La mentira como arma para preparar la guerra

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La mentira como arma para preparar la guerra

En las últimos días hemos asistido a un significativo incremento de la ceremonia de la confusión en relación con la situación en Ucrania, que protagonizan especialmente dos grandes medios de comunicación/manipulación: la agencia estadounidense Bloomberg, estrechamente vinculada al capital financiero, informó y mantuvo durante media hora «la noticia» de que Rusia había invadido Ucrania. Por su parte, el periódico alemán Bild ha publicado el “Plan de Rusia” para anexionarse Ucrania. La mentira sistemática, con claros objetivos, va camino del paroxismo.

Paralelamente los medios españoles, especialmente los que apoyan al “Gobierno de Progreso”, además de manipular la información sobre Ucrania, ignoran de forma absoluta la celebración de un acontecimiento internacional de primera magnitud, tal como es la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín. Curioso sentido del rigor informativo.

En un artículo publicado en el diario El País el sábado 5, José María Lassalle, diputado durante varios años por el PP y exmarido de la actual Presidenta del Congreso (una expresión más de la endogamia de los políticos/periodistas al servicio del Régimen del 78), mantiene la tesis de que China impedirá que Rusia desencadene la guerra en Ucrania por ser contraria a los intereses chinos de conseguir la hegemonía global por vías pacíficas. No tenemos dudas de que la voluntad de China es proseguir su avance global por la vía pacífica, pero ese no es el aspecto principal en el asunto de Ucrania. El aspecto principal es que los EEUU -y en general el imperialismo angloamericano- no están dispuestos a permitir que ese proceso que conduce a que China y su modelo político/social y de relaciones internacionales avance y llegue a ser hegemónico en el mundo. En estos momentos, lo único que está a debate sobre la mesa del imperialismo-capitalista angloamericano es cómo y cuándo interrumpir ese avance, incluyendo por supuesto la vía militar para tal cuestión, es decir, la guerra.

El referido artículo tiene un aspecto de interés y es precisamente el de establecer una relación entre el conflicto de Ucrania y la cuestión china, pero la reflexión más allá de ese aspecto es en su globalidad intelectualmente endeble y políticamente errónea.

EEUU, el capitalismo angloamericano en general, comprueba como China avanza cada vez más rápido en su proyecto socialista y cómo establecen un mayor número de alianzas a nivel global, alianzas mucho más beneficiosas y justas para las partes que las que establecía el imperialismo occidental. No es casualidad que se basen en los conceptos de multilateralismo e intercambio justo, desplazando a los EEUU de la hegemonía global de una forma evidente. El imperialismo angloamericano es consciente de que ese proceso está alcanzando un punto de no-retorno y pretende cortarlo en seco, por cualquier método, incluyendo la guerra como una herramienta definitiva para lograr ese objetivo. Además, interpretan que la guerra no puede tardar mucho, porque en caso contrario desaparecerá la pretendida superioridad militar que consideran que aún tienen sobre China.

Tienen también otra cosa clara: que una alianza militar entre Rusia y China en ese conflicto global dificultaría en gran medida la victoria imperialista. Y ahí esta el quid de lo que está pasando en Ucrania. El imperialismo quiere cambiar la gobernanza en Rusia, poniendo en el Gobierno a un nuevo Yeltsin, es decir, a un nuevo títere, con un equipo a su medida que sirva a los intereses del capitalismo occidental, tal como hizo aquel personaje en su momento. No parece tarea fácil, pero ya lo consiguieron una vez. La estrategia sería muy similar a la que utilizaron en aquella ocasión para liquidar a la URSS, creando unas condiciones -ya lo están haciendo- que obliguen al Estado ruso a gastar cantidades ingentes de su presupuesto para fines militares; intentar dinamizar y organizar el descontento social de tal forma que haya «un recurso» que pueda justificar un movimiento –por arriba– para provocar un recambio de gobierno. Se trata de un plan con muchas similitudes con el que el diario alemán Bild endosa a Rusia en relación a Ucrania.

La cuestión es que la situación internacional (la de Rusia, la de China y la general) poco tienen que ver con la de los años noventa del siglo XX; y por lo tanto, la reproducción de aquella operación se va a encontrar con tremendas dificultades que harán más que probable su inviabilidad.

Si el panorama internacional que acabamos de describir de forma sintética incluye la degradación grave, en la que el imperialismo necesita de sus medios de manipulación para conseguir trasladar su “relato virtual” a la opinión pública, en el caso del Estado español la cosa alcanza niveles de chabacanería simplemente impresionantes, al modo hispánico.

Queremos hacer una consideración específica sobre el Grupo Prisa y especialmente sobre El País, periódico que fue -y pretende seguir siendo- la guía, llamémosle «intelectual», de la transición del franquismo al Régimen monárquico del 78, así como de la reproducción de este en la actualidad. Hay que partir de la base de que tal cuestión ya no es tarea fácil, dado el descrédito no solo del Régimen en su conjunto después de cuarenta años de existencia, sino también de las instituciones claves en él, desde el punto de vista de la legitimación social: los partidos políticos o los sindicatos (en ambos casos, como es obvio, nos referimos a los que defienden al Régimen y entre los que destaca el bloque político/sindical que ha impulsado la no-reforma laboral). Pues bien, El País se sitúa en una posición tan extrema e insolvente en su línea informativa que difícilmente va a poder ocupar ese papel al que aspira. Ponemos algunos ejemplos/indicadores de tal cuestión:

– No informan de las Olimpiadas de Invierno de 2022 por no darle visibilidad a China. Es curioso comprobar como el New York Times, periódico al que teóricamente tienen como referencia a nivel global, sí informa del asunto.

– La ejecución del líder de Estado Islámico en Atmeh (Siria), Abu Ibrahim, que llevó consigo la muerte de 13 civiles, incluyendo 6 niños. Además de dar la versión de la Casablanca, el periódico americano lo contrasta con la información de testigos presenciales, habitantes del lugar en el que ocurrieron los hechos. El País ofrece la versión de la Casablanca sin más matices sobre la ejecución en Siria del líder de Estado Islámico.

El relato que hacen del pleno en el que se votó el Decreto Ley de la no-reforma laboral, es auténticamente esperpéntico, más que el desarrollo del propio pleno. Dan por bueno que la Presidenta del Congreso no hubiera reunido a la mesa de esa institución, único organismo legitimado para tomar una decisión sobre la cuestión del voto del diputado del PP, Alberto Casero. Este se equivocó en el voto electrónico. “¡Que aprenda para la próxima!”, tal es la consideración del “Gobierno de Progreso” sobre los mecanismos de la democracia parlamentaria que dicen defender. Lo de menos es la voluntad política de quien ejerce el voto, eso es anecdótico; lo esencial son las cuestiones formales. Como en tiempos de las guerras religiosas, la liturgia pasa a ser lo principal y la teología ocupa el lugar secundario.

Nosotr@s consideramos que la calidad democrática de este Régimen y su entramado institucional es nula, y episodios como el que acabamos de referir nos ratifican en esa convicción y sin duda refuerzan el descrédito institucional de este ante la sociedad. Lo que no deja de ser curioso es que los que dicen creer en él lo vapuleen de esta manera.

El diario El País tiene capacidad de olisquear, e incluso en alguna medida de olfatear, pero no tiene capacidad cerebral e intelectual de integrar esas elementales percepciones sensoriales, tal como le ocurre al Sr. Lassalle con su reflexión sobre la situación de Ucrania.

El bloque político-social-mediático del Gobierno profundiza en un camino de deterioro de alto riesgo, no solo para ellos -cosa que nos es indiferente- sino para el conjunto social. Pretenden, cada vez con menor racionalidad pero con más ahínco, imponer un falso discurso que consiste en aquello de “nosotros o el caos”, caos que representaría un hipotético Gobierno encabezado por el PP.

El bloque de Gobierno actual es desde luego el preferido por los poderes fácticos en el Estado español y en general a nivel de la UE. Este constituye uno de los dos factores principales que les permite mantenerse, junto con la falta de maduración de un proyecto alternativo realmente transformador (que pretenda implementar un cambio de régimen y no únicamente de gobierno). Esa preferencia de los poderes fácticos por el actual Gobierno tiene a su vez una razón principal: conocen perfectamente que el rechazo social de las cada vez mas antipopulares medidas que este  Gobierno impone al dictado de la UE sería mucho mayor si fueran implementadas por un Gobierno formalmente de derechas. Esa es la esencia de la cuestión.

Desde IzCa consideramos que la clave en esta coyuntura está en impulsar y orientar al movimiento popular en base a criterios de veracidad e informaciones de rigor, a sabiendas de que antes o después ese Gobierno en el que esté incluido el PP llegará. Esa circunstancia será muy diferente si estamos organizad@s y movilizad@s autónomamente o si estamos pendientes de que el actual “Gobierno de progreso”, el que renuncia a todo lo prometido que tenía un mínimo interés desde la perspectiva de las clases populares, siga en la poltrona.

Izquierda Castellana, 6 de febrero de 2022

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