Intervención de Mujeres Castellanas en el acto político de Villalar 2022

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Intervención de Mujeres Castellanas en el acto político de Villalar 2022

Ser mujer hace referencia a nuestro sexo, es decir, al hecho de haber nacido hembra de la especie humana; es cuerpo, es biología, es naturaleza, es por lo tanto una realidad material. En base al sexo de nacimiento de las mujeres se construye todo un complejo entramado de estereotipos patriarcales y capitalistas para oprimirnos. Ser mujer es haber recibido una educación formal e informal destinada a inferiorizarnos, a someternos sexualmente a un hombre; ser mujer es que nos hipersexualicen para cosificarnos y reducirnos a objetos que solo sirven para satisfacer la sexualidad de los hombres; ser mujer nos convierte en objeto pornográfico, donde al parecer todo cabe: humillación, violencia, violación y asesinato; ser mujer es ser consciente de que la justicia es menos justicia para nosotras.

Ser mujer es soportar todo tipo de violencia masculina si osamos traspasar cualquiera de los límites que el Patriarcado nos impone; ser mujer es que nuestra seguridad, nuestra integridad y nuestra vida no estén nunca suficientemente garantizadas; ser mujer es que nos contraten menos (si somos jóvenes, porque estamos en edad fértil, y si somos mayores, por serlo); ser mujer es que nos paguen menos por igual trabajo y también pagar menos cuando los trabajos están feminizados, porque lo que hace una mujer vale menos.

Ser mujer es que nos desprecien, acosen, marginen, nieguen, oculten o arrebaten nuestros méritos; ser mujer es necesitar cuotas para que no se sigan negando nuestros méritos. Ser mujer es que te invisibilicen en el lenguaje y no tener derecho a ser nombradas porque ya estamos incluidas en el masculino genérico o en el neutro de las teorías cuir; ser mujer es aceptar que todos los colectivos discriminados son cosa nuestra, mientras que luchar contra nuestra opresión es permanentemente relegado para dar prioridad a esos colectivos que jamás priorizan nuestros intereses frente a los suyos.

El feminismo es el movimiento revolucionario que se posiciona en contra de todas estas injusticias patriarcales y capitalistas, así como otras muchas que no he dicho.

En el momento actual, el Feminismo tiene dos frentes abiertos: la corriente reaccionaria y conservadora, defensora a ultranza del «orden natural patriarcal», negacionista de la desigualdad estructural y de la violencia que sufrimos las mujeres; y la corriente progre conformista, crítica solamente con las capas más visibles del orden patriarcal, pero conforme con las capas subyacentes, que ha articulado un discurso político que invisibiliza la desigualdad estructural y la elimina de su agenda política.

El PP se ha instalado en un Gobierno de coalición con Vox en Castilla y León. Su contenido programático supone una derechización aún mayor de la política que se venía impulsando en esta Comunidad Autónoma. Esto es así de una forma global, pero afecta particularmente a los derechos de las mujeres y a los servicios públicosUna alianza que ha hecho de la lucha contra el feminismo su bandera, con su oposición al aborto, a las políticas de igualdad, la negación de la violencia hacia las mujeres y de las leyes de protección contra la violencia que sufrimos; que ha hecho aflorar el machismo más rancio entre sectores masculinos, sin ningún tipo de disimulo, con el apoyo de organizaciones dependientes -tanto en recursos e ideología- de la Iglesia, y que están utilizando Castilla como experimento para llegar a La Moncloa. Con unos claros objetivos: mantener privilegios, aumentar la desigualdad y eliminar la disidencia.

El patriarcado se detecta muy bien cuando se sirve del fundamentalismo, del fascismo o del conservadurismo, pero muy mal cuando estratégicamente  adquiere caras más «amables». Actualmente estamos viendo que, además de las amenazas ultraconservadoras directas y preocupantes, no lo son menos las que aparecen como «Caballos de Troya»: la teoría cuir, el regulacionismo de la prostitución o la legalización de los vientres de alquiler, aspectos presentados como la última transgresión del feminismo, aunque jamás han pertenecido ni pertenecerán a su tradición ni a su vanguardia.

Tenemos una parte del movimiento feminista y de organizaciones de izquierda que han asumido como propias unas teorías acientíficas -las teorías cuir-, individualistas, que preconizan los deseos individuales como derechos, que nos niegan a las mujeres como el sujeto político de nuestra propia lucha y que están teniendo un efecto brutal en las propuestas legislativas, en las manifestaciones en la calle y en las relaciones entre los diferentes grupos del movimiento feminista.

La entrada de Podemos en el Gobierno ha impulsado el intento de legislar estas teorías con leyes como el Anteproyecto de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, Ley que hasta el Consejo General del Poder Judicial considera que propicia el indeseado efecto de generar situaciones de discriminación para las mujeres. Exigimos la retirada del Anteproyecto y la apertura de un debate sosegado en la sociedad que permita conocer las disfunciones sociales que este tipo de normas ya han generado en otros países.

Asistimos a una persecución ideológica desde el transactivismo, persecución apoyada desde las instituciones: cuentas de Twitter suspendidas; conferencias en universidades canceladas; feministas denunciadas por difundir teoría feminista; mujeres insultadas y amenazadas e incluso denunciadas por decir que el sexo existe, que es binario e inmutable; escritoras de reconocido prestigio y trayectoria amordazadas; profesoras despedidas e invitadas a marcharse de la Universidad o que ven dificultado el ejercicio de su actividad docente. Como decía, esto ocurre no solo con la indiferencia de las instituciones, sino con el beneplácito de las mismas. Partidos como Podemos celebran que dos profesores universitarios no hayan podido presentar su libro, cuyo contenido es crítico con el neoliberalismo, el sexismo y la homofobia en la universidad porque, en coherencia con dichas críticas, se opone a la autodeterminación de género y a la manipulación del cuerpo de los menores. Permitir la censura y celebrarla nos acerca a tiempos donde un poder reaccionario decidía lo que podía ser dicho, incluso pensado, y lo que no.

Fue Lenin el que acuñó la expresión «fascismo de izquierda». Un concepto que se debe recuperar para hablar de cómo desde una presunta izquierda se han mezclado, como en una túrmix, teorías neoliberales de derechas, para vendernos como izquierdistas ¡o feministas! posiciones irracionales y profundamente antidemocráticas. Para colmo, acusan de «fascistas», «transfóbas», e incluso «viejas» a cualquiera que se atreva a disentir. El discurso de odio se está empleando como excusa para la represión selectiva de la divergencia ideológica. La acusación de “discurso de odio” no se está empleando para impedir los delitos contra las personas trans, sino para impedir que las mujeres seamos escuchadas en el debate acerca de qué significa ser mujer y que el borrado legal del sexo biológico tiene importantes consecuencias sobre nuestros derechos.

Hoy recogemos el testigo de la agrupación de mujeres antifascistas que fue un claro ejemplo de movilización de mujeres en la II República. Organizadas en redes de resistencia para luchar contra el fascismo desde diversos ámbitos, fueron uno de los primeros movimientos de concienciación feminista, denunciando y combatiendo la sociedad patriarcal tanto fuera como dentro de las organizaciones de izquierda. El feminismo es internacionalista y no puede dejar de mirar a Afganistán o a Ucrania, por citar solo dos zonas donde las amenazas específicas contra las mujeres y niñas son muy graves ahora mismo. Denunciamos a los depredadores sexuales que se regodean públicamente en sus expectativas sobre la desgracia de las jóvenes en situaciones de conflicto que llenarán los burdeles de Europa.

Las Mujeres Castellanas somos abolicionistas porque nos mueve el respeto a los Derechos Humanos, la creencia de que las mujeres no somos objeto de comercio y, de que no existimos para el servicio sexual ni reproductivo de quien pueda pagarlo y porque creemos que la prostitución, la pornografía y alquiler de vientres son prácticas incompatibles con la igualdad, que vulneran los Derechos Humanos y reproducen la jerarquía sexual patriarcal. Entre nuestras tareas urgentes está lograr que se apruebe la Ley Abolicionista del Sistema Prostitucional (para ello nos movilizamos el 28 de mayo en Madrid); la segunda, derogar la instrucción de 2010 que permite inscribir bebés gestados por mujeres pobres explotadas; y la tercera, y no por ello menos importante, enviar definitivamente el Anteproyecto de Ley Trans a la papelera de la historia de la ignominia.

Solo hay un camino sólido y eficaz para frenar la derechización y el recorte de derechos y libertades: la movilización y la organización feminista; la lucha y la resistencia contra el proceso de involución en marcha. Un feminismo comunero, abolicionista y antifascista, que reivindique la agenda abolicionista y que tenga como sujeto político del feminismo nosotras, las mujeres.

Mujeres Castellanas

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