
Siguiendo la pista afgana
En nuestro primer editorial sobre Afganistán considerábamos como hipótesis principal que estábamos ante una reorganización estratégica de las fuerzas imperiales yanquis y, en general, del capitalismo occidental y sus aliados. El paso de los días y los nuevos datos refuerzan esta hipótesis. Van tomando cuerpo algunas de las circunstancias que caracterizan esa nueva orientación estratégica del imperialismo que ya se puso de manifiesto en la pasada cumbre del G7 en Inglaterra y de la OTAN en Bruselas (julio de 2021).
El discurso de Biden, recogido por la prensa internacional y española, es muy ilustrativo. Seleccionamos lo aparecido en elDiario.es el pasado 1 de septiembre:
“«El mundo está cambiando. Estamos en una seria competencia con China» ha añadido el mandatario, reafirmando que su prioridad no está ahora en Medio Oriente sino en los nuevos desafíos globales, entre los que incluyó a Rusia y los ciberataques”
Según recoge la agencia France24, Biden declara “el fin de una era” de misiones de Estados Unidos en Afganistán.
En coherencia con esos discursos, y todo un ejemplo de cómo los EEUU están desarrollando una estrategia más compleja con nuevas alianzas (políticas, económicas, militares e incluso religiosas) que les permita confrontar con un poderosísimo enemigo como Rusia y China, se encuentra la siguiente información: “Turquía y Qatar negocian con los talibán gestionar el aeropuerto de Kabul”, según recoge El País el 1 de septiembre.
Lejos de ser anecdótica, esta información tiene una gran relevancia y da importantes pistas sobre quiénes y cómo se va a gestionar el futuro inmediato en Afganistán desde los intereses y la perspectiva de la OTAN. Este es un país sin salida al mar, por lo que su único aeropuerto internacional (el de Kabul) tiene una singularísima importancia en la conexión de Afganistán con el resto del mundo.
Turquía, que cuenta con el mayor ejército de la OTAN después del estadounidense, está inmersa en un proceso de redimensionamiento de su papel internacional. Entre otras cuestiones, ello conlleva el impulso del panturquismo y del espacio territorial y cultural pantúrquico. Los uigures de la provincia china de Xinjiang, con la que Afganistán comparte frontera, pertenecen a ese espacio pantúrquico. Turquía es el principal receptor del exilio uigur, enfrentado a la China socialista.
Seguramente no tardaremos en ver cómo en esa zona de China -Xinjiang- se reactivan las actividades terroristas para su desestabilización. En la campaña de los circuitos mediáticos occidentales contra China, primero se usó al Tíbet, en el que hasta el año 1951 -cuando se incorpora a China- regía una monarquía teocrática y feudal, brutalmente opresora para su población; después a Hong Kong, en donde se pretendió hacer pasar por luchadores por la democracia a la reacción procolonialista. Ahora es el turno de que los fundamentalistas uigures se conviertan en los nuevos paladines de la libertad, del mismo modo que ocurrió con los muyahidines hace 40 años, a pesar de sus ambiciones políticas reaccionarias y sus actos terroristas.

El caso de Qatar es complementario al de Turquía en su ofensiva pantúrquica. Qatar apoya un “islamismo moderado” y, ello, conjuntamente con otras cuestiones, le ha generado conflictos con Arabia Saudí, padrina del islamismo más integrista, del que se alimentaban los talibán en su primera época. Turquía, en su expansionismo pantúrquico, utiliza ese “islamismo moderado”, el que históricamente también representan los “Hermanos Musulmanes”, en buena medida sus aliados. Parece que los intentos de moderación ideológico-política del “nuevo talibán” tienen que ver con todo lo señalado.
En la perspectiva de un conflicto global, como al que se avanza por parte del imperialismo, la guerra de la imagen, la guerra mediática, es de una importancia principal. Vestir de radicales o moderados los conflictos y sus protagonistas, es una parte fundamental de esa guerra de la imagen.
En la primavera de 2022, no sabemos aún en que mes, se celebrará en Madrid la próxima cumbre de la OTAN. En ella está previsto que se den pasos cuantitativa y cualitativamente relevantes en la adecuación de esta Alianza Militar -y las que están conectadas con ella- en la preparación de una guerra global contra China y Rusia. De momento, aprovechando la crisis afgana y la evacuación de los colaboradores del imperialismo en ese país, se está otorgando un papel destacado a las bases americanas en el Estado español, eso sí, con “fines humanitarios”. La manipulación no tiene límites. Aunque Biden y el imperialismo hablen cada vez con menos paños calientes sobre sus objetivos a nivel internacional, aquí nos seguirán vendiendo los cuentos de las actividades humanitarias, aunque sea para encubrir a auténticos criminales de guerra y colaboracionistas de las invasiones extranjeras. Es una tarea principal del movimiento por la paz y contra la guerra, y en general del movimiento progresista, organizar una fuerte respuesta a esa cumbre de la OTAN.
Como decíamos, la manipulación, la mentira sistemática y desvergonzada, cada vez tiene menos límites entre los portavoces institucionales del Régimen del 78 y en los medios que con él colaboran.
La Ministra de Trabajo se ha cansado de decir que el mes de agosto fue un estupendísimo mes para la creación de empleo. Realmente los datos específicos que hay sobre la creación de empleo solo llegan hasta el mes de julio. En ese mes se firmaron 1.838.200 contratos con una duración media de 53,19 días; de ellos, 396.000 con una duración de un único día y 87.479 de una semana. Solo el 9% fueron contratos indefinidos. Simultáneamente, en el mes de agosto, eso sí que son ya datos confirmados, se destruyeron 294.808 empleos; es decir, 294.808 personas fueron dadas de baja como afiliadas a la Seguridad Social.
El 31 de agosto fue el día que más empleo se destruyó desde el inicio de la pandemia, y el segundo en que más se redujo el número de afiliados/as en toda la historia registrada de la Seguridad Social después del 31 de agosto de 2018. Esta es la auténtica verdad de los hechos, que se puede comprobar en el informe publicado por el Diario El País, no caracterizado precisamente por su izquierdismo. Es difícil recordar tiempos de tanta manipulación informativa. Habría que retrotraerse hasta los últimos años del franquismo.
Izquierda Castellana, 3 de septiembre de 2021