Reflexiones de Mujeres Castellanas ante las próximas elecciones

Montaje con una ilustración de la artista Rini Templeton
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Las mujeres del movimiento feminista estamos asistiendo a una brutal coacción para que acudamos a votar. El voto del movimiento feminista tradicionalmente ha sido un voto de izquierdas, como corresponde a la filosofía feminista, un voto que en esta ocasión se ve comprometido ante las políticas desarrolladas por el Gobierno de coalición PSOE-UP, unas políticas basadas en la manipulación y la mentira sistemática al conjunto de las mujeres, y por ende a toda la población, intentando alienar a la sociedad, despojándola de los recursos para generar un clima de crítica social basado en la racionalidad. Paralelamente pusieron en marcha herramientas para impulsar todo tipo de sectarismos, acoso y persecuciones en el seno del movimiento feminista, con el afán de fraccionarlo e intentar impedir la construcción de un proyecto cohesionado de resistencia. Saben que el feminismo no vota a la derecha y por eso han vivido muchos años del voto incondicional de las mujeres.

La opción del voto a la derecha es una opción impensable en el seno del movimiento feminista, entre otras cosas porque las posiciones conservadoras constituyen la mejor representación del patriarcado más rancio. A eso debe añadirse el gravísimo negacionismo de la violencia machista, uno de los temas que socialmente más ha aupado a Vox, y a lo que ese partido no puede renunciar a incluir en cualquier pacto de gobierno que suscriba con el PP. No olvidamos que el PP ha sido cómplice en el reconocimiento de la ideología queer, el caballo de Troya del feminismo; razón por la que la avalan o, sencillamente, no la desactivan allá donde la “izquierda” la ha instalado.

Pensábamos que Irene Montero y su segunda de abordo, Ángela Rodríguez "Pam" representaban el máximo agravio a las mujeres, pero Yolanda Díaz lo ha superado incluyendo a un hombre que se siente mujer como responsable de feminismo.

En ese contexto es especialmente grave la estrategia del miedo que se ha sembrado interesadamente dentro del feminismo, y de la sociedad en general, reprochando con crudeza e inculcando que es más urgente hacer uso del “voto útil” para frenar a la derecha, ante el grave riesgo de involución en los derechos de las mujeres, especialmente de los de las víctimas de violencia de género.

Sabemos muy bien que el Gobierno que vendrá a sustituir al actual, compuesto por los partidos de la derecha del Régimen, no llevará adelante un programa mejor que el actual, sino todo lo contrario. Sin embargo, esa no es la cuestión en estas elecciones. Lo que está en cuestión es dar una lección a todos los partidos del Régimen monárquico actual; y la mejor manera de hacerlo es logrando la mayor abstención y voto nulo posible.
Las feministas no podemos votar a ningún partido que no tenga entre sus reivindicaciones la agenda feminista como prioridad, y esa agenda tiene seis ejes fundamentales: aborto libre y gratuito; lucha contra la violencia machista en todas sus formas; abolición de la prostitución; abolición de los vientres de alquiler; abolición de la pornografía; y abolición del género (abolición de los estereotipos sexistas), eliminando de todas las leyes y documentos cualquier mención a las teorías queer y su lenguaje misógino.

En la actualidad no existen excesivas diferencias entre la derecha y la izquierda en materia de igualdad, salvo lo apuntado en materia de violencia machista (que unos niegan, y otros intentan paliar con medidas claramente insuficientes). Ello es debido a que la estructura ideológica por encima de los actuales partidos políticos con representación parlamentaria es la patriarcal-capitalista, y son sus intereses, completamente opuestos a los de las mujeres, los que se encuentran representados en la totalidad del actual arco parlamentario. Así lo demuestra el que una y otra vez las mujeres y sus derechos no gocen de prioridad alguna o, peor aún, sean ninguneados.

Nosotras decidimos nuestra posición ante las elecciones del 23J desde un análisis profundo que no realizarán quienes nos acusan de “inconsciencia”. También sabemos que tendremos que incrementar esfuerzos, sea cual sea el resultado de la contienda electoral, para conseguir que la igualdad real entre en las agendas políticas. Lo tenemos difícil. Por ello es urgente la consolidación del movimiento feminista abolicionista, y para eso necesitamos la unidad entre todas las asociaciones y organizaciones feministas y, en general, con todas las mujeres hartas de un sistema que no ha dejado de oprimirnos. Las sufragistas lucharon y ganaron el derecho al voto para las mujeres, y también el derecho a vender caro su voto. No olvidemos que es posible construir las fuerzas para un auténtico cambio social, político y cultural. Sólo juntas podremos emprender el camino para hacer la revolución feminista, y este camino en ocasiones pasa por no votar o votar nulo.

Mujeres Castellanas
21/07/2023
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