por último, nos gustaría hacer una sugerencia, que sabemos que caerá en saco roto. Dado que para conducir un vehículo se necesita sobriedad y someterse ocasionalmente a pruebas de alcoholemia u otro tipo de sustancias tóxicas, sería de interés que en el Parlamento español, donde se conduce el futuro de las instituciones y del conjunto de la sociedad, o al menos eso pretenden, también se hicieran este tipo de controles. Seguro que un altísimo porcentaje de parlamentari@s darían positivo en diferentes sustancias.
Izquierda Castellana, a 17 de noviembre de 2023