Vivimos tiempos de cambios profundos: ya no estamos en el mundo unipolar pretendido por el imperialismo angloamericano y sus aliados, y el mundo multipolar, por el que apostamos las organizaciones y Estados progresistas, lucha por tratar de nacer y consolidarse. El capitalismo occidental está impulsando la guerra global porque sus eslabones principales no tienen otras opciones para superar la crisis estructural que atraviesan. Esta guerra global tiene como objetivo principal frenar el ascenso de la República Popular China como potencia global, un país que nunca ha realizado una invasión militar a lo largo de su historia.

En el documento titulado “Concepto Estratégico de la OTAN 2022”, aprobado en la reciente Cumbre en Madrid, La OTAN-UE ya no pretenden aparentar que defienden los intereses de la humanidad en su conjunto; sino sólo a los mil millones de personas que habitan los países ricos occidentales. China en cambio sí ofrece fórmulas de colaboración en la solución del conjunto de problemas que afectan a los casi 8.000 millones de personas que viven en el planeta, algo para lo que tiene una gran experiencia acumulada.

En nuestra historia, el estado español nunca ha tenido un conflicto militar con Rusia, mucho menos con China. Al contrario, la antigua URSS fue el principal apoyo a la República en su confrontación con el fascismo español e internacional. El Estado español, cuyo estatus en el escenario internacional está cada vez más precarizado, no tiene nada que ganar en esa aventura militarista, y tiene casi todo que perder. Implicarse en esa guerra global, además de criminal, es una irresponsabilidad y un atentado contra los intereses patrióticos de los pueblos del Estado español. Pero el Gobierno y el Régimen español carecen de proyecto alguno, salvo mantener sus privilegios. Y es demencial desde una perspectiva progresista, que en una situación de deterioro acelerado de las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad por la inflación y por el ataque al sistema de pensiones y la liquidación de los servicios públicos, se pretenda incrementar en decenas de miles de millones los presupuestos militares con la única finalidad de impulsar la guerra al servicio del imperialismo. El proceso de construcción de la respuesta a la Cumbre de la OTAN en Madrid ha sido de la mayor utilidad para reforzar organizativa, política e ideológicamente al movimiento popular como una herramienta para avanzar en la lucha contra la guerra global y la precarización económica y social en general.

¿Es posible que el estado español forme parte del bloque de países que apuestan por la paz, por el respeto a la soberanía nacional, y por la multipolaridad? Sí, no sólo es posible sino que es absolutamente necesario. Pero ello no será posible sin un proceso de ruptura democrática con el Régimen franquista y su monarquía, ello no será posible sin instaurar la República.

A estas tareas dedicaremos nuestras fuerzas, nuestra inteligencia y nuestras mejores energías. En ese proceso de defensa de la paz y la amistad entre los pueblos, la lucha revolucionaria acumulada por el pueblo nicaragüense, con El FSLN al frente, constituye una valiosa experiencia, que toda organización progresista o de izquierdas está llamada a defender y a cuidar.

Un saludo comunero e internacionalista de la militancia de la Izquierda Castellana en este 43 Aniversario de la Revolución Sandinista.