
Se han cumplido diez años desde la puesta en marcha formal del Movimiento 15-M y la prensa del Régimen, especialmente su “fracción progre”, ha dado bastante bombo y platillo al aniversario, por supuesto con la versión de aquel movimiento social más favorable a sus intereses. Eso les ha llevado a contar una historia edulcorada y exenta de rigor histórico.
Desde IzCa nos parece necesario hacer una valoración de aquel movimiento, sus orígenes, sus finalidades, su evolución y qué ha quedado de aquello. Para hacer tal reflexión de forma adecuada es imprescindible retrotraernos un poco más atrás de mayo de 2011 y recuperar la memoria de lo que estaba ocurriendo en esos años.
Crisis económica/financiera y política
En el año 2008 se había expresado en toda su crudeza la crisis económica/financiera iniciada en 2007, así como todas las repercusiones sociales y políticas que de ella se derivaron: incremento brutal del paro hasta los 6 millones; recortes en los servicios públicos; avalancha de desahucios y toda la precarización social que ello conllevó (en agosto de 2011, aún con el 15-M en activo, se reformó del artículo 135 de la Constitución bajo el Gobierno de Rodríguez Zapatero, por la que el pago de la deuda pasó a tener prioridad sobre la financiación de los servicios públicos o sociales). En esos años se desarrolla un cuestionamiento social muy significativo de la UE y sus famosas troikas (2013), aparte del propio Régimen del 78, lo que condicionó la abdicación de Juan Carlos I y la sustitución por su hijo Felipe en junio de 2014.
El Régimen del 78 asistía a una crisis económica, social y política brutal, sin herramientas adecuadas que pudieran crear en la sociedad expectativas de un cierto futuro. Simultáneamente, el movimiento popular había iniciado un importante movimiento de ascenso con episodios, podríamos decir, “épicos”: las movilizaciones contra la guerra de Irak fueron impresionantes (año 2003). Madrid fue de las capitales europeas en las que se realizaron las mayores movilizaciones, pero también fueron muy significativas en otras ciudades del Estado español; la respuesta popular ante el intento de manipulación por parte del Gobierno de Aznar sobre la autoría de los atentados del 11-M fue absolutamente impresionante, de nuevo especialmente en Madrid. Ello condicionó un vuelco en las expectativas electorales del 14 de marzo de 2004 que llevó al PSOE de Zapatero al Gobierno. Las concentraciones frente a las sedes del PP en Madrid y en otras muchas ciudades castellanas, exigiendo que se dijera la verdad sobre los atentados del 11-M, fueron contundentes. En similar línea está lo ocurrido en la manifestación de la misma tarde-noche del 11M: en el caso de Madrid, “la fila de autoridades”, en la que estaba el por aquel entonces Príncipe heredero Felipe de Borbón, tuvo que ser desalojada apresuradamente porque las fuerzas policiales comunicaron que no estaban en condiciones de garantizar la seguridad de esas “autoridades”.
Iniciativa Internacionalista – La Solidaridad entre los Pueblos
En el año 2009, impulsada por Comuner@s e Izquierda Castellana, y apoyada por diversas fuerzas de la izquierda soberanista, incluyendo a la Izquierda Abertzale con la especial implicación de los sectores que provenían de Hasi (entre los que queremos destacar a Txomin Ziluaga e Izaskun Larreategi) y alguna de la izquierda rupturista de ámbito estatal, se constituyó la candidatura Iniciativa Internacionalista – La Solidaridad entre los Pueblos (II-SP). Esta fue objeto de una brutal campaña de criminalización mediática e institucional que incluyó la ilegalización de la candidatura, aunque al final el Tribunal Constitucional, seguramente pensando que perdería el recurso ante los Tribunales Europeos, la legalizó el mismo día de inicio de la campaña electoral. Por supuesto la criminalización no solo no cesó, sino que se intensificó de singular manera. Entre otras cosas, se negaron a facilitar el censo electoral, incumpliendo su propia normativa, además de continuar con la criminalización a través de la CNN en castellano (emisora ya desaparecida) durante toda la mañana de la jornada electoral.
En el recuento electoral se produjo un evidente pucherazo que incluso el Tribunal Supremo admitió, en respuesta al recurso que se hizo ante tal instancia. Una gran parte de los votos a II-SP pasaron por arte de magia a convertirse en abstenciones o votos nulos, pero la resolución del TS -de forma absolutamente cínica- concluyó que ese pucherazo no afectaba al resultado global de las elecciones. Se trataba de evitar, a costa de lo que hiciera falta, que Doris Benegas fuera eurodiputada.
En Madrid se avanzaba en la construcción de una Coordinadora de barrios y pueblos con una importante capacidad de movilización. Las reacciones de apoyo y solidaridad en el Estado español hacia la candidatura II-SP fueron de gran importancia cualitativa y cuantitativa. Era obvio que el aparato político-mediático del Régimen estaba muy inquieto ante la ausencia de herramientas para intentar encauzar todo ese descontento y movilización social. También fue evidente que alguna fuerza, que después fue clave en el lanzamiento y organización de Podemos en sus primeros momentos -aunque actualmente ya fuera de ese proyecto-, tuvo una actitud ante II-SP que solo se podía entender en clave de que algo se estaba tramando.
Irrupción del 15-M
Es en ese contexto en el que surge el Movimiento 15-M. No nos caben dudas razonables de que el 15-M se fraguó en las “entrañas progres” del poder mediático y político; fue un proceso que tuvo una cocción lenta, en la que parece ser que intervinieron, entre otros, la Universidad Pablo de Olavide. Su finalidad era tener una herramienta que pudiera interrumpir/irrumpir en el proceso que se estaba desarrollando de un movimiento popular rupturista, soberanista y republicano que cuestionaba a la Monarquía borbónica y a la UE, de forma significativa en Madrid y en el conjunto de Castilla. Tal cosa ocurría por primera vez en el posfranquismo en nuestro ámbito territorial.
IzCa decidió, a pesar de estas consideraciones, participar plenamente en el movimiento 15-M porque aparte de sus orígenes e intencionalidades primarias, se convirtió en un auténtico movimiento de masas en el que parecía factible desarrollar un amplio y profundo debate ideológico-político; y así fue. Los promotores iniciarios del 15M cuidaron los detalles; las redes sociales del movimiento fueron copadas por los “equipos oficiales” que de forma inmediata y casi milagrosa se constituyeron en todas las asambleas importantes; también intentaron monopolizar la moderación de las asambleas, así como la elaboración de los órdenes del día. El lema principal de esos sectores, que fueron en buena medida la base constituyente de Podemos, se limitaba en lo esencial a la necesidad de un cambio de la Ley Electoral. No solo no hablaban de la necesidad de cambio de Régimen, sino que rechazaban tal cuestión.
La militancia comunera se convirtió desde el principio en blanco de los ataques del citado sector, que utilizó las tretas más manipuladoras; a pesar de ello, en la mayoría de las asambleas en que se pudieron desarrollar esos debates, las posiciones rupturistas con el Régimen salieron triunfantes.
Fue IzCa quien impulsó en el Foro de São Paulo en Managua en mayo de 2011 que esta plataforma hiciese una declaración de apoyo al Movimiento 15M, que fue defendida en el plenario por el aquel entonces Canciller de Venezuela, y hoy Presidente de la República Bolivariana, Nicolás Maduro.
Derivadas del Movimiento 15-M
La Coordinadora 25-S, que se nutre en su constitución de la gente del 15M con el perfil más combativo y consciente, es una de las dos plataformas que convocan el primer Rodea el Congreso, en el que participaron decenas de miles de personas, y ya en solitario los sucesivos “Rodea el Congreso” y otras muchas movilizaciones. La Coordinadora 25-S sigue plenamente activa y es una de las referencias con las que cuenta el movimiento popular en Madrid.
Podemos es el subproducto electoral del 15M, que pretendió con el pleno apoyo del poder mediático rentabilizar electoralmente al movimiento. Lo consiguieron inicialmente, pero tal como era previsible desde sus inicios en un análisis que fuera más allá de lo puramente gaseoso, se han desgastado de forma rápida, y es que lo que es imposible no puede ser; los problemas reales, especialmente cuando son graves, no se pueden resolver con soluciones mágicas y/o virtuales.
En los últimos meses asistimos de nuevo a la reconstrucción del movimiento popular en Madrid, tanto en el plano organizativo como en el político. De nuevo nos hemos encontrado con la beligerancia de la Delegación del Gobierno de Progreso en Madrid, que mientras autorizaba las manifestaciones de la extrema derecha y de los negacionistas, prohibía las del 8-M y las de carácter auténticamente progresista. No es descartable que intenten nuevas maniobras de distracción, pero no lo van a conseguir, y la mejor manera de prevenirlo es tener en cuenta esa posibilidad.
Epílogo
En una entrevista realizada por un periodista norteamericano a uno de los arquitectos de la China socialista, Zhou Enlai, en el marco de la reanudación de las relaciones diplomáticas entre EEUU y China, a principios de los 70, le preguntó su opinión sobre la revolución francesa. Zhou Enlai responde que le falta perspectiva histórica para responder con rigor, aunque el por entonces Primer Ministro Chino, cargo que ocupó hasta su fallecimiento, había estado formándose entre 1921 y 1924 por distintos países europeos, entre ellos Francia. Obviamente no era una pregunta que requiriera una respuesta urgente desde el punto de vista revolucionario, y por ello en esta pone en primer plano la necesidad de la reflexión y la perspectiva histórica.
Nuestro editorial sobre el 15M será compartido por una parte de l@s lectores, a otra les extrañará o estará en total desacuerdo. Estamos seguros de que la valoración que se hace en él se irá consolidando a medida que se vaya teniendo una más amplia perspectiva histórica sobre el tema.
Izquierda Castellana, 19 de mayo de 2021