Ferrovial, una nueva derrota del Gobierno de coalición

Junta de Accionistas de Ferrovial
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Ferrovial, una nueva derrota del Gobierno de coalición

El intento por parte del Gobierno de que no se llevase a cabo el traslado de la sede de Ferrovial a los Países Bajos, tal como por otro lado era previsible, se ha saldado con una contundente derrota. Esta derrota se suma a otras muchas que ha sufrido el Gobierno, especialmente en los últimos tiempos, tal como ha sido la imposibilidad de derogar/reformar la Ley Mordaza o la laboral. Para ganar batallas políticas hay que conseguir la correlación de fuerzas suficiente para ello, y además tener una voluntad política clara en esa dirección. Los señuelos electorales poco tienen que ver con esta ley materialista que acabamos de describir, pero los señuelos electorales sirven, al menos de momento, para ganar elecciones y obtener puestos institucionales de los que vivir con total holgura. Estamos ante un caso de esas características.

Ferrovial, como cualquier empresa capitalista, vela especialmente por sus intereses, que son los de sus accionistas y muy especialmente los de su junta directiva. Desde una perspectiva puramente objetiva, parece que la decisión que han tomado se corresponde en términos generales con esos intereses. El capitalismo liberal no tiene patria; pretender ignorar eso y especialmente en el Estado español es una auténtica estupidez además de una expresión de irresponsabilidad.

Ferrovial se fundó en el año 1952 por el padre del actual presidente, también llamado Rafael del Pino, casado a su vez con una sobrina de José Calvo Sotelo, líder político de la derecha golpista durante la República y ejecutado por un pelotón de los Guardias de Asalto como respuesta al asesinato del militante socialista José del Castillo. Este incidente fue uno de las justificaciones del levantamiento militar fascista de julio de 1936, en el que participó activamente Rafael del Pino y Moreno, padre del actual presidente de la empresa. La implicación de la familia del Pino y Calvo Sotelo en el alzamiento fascista y en el régimen franquista que le dio continuidad es algo bien conocido. En las crónicas periodísticas de estos días se hace hincapié en estos hechos con una clara intencionalidad política, pero se ignora que el mayor desarrollo y expansión de Ferrovial se produjo a la sombra del actual Régimen, muy especialmente durante los gobiernos de Felipe González. Ferrovial tuvo una amplísima participación en la Expo de Sevilla de 1992, en las Olimpiadas de Barcelona de 1992, en la construcción del AVE de Madrid a Sevilla o en la construcción del Guggenheim en Bilbao. Esa realidad, perfectamente contrastable en cualquier búsqueda documental, evidencia la línea de plena continuidad entre el Régimen actual de la II Restauración Borbónica y el franquismo, no solamente en lo que podríamos llamar aparato duro del Régimen -tal como es la Policía o la magistratura-, sino de forma casi total en el sistema económico y muy especialmente en los sectores hegemónicos de este, que, si crecieron en muy buena medida amamantados por las ubres del Régimen franquista, han seguido desarrollándose gracias a las ubres del Régimen del 78.

Las expresiones de sorpresa ante la decisión de Ferrovial, tomada por cierto de forma absolutamente mayoritaria en una asamblea de accionistas, sólo pueden responder a una profunda hipocresía o a una más profunda ignorancia sobre lo que es el capitalismo español; o peor, a una mezcla de ambas. Ferrovial absorbió en el año 1995 a la empresa de construcciones Agromán, que presidió hasta su fallecimiento José María Aguirre Gonzalo, quien a su vez controlaba el Banco de Guipúzcoa y Banesto; a partir de ese momento la empresa inició un importante deterioro, de ahí su absorción por Ferrovial. Agromán, entre otras cosas, empleó a presos políticos como esclavos, algo que, por cierto, ocurrió con otras muchas empresas de la época y muy diversas instituciones civiles, militares y eclesiásticas.

Los empresarios de Franco – Viñeta de Felip Ariza / Diario Ara

El 36% del negocio de Ferrovial se produce en EEUU y el 21% en el Reino Unido; es decir, el 57%, la mayoría, se produce en el marco del capitalismo angloamericano. Ferrovial tiene el 90% de sus accionistas y el 82% de su facturación en el extranjero.

A Ferrovial se le ha investigado por sus implicaciones en el llamado Caso Palau por el pago de comisiones a CDC a cambio de la adjudicación de obras. En 2022 recibió una sanción de 38 millones de euros de la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) por formar un cártel con otras grandes empresas para la adjudicación de obras públicas; la Audiencia Nacional ha suspendido de forma cautelar la sanción.

El fundador y padre del actual presidente de Ferrovial tuvo una relación muy estrecha con Felipe González y fue considerado como el patriarca de la llamada «beautiful people», de triste recuerdo, al incorporar todos los elementos de la corrupción política y económica en tal agrupación.

La participación de Rafael del Pino en Ferrovial es a través de la empresa holandesa RijnCapital; es decir, el traslado del domicilio social a los Países Bajos no es algo improvisado. Según un informe hecho por el Banco de Sabadell, los ahorros fiscales que obtendrá Ferrovial con su traslado a Ámsterdam serán alrededor de cincuenta millones de euros. Aunque no sea la razón fundamental para ese traslado, cincuenta millones de euros para cualquier mortal normal o cualquier empresa normal es una auténtica barbaridad. Seguramente, sin embargo, las razones principales serán las que afirman: para potenciar y estructurar mejor su presencia en el mercado angloamericano, tener el domicilio social en Ámsterdam les será favorable; parece que ello les permite el salto a la Bolsa de Nueva York con más facilidad, mientras que desde el Estado español tiene que pasar una serie de filtros que dificultan administrativamente el proceso. Está claro que infligen un claro daño político al pretendido prestigio de la «Marca España» como lugar de inversión para el capitalismo internacional. Obviamente la Comunidad de Madrid también se ve afectada por esta decisión, aunque se mantenga en el debate con un perfil bajo.

Lo que es imposible no puede ser. No se puede pretender que el capitalismo español tenga una «actitud patriótica». Si tal actitud no se da en ninguna de las instancias del Régimen español, empezando por la familia de los Borbones y siguiendo por el actual Gobierno -que supedita todas sus decisiones a lo que el Imperio yanqui decide, tal como se está demostrando en el caso de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania-, sería pedirle peras al olmo que la familia del Pino-Calvo Sotelo tuviera una actitud más coherente en este sentido.

Una vez más se demuestra que el actual Régimen del 78, surgido en la Transición del franquismo, es contrario a los intereses propios de los pueblos del Estado español, muy especialmente a los de sus clases populares. En Francia, a pesar de ser igualmente un país capitalista, seguramente esto no hubiera ocurrido, debido a que su régimen político tiene un mínimo de legitimidad democrática en su origen y un mínimo de compostura en la defensa internacional de sus intereses.

Para Castilla y para los pueblos del Estado español no hay más solución que la derrota de este Régimen y la construcción de una República comunera y popular.

Izquierda Castellana, 14 de abril de 2023

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