HARTAS de las violencias machistas contra las mujeres.

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Hartas
De las violencias machistas contra las mujeres.

Este 25 de noviembre, Día internacional contra la violencia a las mujeres, desde Malva nos sumamos a la campaña “Hartas de las violencias machistas contra las mujeres: ¡soluciones YA!”, como expresión de la necesidad de actuaciones urgentes y decididas por parte de los responsables públicos y de toda la sociedad. La violencia machista adopta múltiples formas, desde los feminicidios, la violencia física o las agresiones sexuales, la violencia psicológica, la institucional, la explotación sexual, la prostitución, la pornografía, los vientres de alquiler, el acoso, la violencia vicaria o un largo capítulo de pérdidas inaceptables de vidas y una quiebra de los derechos fundamentales de las mujeres y niñas que las sufren.

La violencia machista o violencia de los hombres contra las mujeres por razón de sexo está enraizada en la ideología patriarcal del dominio y sometimiento de las mujeres, siendo causa y consecuencia de la opresión estructural de las mujeres como sexo y de la desigualdad entre varones y mujeres.

En el Estado español una mujer es asesinada cada cinco días; en lo que va de año 70 mujeres han sido asesinadas. Cada día son violadas 6 mujeres, lo que significa una violación cada cuatro horas. La violencia contra la mujer es, con diferencia, el mayor problema de criminalidad del Estado español; nunca se habían alcanzado cifras tan altas. Los delitos contra las mujeres siguen creciendo, y no solo en número: el Sistema crea nuevas formas de agredirnos: en estos días vemos como aumentan las agresiones a mujeres después de haber sido drogadas, algo no solo ocurre en Bruselas, sino también en nuestra ciudad. Como hemos podido ver en las noticias, según datos del Ministerio del Interior, entre enero y septiembre se han denunciado un 30% más de agresiones sexuales respecto al 2020. Todos los días hay agresiones que no se denuncian, la violencia machista se ha normalizado, los protocolos están fallando y debe reconocerse. Ejemplo de ello es el caso de Igualada, una niña brutalmente agredida física y sexualmente, y por la que no ha habido ninguna respuesta institucional.

Un sistema que protege a los agresores y hace sentir culpables a las víctimas, un sistema que no persigue la mala práctica en la atención a víctimas, un sistema que no penaliza la dejación de funciones en la atención a víctimas, un sistema que no persigue la pornografía como una de las causas del aumento de las agresiones sexuales, de la existencia de las manadas o del aumento de la violencia en las agresiones, un sistema que ríe las gracias de los machirulos agresores que defienden sus abusos como prácticas sexuales normalizadas. Un sistema que ha permitido que el porno violador y violento entre en la vida de los adolescentes, sin más barreras que el acceso a internet a través de un móvil, mientras se veta la educación afectiva sexual en las escuelas. Nuestros jóvenes están recibiendo una educación que deshumaniza absolutamente a las mujeres, cuyo cuerpo pasa a ser un objeto que machacar. Una educación que fomenta los chistes misóginos, la pornografía como ocio (incluso en edades tan tempranas como los 8 años), o que se hable de «ir de putas» como diversión. Un sistema que evidencia la falta de compromiso para afrontar la realidad con contundencia.

No podemos dejar de hablar de violencia machista sin hablar del gran negocio internacional que es la prostitución y la trata de mujeres. No nos enfrentamos a un problema pequeño, teniendo en cuenta que el Estado español figura como el mayor consumidor de prostitución de Europa. Debemos entender que estamos ante una gran industria global de explotación sexual eufemísticamente denominada del ocio, una industria muy lucrativa de la que no pueden separarse trata y prostitución. Hay trata porque hay prostitución. La demanda de carne joven renovada y que acceda a prácticas cada vez más duras y por más bajo precio no puede sustentarse exclusivamente con la oferta estatal. Trata, tráfico, engaño y explotación tienen nombre de mujer, de mujer pobre.

Por ello pedimos la ilegalización de todo negocio cuyo objetivo, directo o indirecto, sea la explotación de la prostitución, disfrazado ahora de respetable empresariado; que se penalice a los puteros, pues sin ellos no existiría la prostitución. Es necesaria la aplicación de un modelo abolicionista del tipo nórdico que defienda la reinserción social de las prostituidas y penalice tanto a los proxenetas como a los puteros. Este modelo ha logrado una reducción drástica de la prostitución y por ende de la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, además de conseguir un aumento del rechazo social, cuestión que puede comprobarse en países como Suecia y Francia.

Es necesaria una educación social que evidencie que la compra de cuerpos para el placer de los varones es incompatible con la igualdad de sexos, que no es ocio ni diversión, y que aquí el consentimiento es irrelevante; primero porque no hay libre elección cuando manda la precariedad y la pobreza y segundo porque no es una cuestión individual, sino que afecta a la consideración de las mujeres en su conjunto. ¿De verdad queremos una sociedad que permite la compra de mujeres y niñas para el pacer de los machos? Es nuestra tarea asegurarnos de que el Estado español no deja pasar la oportunidad de promulgar una ley abolicionista del sistema prostitucional.

Reivindicamos el derecho de las mujeres y las niñas a una vida libre de violencia y en igualdad.

 

MALVA . Mujer feminista abolicionista .

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