¿QUO VADIS?

Pedro Sanchez y Carles Puigdemont,Palau de la Generalitat de Barcelona-15-03-2016-
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El discurso de Puigdemont (Presidente de la Generalitat en el exilio) del martes 5 de septiembre ha generado tranquilidad, se podría decir hasta un cierto alborozo, en la Moncloa. “No ha profundizado en la confrontación con el Estado”, señalan con un ánimo que se sitúa entre una cierta tranquilidad y un cierto júbilo. Incluso señalan que la investidura de Pedro Sánchez ha visto incrementadas sus posibilidades. Estamos de acuerdo en ello, pero la cuestión es: ¿esto va a resolver los problemas políticos de Cataluña? Por supuesto que no.

Los problemas políticos de Cataluña son irresolubles en el marco del Régimen del 78 y de la constitución monárquica que le da forma jurídica. El Sr. Puigdemont, como unos días antes había relatado el Sr. Urkullu, considera que la Constitución española actualmente vigente no es un impedimento formal para avanzar en la construcción de un Estado plurinacional; que la cuestión principal es la voluntad política del bloque dominante español, y que si ésta fuera la adecuada se podría avanzar en el camino de la soberanía tanto de Cataluña como de Euskal Herria, aun con la Constitución vigente.

Felipe González, que sigue siendo una voz importante de ese bloque de poder, ya ha dado la respuesta. La Constitución española no es un chicle de casi ilimitada elasticidad; desgraciadamente, tiene razón. Pero Felipe González no se va a oponer finalmente a lo que plantee la dirección actual del PSOE para mantenerse en el Gobierno, tal como hizo con el voto en las últimas elecciones generales, según su propia confesión. Si él fuera en este momento el responsable principal de tomar decisiones, éstas no serían muy diferentes de las que adopta Pedro Sánchez; quizás lo haría con más “inteligencia y pedagogía” de lo que lo hace el Presidente en funciones actual, pero ambos son esencialmente similares. De Felipe González a Pedro Sánchez: el Barco de Teseo – Izquierda Castellana (izca.net)

La Constitución vigente es el reflejo jurídico de la voluntad política del bloque dominante español, lo era en 1978 cuando se aprobó y lo sigue siendo en 2023. Probablemente estarían dispuestos, al menos algunos sectores, a introducir ciertos cambios, pero siempre menores y utilitarios a la finalidad principal de ésta: garantizar el dominio sobre los Pueblos del Estado español y sus clases populares. Es decir, la Constitución del 78 es la concreción normativa del poder español, capitalista y patriarcal, y además con muy poco margen de flexibilidad.

En la Constitución del 78 cabe la reforma de su artículo 135, tal como llevó adelante el Gobierno de Zapatero en 2011 para priorizar el pago de la deuda antes que el gasto social, o el artículo 155 que permite suspender las instituciones autonómicas, tal como ocurrió con Cataluña entre el 27 octubre de 2017 y el 2 de junio de 2018, aplicación que por cierto contó con el pleno apoyo del PSOE. Por supuesto, ampara también el modelo monárquico, el de la Restauración Borbónica, esa familia degradada en todos los sentidos. Esto por poner solo algunos ejemplos. Pero la Constitución española del 78 para nada permite o ampara avances reales hacia un Estado plurinacional o hacia una forma de Estado republicano de gobierno, por mucho que Urkullu y Puigdemont, convencidos o no de ello, intenten hacer creer tal cosa.

La pregunta es el porqué de ese importante giro, más que táctico, de Puigdemont. La primera explicación que se nos ocurre es que Junts/ Puigdemont tienen auténtico temor, no por las mismas razones, pero también, a la repetición de elecciones generales.

El azar, sobre el que Marx hizo unas cuantas consideraciones, juega en ocasiones un papel de gran importancia. Hoy estamos ante unas circunstancias de esas características. Junts, a pesar de perder apoyo electoral en los últimos años -ERC mucho más- tiene en el voto de sus siete diputados la llave para que Pedro Sánchez siga siendo el Presidente del Gobierno de España o que se repitan las elecciones. Y esa posición es de una gran importancia institucional y social, de las que suelen dar vértigo; Junts, no hay que olvidarlo, es la representación política de una parte significativa de la burguesía catalana que aspira, legítimamente, a tener un Estado propio. En esa apuesta pensaron que podían tener la complicidad de la UE, o al menos de algunos de sus Estados miembros. Pero la UE y la mayoría de sus Estados dejaron claro que respetaban y apoyaban la integridad territorial del Estado español, lo que ha generado una frustración clara a Puigdemont y entre sus filas.

Por otro lado, el proyecto de la UE cada día está más debilitado como estructura supraestatal, en lo que influye de gran manera la coyuntura geoestratégica y la voluntad no disimulada de beligerancia hacia ese proyecto por parte de los EE.UU. Quizás hoy entre la dirección de Junts hay una cierta constatación de que la correlación de fuerzas no era la que se imaginaban en el año 2017, y por tanto se ven obligados a hacer cambios en su línea política.

Cena de «gala» reunión OTAN en Madrid. Junio 2022

Una repetición de elecciones seguramente no situaría a los diputados de Junts en una posición de similar importancia a la que actualmente tienen. El azar tiene ciertas similitudes con la lotería: es muy difícil que toque el premio dos veces seguidas.

El bloque dominante español no tendrá problemas en conceder una amnistía con ese u otro nombre que permita que Puigdemont se presente a las próximas elecciones autonómicas catalanas y, en su caso, regresar como repuesto President de la Generalitat. Esa situación no significará la solución de los problemas políticos de Cataluña en cuanto al derecho a decidir, pero dará para la construcción de un buen relato que, con la plena complicidad de los medios de comunicación, tendrá potencialmente un importante impacto social.

A este proyecto, que seguramente está sobre la mesa, le fallan unas cuantas cosas de gran importancia. La primera de ellas es que sectores significativos del Pueblo catalán no comulgan con él, y por tanto tendrá el rechazo de esos sectores; la posición de la ANC, al menos hasta ahora, es un buen ejemplo de esto que decimos. Otro problema es que las fracciones más bunkerizadas del Régimen del 78 pondrán todas las piedras en el camino para que no se avance en esta alternativa, pero el bloque dominante español tiene abundante experiencia para afrontar situaciones de esas características y, por otro lado, el imperialismo apoya cada vez de forma más decidida a Pedro Sánchez.

De nuevo nos encontramos ante el dilema, tal como ocurrió al inicio de la Transición, entre la Reforma o la Ruptura, con una variante que ya se puso en marcha en aquella época y que fue finalmente la hegemónica: la de la «ruptura pactada», que no era sino la Reforma con un nombre bonito.
Este es el panorama partidista institucional actualmente en el Estado español, pero la cuestión es que el marco internacional es muy diferente al de aquella coyuntura histórica. Por supuesto, a ello tenemos que añadir el tremendo desgaste social del Régimen del 78 y de todo su entramado institucional, incluyendo a los partidos políticos.

Desde el movimiento comunero en Castilla apostamos cada día con más convicción por el único camino que consideramos útil, real y eficaz para conseguir un sistema democrático y republicano: la ruptura con el Régimen del 78. Sabemos que no es tarea fácil (nada importante es nunca fácil), pero no solamente es posible sino cada vez más imprescindible. La coyuntura internacional creemos que está de nuestro lado sin ningún género de dudas. El avance internacional de los Estados y alianzas progresistas, como último ejemplo tenemos la XV Cumbre BRICS y su importante ampliación, es uno de los muchos indicadores de ello.

Estamos convencid@s de que se está entrando en la fase histórica en el Estado español en la que el movimiento popular castellano tiene la potencialidad de empezar a condicionar de forma sustancial la evolución, y por tanto el futuro, del Régimen del 78, o mejor dicho, su no-futuro. Seguimos manteniendo nuestra plena disposición al apoyo solidario a las luchas populares democráticas en otros Pueblos del Estado, pero tal como es evidente y cada vez más necesario, nuestros esfuerzos principales están orientados a la construcción del movimiento comunero del siglo XXI, que creemos que finalmente será el elemento determinante para la ruptura con el Régimen monárquico postfranquista del 78.

Izquierda Castellana

06/09/2023

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