El imperialismo yanqui-sionista impulsa la guerra global en el conjunto de Oriente Medio

Biden visita a Netanyahu, 18 de octubre de 2023
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En este editorial vamos a intentar argumentar el porqué de nuestra convicción de que EEUU e Israel, con el apoyo de Reino Unido y la UE preparan una guerra regional en Oriente Medio, que a su vez será otro paso más hacia la conflagración global.

En primer lugar, algunos datos sobre las consecuencias en la población humana de los días que se lleva de guerra. A día 19 de octubre, los muertos en Gaza por los ataques de Israel ascienden a 3.785, de los cuáles 1.524 son niñ@s. Hay al menos 13.000 personas heridas, y cientos de desaparecidos bajo los escombros. Los hospitales y las ambulancias, así como el personal sanitario, han sido objeto de ataques. Los centros de salud que no han quedado fuera de servicio debido a los bombardeos tienen grandes dificultades para dar una mínima asistencia, al carecer de medicamentos, combustible y energía.

En aproximadamente un par de semanas se iniciará la siguiente etapa de la guerra en Palestina, que de forma muy probable se convertirá en una guerra regional de forma inmediata. Los EEUU, el Reino Unido y la UE avanzan a toda máquina en los preparativos para ello. El jueves 19, en su discurso al conjunto de la nación, Joe Biden insistió en una idea: “de cómo se resuelva el conflicto en Palestina (…) dependerá el futuro del mundo occidental en las próximas décadas”, y tiene toda la razón en esto. Sería muy pertinente que las fuerzas autoconsideradas progresistas en el mundo occidental tomaran buena nota.

En el artículo de Macarena Vidal, “El despliegue de EEUU para evitar la extensión del conflicto: 2.000 soldados, dos portaaviones y 135 cazas”, mal titulado pero aparentemente bien documentado en cuanto a su contenido, se deduce claramente cómo EEUU está preparando muy rápidamente la extensión de la guerra. No puede saberse con total exactitud la intención inicial del viaje de Biden a Oriente Medio, pero el bombardeo por parte de la aviación israelí del hospital bautista Al-Ahli truncó cualquier intento de que se negociase una tregua, si en algún momento hubo esa intención. Si Biden aún tenía alguna duda, volvió absolutamente convencido de que la única alternativa es la guerra, y ampliada no solo en su ámbito territorial sino también en lo referido a su intensidad.

Portaaviones Eisenhower

Según la información citada, el segundo portaaviones que EEUU está enviando a la zona -el Eisenhower- llegará en una semana o diez días. Se dirigen también hacia el Mediterráneo oriental tres buques anfibios, uno de ellos con capacidad para transportar helicópteros y aeronaves de despegue vertical. En el área se encuentra el buque de guerra Mount Whitney, en el que viaja el comandante de la Sexta Flota, el Vicealmirante Thomas Ishee, que seguramente será el jefe militar de la operación. Ese buque tiene una gran capacidad de “inteligencia” y se puede concluir que albergará el centro de mando de las operaciones navales y probablemente de las terrestres. También se están desplazando 2.200 marines y se prevé el envío de otros 2.000 soldados en un corto plazo. Además de los 135 aviones de combate a bordo de los portaaviones, está previsto enviar más cazas y otro tipo de aviones de guerra a la región. Todo ello irá acompañado de una partida de miles de millones de dólares; la Casa Blanca tiene previsto pedir al Congreso de forma inmediata cerca de 100.000 millones para seguir financiando la guerra, de los que una parte se destinarán a Ucrania y la otra para Israel. Obviamente no se hace un despliegue de estas características con carácter preventivo.

Están afilando al máximo el arma de la manipulación mediática. A diferencia del caso de Ucrania, en donde tuvieron un tiempo a su favor, en el caso de Palestina los acontecimientos les han pillado más desprevenidos. El caso de la autoría del bombardeo del hospital Al-Ahli es buen ejemplo de cómo tratan de recomponer esa línea de manipulación mediática. Pero la gente cada día comulga menos con esas ruedas de molino, y la respuesta popular, no solo en el mundo islámico sino también en los países occidentales, incluyendo en la UE, Reino Unido o EEUU, está siendo masiva y ejemplar. Es de destacar que en esta ocasión se está produciendo entre la población judía una movilización de oposición al genocidio muy significativa en lo cuantitativo, pero sobre todo en lo cualitativo.

En poco tiempo se entrará en una nueva y brutal fase de la guerra con la finalidad de mantener el control imperialista sobre Palestina y Oriente Medio. Los resultados de un conflicto militar nunca están asegurados de antemano, pero en esta ocasión el sionismo y el imperialismo no lo van a tener fácil. Las fuerzas guerrilleras de la región han acumulado mucha experiencia y capacidad de fuego en los últimos años, tal como Hamás demostró el 7 de octubre, y que en el caso de Hezbolá es superior (cabe recordar que en 2006 derrotaron al “invicto” ejército de Israel, que se tuvo que retirar del sur del Líbano).

Mapa de la escalada del conflicto, a 19 de octubre, elaborado por Rybar

Efectivamente, de cómo se resuelva esta etapa del conflicto que se está desarrollando en Palestina y que se extenderá por desgracia al conjunto de Oriente Medio durante las próximas semanas, dependerá el futuro de la humanidad por varias décadas. Si la victoria es del imperialismo y el sionismo, se darán pasos adelante hacia la nazificación del “jardín occidental”; expresiones de ello son las prohibiciones de manifestaciones o de la exhibición de símbolos relacionados con Palestina, así como la detención o criminalización de personajes públicos muy significativos, como el caso del futbolista Benzemá.

La exigencia de que antes de la condena de la política genocida del Estado de Israel se incorpore una condena a la intervención de Hamás el pasado 7 de octubre en Israel es pura hipocresía. Por hacer un símil histórico, es como si al hablar de la resistencia antinapoleónica en Madrid durante la llamada Guerra de la Independencia tuviéramos que hacer una condena de los acuchillamientos que los madrileños hicieron contra los invasores franceses, cuando previamente se había asistido a fusilamientos indiscriminados sobre la población civil. La historia de nuestro pueblo no permite estos cínicos posicionamientos.

La derrota del imperialismo, aun a costa del tremendo sufrimiento de los pueblos, tiene que suponer el inicio de una nueva era para la humanidad y de la oportunidad de construir un mundo más justo, equilibrado, pacífico y respetuoso con los derechos del conjunto de las personas y con el medio natural. Es imprescindible que desde las fuerzas progresistas aportemos todo lo posible para que se materialice esa derrota. El proceso no será corto, por lo que es muy necesario que haya una planificación de la solidaridad para que las energías y los recursos lleguen hasta el final.

Izquierda Castellana, 20 de octubre de 2023

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