El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, ha anunciado que su país no suministrará más armas a Ucrania y que se centrará en modernizar su ejército. La decisión se produce como consecuencia del enfrentamiento en torno a las exportaciones ucranias de cereal. Varsovia quiere vetar de nuevo las importaciones de cereal ucranio, lo que ha molestado a Kiev. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha protestado esta semana contra esa decisión y la tensión ha derivado en la decisión polaca.
Polonia ha anunciado que no suministrará más armas a Ucrania debido al enfrentamiento entre ambos países por las exportaciones de cereal. En su lugar, según ha asegurado el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, el país se centrará en modernizar su ejército y adquirir armas más modernas para defenderse por sí mismo ante la amenaza de Rusia.
La disputa entre los dos países tiene que ver con las exportaciones ucranias de cereales. Desde el inicio de la guerra, Rusia bloqueó los puertos ucranios del mar Negro, por donde salía el grueso de sus exportaciones de cereal —Ucrania es uno de los principales productores y exportadores de cereales—. Kiev intentó buscar salida a sus productos por tierra, a través de su frontera oeste, por Rumania, Polonia y otros países vecinos, lo que resultó en que una gran cantidad de cereal ucranio terminaba en estos países, perjudicando a los productores locales. Así, varios países decretaron un veto sobre los productos ucranios, que ha expirado en los últimos días. Polonia anunció la intención de renovarlo y esta semana, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, protestó por esa decisión.
El miércoles, el Gobierno polaco convocó al embajador ucranio para expresar su malestar por las declaraciones de Zelenski y la trifulca ha desembocado en el anuncio de este miércoles de Morawiecki.
“Ya no estamos transfiriendo armas a Ucrania porque ahora estamos equipando a Polonia con armas más modernas”, ha declarado Morawiecki durante una entrevista con la cadena polaca Polstat. Ha añadido, no obstante, que el centro de suministro militar de Rzeszow “sigue y seguirá” funcionando en base a los acuerdos llegados tanto con Estados Unidos como con la OTAN y que esta decisión no pondrá en peligro la seguridad de Ucrania.