El sionismo en la comunidad judía es el equivalente al nazismo en los pueblos germánicos

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El sionismo en la comunidad judía es el equivalente al nazismo en los pueblos germánicos

La cuestión de la historia de la comunidad judía es compleja, como la de otras, pero en su seno a lo largo de la historia ha germinado ideologías y políticas tremendamente reaccionarias que nada tienen que envidiar al nazismo en cuanto a su maldad e impulso criminal. Por supuesto, también desde esta comunidad se han generado o apoyado ideologías progresistas, como el socialismo o el comunismo. Sin ir más lejos, Marx era de origen judío.

El actual Gobierno de Israel está impregnado de esa ideología criminal y antihumana, similar al nazismo. Las conexiones entre ambos fenómenos, nazismo y sionismo, han sido bien estudiadas. No es infrecuente escuchar comentarios de quienes se asombran de que una comunidad que sufrió el holocausto a manos de los nazis esté reproduciendo una política en buena medida equiparable en relación con el pueblo palestino. Esto, sin embargo, no es tan extraño.

A finales del siglo XIX se configura el sionismo como una ideología absolutamente reaccionaria, racista y mesiánica, que prende en algunos sectores de la comunidad judía. Paralelamente en esa época histórica, concretamente el 7 de octubre de 1897, se funda el Bund de orientación socialista impulsada por los sectores progresistas de la comunidad judía. Esta corriente, no sin tensiones, estuvo integrada en la II Internacional, cuando ésta era revolucionaria. El Bund tenía como reivindicación principal el avance en derechos sociales y políticos y condiciones de vida de las clases populares judías en cada uno de los Estados en que vivían. Además impulsaron una gran actividad asistencial, especialmente en atención sanitaria, cuando no existían aún servicios sanitarios públicos.

Propaganda comunista en hebreo, 1931

El sionismo, como decíamos, es una ideología política, nacionalista-mesiánica, racista y milenarista que actualmente es hegemónica en el Estado de Israel. Si repasamos el levantamiento del guetto de Varsovia y el aplastamiento de la resistencia por parte de los ejércitos nazis, encontraremos muchas similitudes con lo que está sucediendo estos días. Aquel levantamiento, por cierto, fue organizado y dirigido especialmente por los comunistas y el Bund, aunque también hubo participación de organizaciones explícitamente sionistas. Es de interés traer a colación las declaraciones de Jürgen Stroop, el jefe de las tropas de las SS que arrasaron el guetto:

180 judíos, bandidos y subhumanos han sido aniquilados. El sector judío de Varsovia ya no existe. Las operaciones a gran escala finalizaron a las 20:15 horas al hacer explotar la sinagoga de Varsovia. El número total de judíos con lo que se actuó fue: 56.065, incluyendo judíos capturados y judíos cuya exterminación puede ser probada.

No es difícil hacer paralelismos con lo que sucede en la Franja de Gaza.

En 1975 la Asamblea General de la ONU dicta una resolución con carácter declaratorio en la que considera al sionismo como una forma de racismo, equiparándolo al Régimen del apartheid sudafricano existente en aquellos momentos. Los votos a favor de la resolución fueron 72; hubo 35 en contra y 32 abstenciones. Hasta ahora esa declaración sigue vigente*.

Decíamos en nuestros editoriales anteriores sobre el tema que la invasión terrestre seguramente se retrasaría y que la guerra que se está desarrollando entre Palestina y el Estado sionista de Israel es claramente una guerra de liberación nacional, una guerra anticolonial y antiimperialista. Esto parece que es comprendido por una gran parte de la población europea y mundial, a juzgar por las movilizaciones de apoyo y solidaridad hacia el pueblo palestino, a pesar del poder mediático del sionismo y del imperialismo.

Creemos que es importante seguir reflexionando en esta línea; la actitud de las fuerzas militares del imperialismo occidental en Palestina conducirá casi inevitablemente a una guerra generalizada de carácter regional. Y ello no es responsabilidad de las diferentes ramas de la resistencia palestina. La responsabilidad es única y estrictamente de las potencias occidentales, incluyendo por supuesto al Estado sionista de Israel. Que no nos manipulen tampoco en esta cuestión.

Obviamente en la guerra anticolonial que se está desarrollando en Palestina hay un fortísimo componente de ataque a los derechos humanos por parte del Estado de Israel. Las matanzas que éste provoca sobre el pueblo palestino, particularmente sobre sus niños/as, son absolutamente impresionantes; hace unos días el presidente colombiano Gustavo Petro hacía un acertado paralelismo con el gran infanticidio atribuido al rey judío Herodes. Hasta el 24 de octubre, según el Ministerio de Salud de Gaza, el número de muertos alcanza los 5.791, 2.360 de ellos niños/as; al menos 1.550 personas están atrapadas entre los escombros y ya no queda combustible ni para las tareas de rescate. 12 hospitales y 32 centros de salud están fuera de servicio y los que aún están abiertos han quedado colapsados. Pero este aspecto trágico de la cuestión no puede hacernos olvidar que la esencia del conflicto es de naturaleza económica y política, y por tanto, su solución también tendrá que ser de esa naturaleza. Todas las guerras imperialistas son trágicas, porque el imperialismo carece de “sentimientos” o de “corazón”. Basta recordar algunas de las imágenes de la guerra de Vietnam. Pero, como en aquel caso, las monstruosidades humanitarias tienen que ayudarnos a comprender la naturaleza del problema, no a desviarnos de su entendimiento.

Hamás no es una organización terrorista; el actual Estado de Israel sí lo es. Aquellos colectivos o personas que antes de hacer una consideración global sobre la situación en Palestina condenan a Hamás son como quienes hablando sobre la Guerra de Vietnam empezaban condenando las actividades del Vietcong. El Vietcong era la herramienta para la defensa de los derechos del pueblo vietnamita en contra del imperialismo yanqui, y Hamás es una de las herramientas que tiene el pueblo palestino para defenderse de la colonización de su tierra por parte del sionismo.

Póster de la resistencia vietnamita

Este proceso bélico desgraciadamente parece que va para largo. La necesaria solidaridad con él por parte de las fuerzas progresistas en Castilla ha de ser lo más fuerte posible, pero cuidadosamente planificada.

Izquierda Castellana, 25 de octubre de 2023

* En diciembre de 1991 la ONU anuló la mencionada resolución. Cabe recordar que la década de los 90 estuvo marcada por retrocesos significativos de los proyectos progresistas, entre otras cuestiones con la caída del socialismo europeo y la Unión Soviética. Las fuerzas de progreso a nivel internacional pasaban por unos momentos de gran debilidad, y el imperialismo aprovechó para anular la declaración en contra de la política sionista y de apartheid del Estado de Israel. Pedimos disculpas por el error informativo al respecto de la citada declaración, aunque la valoración de fondo es correcta en su sentido general. Lo que sí sigue vigente, y con mayor intensidad, es la política racista y colonialista de Israel.

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