
Reproducimos el comunicado leído en la concentración en repulsa de la joven Vallisoletana asesinada en Bruselas.
El diario.es:Cientos de personas muestran su repulsa en Valladolid por el “asesinato machista” de la enfermera en Bruselas
Un nuevo asesinato machista sacude nuestra ciudad, de nuevo una mujer es asesinada, una mujer joven de 23 años, con un proyecto de vida y de futuro.

La lucha contra la violencia machista se ha topado en el camino con tres importantes enemigos: la normalización, la banalización y el negacionismo respecto a la propia existencia de esa lacra. Esto, que ya se detectaba en un sector de la población general, parece estar propagándose entre los jóvenes de forma «alarmante» .
Nos cansamos de escuchar negacionismos sobre las violencias machistas: que las denuncias falsas son algo generalizado, que la violencia no tiene sexo, que el sexo es una ideología, o que no hay que luchar contra la violencia machista sino contra la violencia contra las personas. Nos encontramos que esos discursos van dejando un poso de desinformación en la sociedad y en los jóvenes en particular.
Estos discursos están ganando terreno y se reproducen de forma sistémica en las redes sociales con influencers y youtubers siendo sus propios voceros, entre ellos no pocos representantes políticos.
A Teresa la ha asesinado un guardia civil, Cesar, que estaba en prácticas. Esto es un claro ejemplo de la falta de preparación y de formación en los agentes implicados en la lucha contra la violencia machista, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, y del sistema judicial, no solo constata el hecho de que no tienen formación, que no la han recibido y que no se la espera, constata el hecho de que no hay un interés político en la formación de los agentes implicados en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, sino que ni siquiera se creen sus propios protocolos de actuación, que en esa ocasión y en otras muchas no han aplicado. Parece inverosimil, que un agente en prácticas no haya sido detectado como un potencial agresor, Donde esta el filtro, los test que deben pasar? Un asesino que viajo 2000 km para acabar con su victima, esto solo demuestra el hecho de que no hay ningún interés en combatir la violencia machista y en formar a sus agentes. Constantemente, nos encontramos con que las víctimas reciben un trato machista en las actuaciones de los agentes y judicatura, con ello son partícipes directos del sufrimiento y revictimización de las víctimas y contribuyen activamente al negacionismo de la violencia machista.
Es de miserables no llamar a las cosas por su nombre. Los que se resisten a admitir que esto es la punta del iceberg de una violencia sistémica contra las mujeres también agreden. Negar la violencia machista es violencia en si misma. Es una maniobra retorcida que busca perpetuar la subordinación y el sufrimiento de las mujeres.
La violencia machista es un problema social, de carácter estructural, que es producto, e incluso está sostenido, por el propio sistema social, económico y político en el que estamos inmersas. Un sistema que es la suma del patriarcado y el capitalismo, que, por su propia idiosincrasia, reproduce individuos cada vez más competitivos, individualistas, consumistas, alienados y violentos.
La violencia, como forma de expresión de los desequilibrios de relaciones de poder, tiene sexo, porque permite mantener unas formas de vida y unos privilegios de un sexo, el masculino, sobre las vidas y los cuerpos de las mujeres. Denunciar que la violencia machista existe no es negar que hay otras formas de violencia, es posicionar que hay una violencia estructural machista que se da sobre las mujeres por el hecho de ser mujeres. Nombrar la violencia de género y machista es visibilizarla, y condenarla en alto y en público ayuda a salvar vidas. Negarla nos hace cómplices.

El Dia de Valladolid: Valladolid muestra su repulsa por el crimen de Bruselas