Un primer balance de las Elecciones Generales del 23 de julio

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Un primer balance de las Elecciones Generales del 23 de julio

Entre los titulares de la prensa estatal e internacional, el que nos ha parecido más cercano a las consecuencias reales de los resultados de las elecciones del 23J, aunque resulte paradójico, es el del New York Times: “Los resultados empujan al país a un embrollo político”.

Hay que subrayar que el país, como señala el NYT, ya está en un tremendo embrollo político y, sobre todo, social. Estas elecciones convocadas anticipadamente por Pedro Sánchez para el 23J después de la clara derrota de su partido y de sus socios de coalición (Unidas Podemos) en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, cuando la previsión era que se celebraran en diciembre, han tenido un único objetivo: evitar unos meses de desgaste institucional (y por tanto electoral) que se adivinaban muy intensos.

Desde el “momento cero” de la convocatoria, y más aún después de los resultados del 23J, un amplio abanico de apologetas de Sánchez, que van desde la izquierda a la derecha institucional del Régimen, consideran que la maniobra de adelantar las elecciones fue un gran acierto político, digno de un “gran estratega”. En nuestra opinión Pedro Sánchez puso una vez más sus intereses personales y los de su casta por encima de los del conjunto social. Ahí reside toda la inteligencia de su táctica habitual: despreciar los intereses de la mayoría y priorizar los de su casta.

Un hecho nos parece del mayor interés: la derrota en toda regla de Vox, que ha bajado de 3.656.979 a 3.033.744 votos y ha perdido una buena parte de sus diputados (de 52 a 33). A pesar de que esa tendencia a la baja era clara y se pudo comprobar durante las anteriores elecciones locales y autonómicas, en todos los medios de comunicación favorables a la continuidad del actual Gobierno, en redes sociales o incluso en conversaciones familiares, el argumento principal para que la gente votase -y que lo hiciese por el PSOE y Sumar- giraba alrededor del peligro del fascismo. Lo repetimos una vez más: el auténtico peligro del fascismo es que las instituciones con poder fáctico en el Estado español son herederas, sin cambios esenciales, de las del franquismo. Si se repiten las elecciones, cosa probable, seguirán agitando el espantajo de Vox, aunque su capacidad de influencia política sea mínima. Con ello pretenden dar continuidad al Gobierno preferido por la UE y la OTAN, al Gobierno de la guerra, del abandono al Sáhara, de la traición al movimiento feminista, etc.

Los resultados electorales, que posiblemente van a tener que pasar por una travesía de meses, difícilmente dan para conformar un nuevo Gobierno, ni articulado alrededor de Pedro Sánchez (tendrían que convencer a Puigdemont, cosa que, aunque no parece fácil, no es imposible dado el marco en que vivimos) ni tampoco alrededor de Feijóo, que aunque ya ha dicho que intentará la investidura, no parece nada fácil que lo consiga.

El bloque de derechas del Régimen está en 171 diputados sumando a UPN y Coalición Canaria, y necesitaría al PNV para llegar a la mayoría de 176. Aunque el PNV en alguna ocasión apoyó al PP para formar Gobierno (José María Aznar en 1996), ahora la cosa parece mucho más complicada.

El PP ha ganado las elecciones en escaños (136) y votos (8.091.840), y además lo ha conseguido en la mayoría de provincias del Estado (38 de 50), pero ha sido una victoria insuficiente y además los medios de comunicación se han encargado de quitarle importancia, incluyendo los formalmente de derechas. En este sentido tiene especial relevancia la posición del ABC. El seguimiento del proceso electoral en TVE, por ejemplo, ha sido de vergüenza por su descarado partidismo.

El PSOE ha ganado en votos en Cataluña y Euskadi, arrebatando la primera posición a las fuerzas propias de esos pueblos, obteniendo dos escaños más que los que tenía (ahora 122) y también más votos (pasa de 6.792.199 a 7.760.970). Los resultados no eran los que esperaba Pedro Sánchez, pero hay que reconocer que han resistido aceptablemente, en buena medida por todas sus maniobras directas e indirectas sobre la opinión pública de izquierdas.

Sumar ha tenido una pérdida más que significativa de votos y escaños con respecto a lo conseguido en 2019 por las formaciones que aglutina (de 3.625.996 votos a 3.014.006; y de 38 escaños, a 31). No ha conseguido quedar como tercera fuerza electoral, uno de sus objetivos principales, a pesar de la importante caída de Vox.

La dirección de Sumar, mostrándose muy preocupada por ponerle freno al fascismo

La suma del “bloque de derechas” a nivel estatal (PP-Vox) supone 169 escaños. La suma del “bloque estatal de izquierdas” (PSOE-Sumar) consigue 153 diputados. Además están los escaños de los partidos de ámbito nacional, que tienen potencialidad para dar mayoría al bloque de izquierdas, pero esa vía profundizaría en una línea iniciada en 2019, cuando en aquella ocasión el núcleo de esa coalición tenía 158 escaños (PSOE-UP-Más País), una situación diferente a la actual.

En nuestra opinión, la línea divisoria y de confrontación que ha puesto en pie el actual Gobierno es de una falsa trinchera, que genera tensión social sobre falsos problemas y falsas soluciones, y que solo tiene utilidad para los que viven de la política profesional. Es, además, un elemento especialmente destructivo para la sociedad y las clases trabajadoras.

En 2004, cuando hubo un amago de suspender las elecciones después del atentado del 11M, IzCa llamó a realizar concentraciones ante las sedes del PP, que tuvieron un notable apoyo, para que esa maniobra no se llevase adelante. Docenas de nuestros simpatizantes fueron denunciados por la policía por su participación en aquella acción. En el Parlamento español se montó una comisión de investigación sobre todo lo relacionado con el 11M y alrededor de 20 personas vinculadas al movimiento comunero fueron llamadas a declarar. Una vez el PSOE formó Gobierno, con Zapatero a la cabeza, se retiraron las denuncias policiales y las solicitudes de declaración ante la comisión parlamentaria. El PSOE intentó vendernos tal cosa como un favor hacia nuestra organización, pero lo que realmente quisieron evitar era que la voz de la calle, sin intereses espúreos, pudiese declarar en el Congreso. No saldremos a la calle a defender a un Gobierno nucleado alrededor de Pedro Sánchez.

Cada día que pasa, las insuficiencias y podredumbres del Régimen del 78 son más evidentes. Su incapacidad de gestión es cada día más absoluta, pero también lo es su disposición a intentarlo todo con tal de seguir en las poltronas. Sánchez es un aventurero sin escrúpulos, dispuesto a impulsar un conflicto civil vestido de lucha entre la derecha del Régimen y el “Gobierno de Progreso del Régimen” para mantenerse donde está, y Yolanda Díaz va en el mismo tren.

No Pasarán. El conflicto es necesario e inevitable, pero no bajo las falsas trincheras y banderas que solo sirven a la casta y al guerrerismo.

Izquierda Castellana, 24 de julio de 2023

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