El nuevo milagro de los panes y los peces. Yolanda Díaz, la nueva Mesías.

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El nuevo milagro de los panes y los peces. Yolanda Díaz, la nueva Mesías.

El aforo del polideportivo Magariños en Madrid tiene 600 asientos, y en un cálculo generoso se podría decir que en la cancha pueden caber otras 400 sillas y dos o tres centenares de personas más de pie. Fuera del polideportivo, en las fotos publicadas en prensa, pudo haber otras 300 personas. Sin embargo, las crónicas mediáticas, desde las que se han mostrado absolutamente entusiastas en la prensa más afín al Gobierno de Progreso, especialmente el Grupo PRISA, hasta aquellas que simplemente se han mostrado favorables al proyecto (el resto de los medios de comunicación), hablan de una asistencia de varios miles de personas, que concretan en al menos 5.000.

El engranaje propagandístico del Régimen, en el que se ubica también su izquierda, no suele evaluar la asistencia a las actividades sociales o políticas en función de cálculos mínimamente objetivos, sino de especulaciones en las que se confunden los deseos con la realidad. Esa práctica la hemos visto habitualmente en Madrid en las movilizaciones en la calle desde siempre, pero muy especialmente en los últimos tiempos. Cuando la asistencia es de 20 o 30.000 personas, se dan cifras de 100 o 200.000, según la conveniencia del momento.

Esa metodología de recuento no sirve más que para mantener una ficción, y ello sólo durante un cierto tiempo, hasta que llegan las siguientes elecciones y se cuenta voto a voto. Asumir la realidad en sus términos generales es el primer paso para poder hacer una labor útil y constructiva para la causa de las clases populares. El autoengaño -y, a partir de ahí, el intento de engañar a sectores de la opinión pública- es uno de los caminos más directos hacia el fracaso. En el mejor de los casos para los promotores/as de este proyecto, en el acto de presentación de Sumar no hubo más de 1.500 personas, siendo generosos.

Si desde el punto de vista cuantitativo, después de nueve meses y a pesar del unánime apoyo mediático solo se consigue juntar a 1.500 personas, es que cualitativamente el proyecto está ya amortizado antes de nacer.

Lo que sí pudimos comprobar fue cómo todo un plantel de personas que viven de la política partidista estuvieron esforzándose de forma entusiasta por aparecer en las fotos. La parte del pastel institucional que se va a repartir entre los sectores que apoyan al proyecto Sumar va a ser muy menguada en las próximas elecciones generales, y tener acceso a una ración de ese pastel es la prioridad de quienes no tienen oficio conocido y solo saben vivir de la política profesional.

La actitud del poder mediático hacia esa “izquierda de la izquierda”, según se denomina desde el propio Gobierno, es claramente expresiva de cuál es el papel llamado a jugar. Intentar, si es posible, darle continuidad al Gobierno de Coalición, cosa verdaderamente complicada, o al menos conseguir un número de escaños suficiente que permita financiar la vida de ese conjunto de personajes que en instituciones y medios de comunicación viven muy por encima de las condiciones de las clases populares a costa del erario público, y que son herramienta principal para cultivar el adormecimiento y embrutecimiento y, por tanto, para tratar de impedir la organización y movilización social. El desastre objetivo de la puesta en escena del proyecto Sumar es la expresión más nítida de que esas maniobras están llegando a su fin.

Según parece, en el periodo histórico en el que se sitúa a Jesús de Nazaret había un importante número de profetas, de los cuáles la mayoría se les caracterizaba y denunciaba como farsantes. Obviamente no se ha producido una segunda versión del milagro de los panes y los peces; pero sí estamos en una nueva época de falsos profetas. La escenificación del pasado domingo se encuadra en ella.

Izquierda Castellana, a 3 de abril de 2023

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