Cuando la propaganda sustituye a la información veraz

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Cuando la propaganda sustituye a la información veraz

No es que la propaganda eclipse o limite la información sobre lo que realmente ocurre, es que la propaganda sustituye sistemáticamente a la realidad-real. No es esta una práctica novedosa en los mass-media en el Estado español; en ese frente, como en tantos otros, la continuidad del Régimen del 78 con el Franquismo es evidente. Ciertamente la manipulación mediática ha ganado en sofisticación y diversidad, pero la cuestión de fondo -ignorar la realidad tal como es y contar las cosas tal como le interesa al poder que sean contadas- es el pan nuestro de cada día. En esa tarea participan todos los grandes y medianos medios que se autodenominan como de información.

En las últimas semanas ha habido dos grandes citas de ámbito internacional: la Cumbre del G7 en Cornualles y la de la OTAN en Bruselas. En ambas, que fueron claramente complementarias, se impulsó un discurso tremendamente militarista y guerrerista contra China y Rusia, y en general contra los pueblos del mundo que no se alinean con un proyecto global hegemonizado por el imperialismo yanqui. Ese discurso militarista y guerrerista ya no aparece como una cuestión referencial o simbólica, sino que se articula con planteamientos y previsiones muy concretas que aparecen parcialmente calendarizadas. Una de sus bases principales es el aumento exponencial previsto en gastos militares, abordado en el apartado 7 del documento final publicado. Ello viene acompañado de todo un plan global de reorganización de la estructura político-militar de la OTAN y de sus núcleos de dirección.

También destaca el reforzamiento del concepto de “países asociados de la OTAN”, entre los que por cierto está Marruecos con especial protagonismo. En el documento se describe el desarrollo de una visión muy concreta sobre los potenciales escenarios de esa guerra global en preparación, escenarios en los que juega un papel esencial el espacio marítimo, tal como ocurrió en conflictos anteriores; el espacio exterior, cuestión más novedosa y ajustada al papel que se espera que jueguen los satélites y similares; así como la guerra tecnológica, que se desarrolla en el apartado 17 del referido documento. Por supuesto, plantean la necesidad de impulsar con rapidez y profundidad la constitución de una asociación estratégica OTAN-UE (esto aparece reflejado en el punto 64).

El punto 55, referido a China, es simplemente brutal, hasta el punto que personajes sobradamente reconocidos por su posiciones atlantistas y proimperialistas, como es el caso de Javier Solana (ex Secretario General de la OTAN), han criticado sus planteamientos. Las próximas semanas haremos un editorial específico sobre el tema.

En la cumbre del G7 el discurso fue absolutamente similar, pero orientado pretendidamente desde la economía.

Algunos elementos en el ámbito estatal

En el Estado español, que ya era un discípulo más que avanzado en el hábito de la manipulación mediática, el tema alcanza niveles difícilmente superables, aunque no tardarán mucho en conseguirlo. El Consejo de Europa (organización internacional integrada por 47 miembros, centrada en los derechos humanos, y con sede en Estrasburgo) ha aprobado por amplísima mayoría en su asamblea parlamentaria realizada el lunes 21 de junio, a pesar de las presiones españolas, una resolución en la que se solicita la libertad de los presos del Procés, la reforma del Código Penal en lo que respecta a los delitos de rebelión y secesión, y la suspensión de los procesos de extradición, considerando además que las penas impuestas fueron absolutamente desproporcionadas. Parece muy probable que la resolución del Tribunal de Estrasburgo, vinculado al Consejo de Europa, dé un nuevo varapalo a la Justicia española. Los grandes medios de comunicación, cada uno a su manera, incluyendo los “progres” al servicio del Régimen del 78, optan por la vía más decadente y perversa, pero también más simple: ignorar la resolución o quitarle toda importancia. Es la táctica de la avestruz, a la que hicimos referencia en algunos editoriales anteriores.

Mientras tanto, se van conociendo datos objetivos de la realidad-real, que expresan el auténtico drama por el que está atravesando nuestra sociedad. Un drama que se ha hecho estructural y del que será imposible salir sin un cambio político en toda regla, una ruptura clara con el Régimen del 78.

El número de defunciones aumentó un 17,7% durante el 2020 hasta alcanzar casi las 500.000 personas, muy por encima de la media europea. El número de nacimientos se redujo un 5,9% como expresión de la falta de expectativas de futuro y desánimo entre la juventud. La esperanza de vida disminuyó en 1,24 años, haciendo que en el caso de los varones por primera vez en muchos años descienda por debajo de los 80 años (79,6). La mortalidad infantil (número de defunciones por cada mil nacidos vivos) también aumentó en el 2020. Los intentos de suicidios entre adolescentes y jóvenes han crecido de forma exponencial, así como los trastornos mentales en general, pero particularmente en esa franja de edad, lo cual es un claro indicador social del sufrimiento que se está viviendo. Vemos que los datos objetivos no dejan lugar a dudas sobre la auténtica situación.

Desde las instituciones y sus aparatos mediáticos no dejan de poner en escena operaciones teatrales que nada resuelven, pero que tienen cierta pegada mediática. Desde la “operación indulto/pacificación de Cataluña” a la llamada Ley Trans, que perjudica especialmente a las mujeres y a l@s propi@s trans, introduciendo irracionalidad y fantasías burguesas en la opinión pública.

A pesar de los pesares, al final la realidad se rige por leyes físicas, científicas; el juego del despiste puede alargar algunos resultados a corto plazo, pero nunca más allá.

Izquierda Castellana, 22 de junio de 2021

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