Gracias, Clara Ponsatí

Roda de premsa i detenció de Clara Ponsatí a Barcelona 28.03.2023 Foto: Albert Salamé / VWFoto
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Dicen que del exilio sólo se vuelve o bien muerto o bien victorioso. Y Clara Ponsatí ha vuelto victoriosa, de eso a estas alturas ya no hay ninguna duda. Ayer volvió a pisar Barcelona, como una persona libre, plenamente libre, inmensamente más libre que todo el mundo que la rodeaba. Su imagen atravesando la plaza de Cataluña con esa sonrisa ancha en la cara es de las que guardaremos muchos y muchos años, quizá siempre, dentro nuestro. La llegada de la Ciudad de la Justicia, puesta en libertad, también. La estúpida y gravísima detención por la policía autonómica, en todo caso no hace sino poner de relieve esta libertat. Como ella dejó bien claro a quien la envió a detenerla, es una detención ilegal que se girará contra quien la ha ordenado. El problema lo tienen, por tanto y en todo caso, el Reino de España y el gobierno autonómico catalán, concretamente el Departamento de Interior, que no ha sido capaz de defender que no se puede detener a un eurodiputado, diga qué diga el juez, y que debería aclarar si, como parece, decidió la detención sin que fuera pedida por ningún juez.

[En el Departamento de Interior debería haber dimisiones hoy mismo. Sin ninguna orden judicial expresa, los Mossos han detenido a una eurodiputada, de quien han despreciado los derechos. La pregunta es quién lo ordenó. ¿Lo sabía el consejero?]

Antes de eso, en la magnífica conferencia de prensa que ofreció en el Colegio de Periodistas –y que podéis ver íntegra–, Ponsatí marcó de manera muy contundente las líneas que separan su acción de todo lo que ha pasado hasta ahora en el interior. Ella y los demás exiliados en Bruselas, a diferencia de los miembros del gobierno que se quedaron, no reconoce ni la autoridad ni la legitimidad de los tribunales españoles. Le es muy igual qué digan o dejan de decir quienes, políticos o periodistas, pretenden envolver su gesto con cualquier causa partidista. Y está dispuesta a seguir luchando por la independencia, haciendo aflorar las contradicciones de todos, como ayer, y ofreciendo a la gente el retorno de un discurso claro, coherente e inteligible, de un discurso cristalino, sobre qué debemos hacer para avanzar en el camino hacia la independencia.

Clara Posantí ha vuelto a Barcelona cuando ha querido y simplemente porque ella decidió que ayer, 28 de marzo, era el día que tocaba volver al sur. Ha vuelto, por tanto, no cuando Pablo Llarena o Pedro Sánchez lo han querido ni de la manera que habrían querido, sino cuando ella ha considerado que se avezaban las condiciones para hacerlo y cuando hacerlo fuera un servicio a la sociedad catalana. Y no ha vuelto nada condicionada porque el estado español le haya concedido ningún permiso. España ayer se quedó con un palmo de nariz, viendo las noticias en los medios y preguntándose qué pasaba y qué tenía que hacer. No la podía detener porque tiene inmunidad, ni la puede meter en la cárcel porque el delito del que es «acusada» no incluye la cárcel. Ponsatí volvió a Barcelona de manera unilateral, que es la única que se ha demostrado que funciona para avanzar. Ha sido una decisión personal suya y la ha ejecutado cuando ella ha querido y como ella ha querido. Soberana de sus actos y tan libre como una persona puede serlo.

Durante estos difíciles años de exilio, Ponsatí se ha ganado una merecida fama de ser una persona directa, honrada y valiente. Incómoda, por tanto. Y de criterio fiable, también por tanto. Ella fue el único miembro del gobierno que se enfrentó cara a cara con la Guardia Civil el Primero de Octubre y se enfrentó a él de valiente en defensa de su departamento. Ella permaneció sola dentro del gobierno defendiendo que había que declarar la independencia el Primero de Octubre mismo, sin esperar ni un día más. Fue también la primera en denunciar que buena parte de la clase política, por no decir prácticamente toda, había hecho una cacha –una frase que le costó muchos disgustos, pero que la definirá y la enaltecerá para siempre más. Ella abrió, asumiendo la responsabilidad, su parte de batalla judicial en Escocia. Ella, el día que los cuatro regresaban a Cataluña, aquel 29 de febrero en Perpiñán, hizo el discurso que la gente quería sentir, reconociéndoles el esfuerzo, respetándolos, agombrándolos sin diferencias. Y ahora ella es la primera en volver al sur, a pisar Barcelona saltando finalmente por encima de la frontera artificial que separa en dos nuestro país, en un gesto que, digan qué digan y explican las florituras que explican, es evidente –como se ha visto– que tiene un riesgo muy alto para su seguridad personal y su vida.

Estos días próximos, tendremos tiempo de sobras de hablar del impacto de este gesto en nuestra vida colectiva, de las múltiples facetas políticas, judiciales e incluso emocionales que implica no sólo para ella, sino para centenares de miles de catalanes. De hasta qué punto el retorno de Clara Ponsatí sacude la política catalana y el país. Seguiremos con mucha atención la peripecia de su detención y todas las consecuencias judiciales, pero también políticas, que tendrá este acto ilegal. Y ya hablaremos también de si este retorno significa el comienzo de una nueva etapa y de una ofensiva. Y de si lo hace sola o si lo hace en compañía.

Tendremos mucho tiempo para hacer todos estos análisis y reflexionar, y por eso hoy os pido permiso para limitar este editorial –que durante tanto tiempo he soñado de escribir– simplemente a dar las gracias a Clara Ponsatí. Por todo esto que ha hecho y por lo que estoy seguro, espero y deseo que seguirá haciendo. Por haber sido tan coherente, tan decidida y tan crítica siempre. Por no haber errado nunca el objetivo de la libertad, de la independencia. Y para ser valiente, algo que no debería contar en política, si no fuera porque vivimos en un país donde, especialmente entre los políticos, los valientes se hacen notar mucho.

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PS2. Ayer también hicimos en Valencia el acto de homenaje a Guillem Agulló que habíamos anunciado. Fue un acto magnífico, impresionante, que reunió a un centenar de suscriptores llegados de todos los Países Catalanes –VilaWeb siempre rompe fronteras. Os ofrecemos una crónica de nuestra jefa de redacción, Esperança Camps, junto con el vídeo del acto.

 

 

Gracias, Clara Ponsatí (vilaweb.cat)

 

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