
Especialistas japoneses comenzaron a liberar al océano el primer lote de agua tratada que se utilizó para enfriar los reactores averiados de la central nuclear Fukushima-1, según una retransmisión en directo desde la central, realizada por la compañía Tokyo Electric Power ( TEPCO).
Los trabajos comenzaron según el plan inicial, ya que las condiciones naturales en la prefectura de Fukushima son normales.
Además, las mediciones mostraron que el agua tratada se diluyó adecuadamente con agua de mar y el contenido de tritio que contiene está muy por debajo de la norma de seguridad aprobada por la Comisión Internacional de Protección Radiológica y el gobierno de Japón.
El agua purificada se descargará a través de un túnel en el fondo del mar aproximadamente a un kilómetro de la costa. El túnel permite descargar el agua a razón de 460 toneladas por día. Cada tonelada de agua de Fukushima se diluirá con 1.200 toneladas de agua de mar pura. Según el plan, durante 17 días se descargarán un total de 7.800 toneladas de agua tratada.
En el año fiscal 2023 (que finaliza el 31 de marzo de 2024), se liberarán al océano hasta 31,2 toneladas métricas de aguas residuales.
En marzo de 2011, un tsunami provocó daños en los sistemas de suministro de energía y refrigeración de la central nuclear de Fukushima 1, lo que provocó una fusión del combustible nuclear en tres reactores, acompañada de explosiones y emisión de radiación a la atmósfera. Vastos territorios quedaron contaminados, lo que obligó a la evacuación de decenas de miles de personas.
Los reactores utilizaban agua para enfriar, y almacenar esta agua se ha vuelto problemático debido a su gran volumen: más de 1,25 millones de toneladas. En abril de 2021, el gobierno japonés autorizó el vertido de una gran cantidad de esta agua, que se dice que está libre en su mayor parte de sustancias radiactivas, pero que aún contiene tritio, un isótopo de hidrógeno radiactivo.
TEPCO destacó que el contenido de tritio en el agua se está llevando a una cuadragésima parte del estándar mínimo permitido establecido por la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP) y el gobierno de Japón, y a una séptima parte del nivel permitido por la Organización Mundial de la Salud para agua potable.
A pesar de esto, los planes de Tokio han generado duras críticas por parte de varios países, principalmente Rusia y China. Japón planea descargar el agua en etapas durante un período de 30 años. La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) tiene la intención de monitorear el proceso de manera continua. En los últimos años, los especialistas de la OIEA han realizado varias inspecciones en la instalación nuclear.