
Soplar y sorber al mismo tiempo es imposible
El imperialismo y, por extensión, el capitalismo occidental están en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), tal es la gravedad de su estado. Ante la inflación galopante, que temen especialmente por sus potenciales repercusiones en la conflictividad social, aplican medidas tendentes a recortar la masa monetaria -cuestión que está totalmente desmadrada y que constituye el principal origen del problema inflacionario- y, complementariamente, a subir los tipos de interés. Ello conllevó que el Banco Central Europeo en los pasados días (en el caso de EEUU de tales tareas se encarga la FED, por cierto, con mayor decisión) haya dejado de asumir la compra de la deuda pública de los diferentes Estados que la componen. En el caso del Estado español, esta era prácticamente del 100%. A los pocos días de anunciar esas medidas y ponerlas tímidamente en marcha, sufrieron la primera gran contrariedad: la prima de riesgo de los países del Sur, especialmente la de Italia, España y Portugal, con tremendas deudas públicas, empezó a subir como la espuma; y se dio marcha atrás en las medidas anunciadas. No parece que la UE pueda asumir en estos momentos una crisis de deuda en los tres países señalados, especialmente en Italia por su importancia económica, y en España, por su tremenda fragilidad, no solo económica sino también política. Sorber y soplar al mismo tiempo es imposible, y lo que es imposible no puede ser.
Los resultados de las elecciones autonómicas en Andalucía suponen una derrota absoluta del Gobierno de Coalición, que pagan los dos partidos que lo conforman, PSOE y Unidas Podemos. En una huida hacia adelante, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz pretenden vendernos el relato de que esos resultados no afectan al Gobierno Central. Pero esos resultados se explican precisamente por el descrédito de la política del Gobierno Central y de los partidos que lo integran. Similar cuestión ya ocurrió en las elecciones autonómicas de Madrid o en las de Castilla y León. En Andalucía se confirma ampliamente el rechazo social a la política del denominado “Gobierno de Progreso”.
No sabemos si se creen esa consideración -la de que los resultados electorales en Andalucía no afectan al Gobierno- o si simplemente se trata de una instrumentalización mediática. Si es lo segundo, es totalmente deshonesto, y si es lo primero -o una mezcla de ambas cuestiones-, es un indicador de que el Gobierno y sus apoyos sufren una desconexión tan brutal con la realidad que podría definirse como una ideación paranoide, es decir, un trastorno mental corporativo grave que repercute sobre el conjunto social. Cuánto más dure esta situación, las repercusiones serán mayores.
De nuevo vuelven a la política de ensoñaciones y anuncian que en un Consejo de Ministros extraordinario del sábado 25 van a tomar medidas de una gran importancia para resolver los efectos de la crisis sobre las clases populares. Si no fuera porque ello lo han anunciado en reiteradas ocasiones y sobre diversos temas -la derogación de la ley laboral del PP, que finalmente se quedó en una reforma cosmética; la no-derogación de la Ley Mordaza; el fiasco del Escudo social y del Ingreso Mínimo Vital; el falso blindaje de los servicios públicos; el fin de los desahucios; la bajada de precios de la electricidad a través de la “excepción ibérica”; la estabilización del gasóleo; etc.)- podría generar una cierta expectativa. Pero ya no. Sabemos perfectamente que las medidas que puedan tomar no serán más que cataplasmas de mala calidad, incapaces de solucionar los problemas que nos afectan como pueblo trabajador. Ello requeriría cambios estructurales radicales.
El 29 y 30 de junio se celebrará la Cumbre de la OTAN en Madrid. El encuentro tendrá lugar en unas condiciones bastante diferentes de las que preveían cuando se concretó la Cumbre, tanto en lo referente a la situación del Estado español como a nivel internacional. El Gobierno español se frotaba las manos con un escenario en el que podría tener ciertas posibilidades de lucirse. Pero la agudización de la crisis económica y social, con todas las secuelas que lleva consigo en el Estado español y particularmente en Madrid, así como el deterioro de la situación internacional con la guerra en el Este de Europa y los avances inducidos por el imperialismo angloamericano para articular la guerra global, dejan poco espacio para el lucimiento. Aunque prácticamente ningún medio de comunicación lo recoge, estos días se están celebrando las maniobras militares ‘African Lion 22’ entre EEUU, Francia, Reino Unido, Italia, Brasil y otro buen número de países en Marruecos. La exclusión de esas maniobras del Estado español es un indicador más de su pérdida de peso específico en el escenario internacional, muy en particular en el sur de Europa.
Lo que si habrá es un gran espacio para la represión y el incremento del autoritarismo y la criminalización de la oposición real. Los indicadores de esa criminalización ya los estamos comprobando estos días en algunos de los medios que se dedican habitualmente a tales cuestiones. La represión asoma también de forma descarada con la descripción del dispositivo policial que va a militarizar e impulsar de facto un Estado de Guerra en Madrid durante los próximos días. A pesar de los pesares, miles de personas saldremos a la calle a expresar nuestro rechazo a la política guerrerista del Gobierno español y de sus aliados internacionales. Sin duda, la mayoría social está posicionada en esa línea.
El Sistema capitalista, especialmente en Europa, y el Régimen del 78 están en una crisis severa e irreversible. ¿Cuánto tiempo durará esta fase terminal en la UCI? Por nuestra parte, haremos lo que esté en nuestras manos para que el tránsito hacia un auténtico sistema democrático y de justicia social, es decir, la República Popular, se produzca lo más rápido posible.