Lecciones del pasado que es imprescindible aprender.

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La actualidad cada vez con más frecuencia tiende a recuperar  capítulos de la historia reciente. Esa recuperación se suele hacer de forma instrumental a favor de quienes la realizan, pero en sí misma tiene una utilidad, aun en esos casos: permite abrir una reflexión sobre los hechos históricos y su relación con el presente.

El alzhéimer, deterioro de la capacidad cognitiva de las personas, es una de las «epidemias» del mundo occidental actualmente, además de una de las enfermedades más incapacitantes para aquellos/as que la padecen y que conlleva una seria repercusión en su entorno. Con cierta frecuencia las personas con alzhéimer mantienen intactas durante años otras capacidades orgánicas, pero pierden más o menos rápidamente aquello que más nos concierne como seres humanos: la capacidad de pensar, de recordar, de conceptualizar… es decir, de casi todo aquello que afecta a la esfera intelectual.

La gobernanza del mundo occidental, desesperada estratégicamente por su falta de perspectiva o la no materialización de esta, impulsa cada vez con mayor énfasis una especie de alzhéimer colectivo para conseguir que las funciones que dicha enfermedad deteriora  o anula por completo a nivel individual, se generalicen a nivel social. Consideran, y en eso no les falta razón, que es uno de los mecanismos de los que disponen para conseguir la reproducción del alienamiento social y, por lo tanto, para evitar la lucha de las clases populares.

Hace un siglo que el comienzo de la grave crisis del sistema capitalista en su fase imperialista condujo al inicio de la etapa de las grandes guerras mundiales. El poder utilizó el irracionalismo, el asalto a la razón, para sustituir esta por doctrinas y/o prácticas totalmente irracionales, pero que servían fielmente a los intereses del sistema, entre otros a la guerra.

En esta fase final del capitalismo imperialista en que estamos viviendo, que obviamente se puede alargar más de lo que nos gustaría, ese recurso al impulso de la irracionalidad por parte del imperialismo se ha exacerbado. Un ejemplo claro lo tenemos en la  «filosofía queer» y todas las groseras y reaccionarias normas y prácticas que de ella se derivan, como «la Ley trans» en el Estado español, circunstancialmente medio congelada por la oposición social cada vez mayor a sus postulados.

En esa línea de recuperar episodios de la historia, como decíamos, casi siempre de forma manipulada, nos encontramos ahora con dos hechos históricos de gran importancia: la experiencia del Gobierno de Unidad Popular presidido por Salvador Allende en Chile a partir de 1970, frustrada por el golpe de Estado de 1973 con la plena complicidad y apoyo de la CIA, y el proceso de Transición en el Estado español, también en la década de los 70 del pasado siglo.

El golpe de Estado en Chile fue algo que, al menos desde unos meses antes, era claro que iba a ocurrir. La transición al socialismo por vía pacífica es una bella idea, pero poco tiene que ver con la realidad. Ojalá fuera posible, pero no lo es. Las oligarquías no están dispuestas a perder pacíficamente sus privilegios. En el Estado español tuvimos la oportunidad también de comprobar esa lección en el año 1936, aunque en este caso la resistencia fue de gran potencia y tuvo que ser finalmente la intervención de los ejércitos nazi-fascistas europeos la que condicionase el resultado final de la guerra antifascista en este Estado.

La forma de llegar al socialismo, o incluso a la república, no puede ser un debate abstracto, sino vinculado al análisis de las circunstancias concretas; y si no hay una correlación de fuerzas suficiente para ello, ese debe de ser el objetivo principal: mejorar esa correlación de fuerzas que permita tal avance.

La organización social y política del pueblo chileno aún no se ha recuperado plenamente de aquel proceso, que supuso la destrucción material de todos los recursos humanos capaces de impulsar un proceso de cambio. Allende era un hombre honesto que vivió al servicio del pueblo, y así murió, defendiendo su proyecto en el Palacio de la Moneda ante los golpistas; pero su proyecto fue derrotado en muy pocas horas por las fuerzas de la reacción chilena y el imperialismo yanqui.

Reproducimos una conversación entre el propio Salvador Allende y Fidel Castro en la que, de forma respetuosa pero clara, Fidel expresa sus diferencias con la estrategia chilena al socialismo que efectiva y desgraciadamente finalmente falló.

Al calor del tema de la amnistía para los/as afectados/as por el Procés en Cataluña, diversas organizaciones políticas y personajes  como Pedro J. Ramirez, pretenden adquirir una notoriedad sociopolítica que obviamente no van a conseguir. A través de su periódico «El Español» Pedro J. propone la creación de una «plataforma transversal», en contra de la amnistía a los encausados en el Procés, porque según él eso sería el inicio de un proceso destituyente del Régimen del 78 (ya nos gustaría). El sentido de tal medida es justo el contrario: dar un poco de oxígeno e intentar alargarle la vida a este Régimen. En su enajenación de la realidad, plantea nada menos que incluir en esa plataforma transversal a Felipe González o Alfonso Guerra, entre otros miembros del PSOE. Ese señor simplemente no entiende nada.

 

Fotografía de @albertsalame

La situación del proceso soberanista y republicano en Cataluña es compleja; el posicionamiento de Junts a favor, aunque sea con ciertas condiciones, de negociar con la representación actualmente más genuina del Régimen del 78 (el Gobierno encabezado por Pedro Sánchez) de algún tipo de salida a la actual situación es de hecho un triunfo de los partidarios del Régimen del 78.

Hoy veremos cómo responde la ciudadanía  a la convocatoria de la ANC, que se mantiene con firmeza en  posiciones rupturistas.

 

La situación a nivel internacional es del mayor interés. La última reunión del G20 y su declaración final son una clara expresión de una mejoría en la correlación de fuerzas a favor del eje progresista internacional. A diferencia de la reunión y declaración de Bali de 2022, no hay una condena explícita a Rusia, y la India no ha hecho un giro a favor de las tesis del Imperio, como estos deseaban. Las cosas son complejas, pero avanzan adecuadamente.

En cuanto a la contraofensiva ucraniana, todos los que tienen un poco de pudor intelectual están de acuerdo en que ha sido un fracaso. La cuestión es que la OTAN aún no sabe cómo salir de ese avispero que provocaron y en el que se metieron, y la presencia de personajes como Borrell no les ayuda a reflexionar en esa dirección.

Por último, además de expresar muy sinceramente nuestra solidaridad con el Pueblo de Marruecos, constatamos una vez más que el Régimen monárquico de ese país es una auténtica desgracia para su sociedad, un azote que intensifica el sufrimiento que producen todas las tragedias que les afectan. La monarquía alauita, prima hermana de la borbónica, es un desastre para su pueblo similar al que son los Borbones para el nuestro.

Izquierda Castellana
11/09/2023
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