900 negocios hosteleros cerrados por la pandemia (Valladolid)

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Restaurante María, La Garrocha, Campogrande, Patagonia, Casa Antonio, Austral, Lizarrán, Naguara, Ambigú, El Otro Trastero, Zvmo… La lista de restaurantes, bares, pubs o cafeterías que han bajado la persiana de forma definitiva en el último año en Valladolid es larga, mucho más larga de estos últimos nombres. Hasta el punto de que la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería cifra en un 20 por ciento los cierres por la pandemia de la covid, que podrían llegar incluso al 50 por ciento a finales de 2021 si no llegan las ayudas prometidas de forma urgente. Estas cifras dejan una aún más demoledora para el sector: la crisis se puede llevar por delante 900 negocios hosteleros en la provincia.

La Confederación Empresarial de Hostelería de España realiza anualmente un estudio sobre el sector ciudad por ciudad. El último data de enero de 2020, cuando Valladolid contaba con 3.371 establecimientos hosteleros (3.143 de restauración y 228 de alojamiento) en la capital. Con la provincia se alcanzan los 4.500. Así que ese 20 por ciento de cierres llevaría a los 900 negocios de restauración que no volverán a abrir o que han sido traspasados.

«Ha habido muchos cierres y cambios de dueños. Nos estamos moviendo en un porcentaje del 20%, que llegaría al 50% a finales de año si no tenemos ayudas directas», señala la presidente de la Asociación Provincial, María José Hernández.

Restaurante Campogrande.Restaurante Campogrande. – Foto: Jonathan TajesLa pandemia se ha llevado por delante restaurantes emblemáticos de la ciudad, como el María, con 22 años de historia. «Los tiempos que nos ha tocado vivir me impedirían llevar a cabo mi filosofía empresarial, ya que me obligarían a reducir plantilla y a aumentar considerablemente el esfuerzo a mi equipo, lo que se traduciría en más horas de trabajo, dejando atrás la conciliación familiar», señalaba en octubre Alejandra Cuadrado, al frente del establecimiento desde la jubilación de su padre, Ángel; viendo que el sector aún tenía un desierto por delante que atravesar. Unos meses antes había bajado la verja Casa Antonio, con casi 30 años de historia. La Garrocha y el Campogrande han sido de los últimos. «Estos nueve meses han sido muy difíciles y no ha habido ninguna ayuda», decía el pasado 13 de enero Chisco Alonso, al frente de La Garrocha desde sus inicios en la calle Francisco Zarandona y luego en Zúñiga, con 17 años en total. 24 llevaba Jesús Sanabria en el Campogrande, que cerró en febrero, aunque en su caso sin descartar volver… cuando pase las consecuencias de la pandemia y de su crisis.

Ellos son parte, pero hay y habrá muchos más. Algunos han cambiado de manos y dueños, como La Candela, que traspasó hace unos meses Javi Peña; o Tito’s, que ha abierto con nuevos propietarios; o Patagonia, que abrirá en breve. Otros, por el momento, se mantienen cerrados, a la espera, como el restaurante del Patio Herreriano.

La franquicia Lizarrán también decidió dejar la esquina de Fray Luis de León, 1, donde ahora se ubica Señorita Malauva. Naguara, muy cerca y especializado en comida venezolana, se ha quedado ya solo en el restaurante Sal y Salsa; y Alfonso Manzano apostará solo por Caroba tras cerrar Voraz fue la llama en la Plaza Mayor: «No nos han rebajado ni perdonado la renta del local ni un mes; con lo que desde el cierre de noviembre no hemos vuelto a abrir y hemos traspasado el negocio hace unos días».

María, cerrado también.María, cerrado también. – Foto: Jonathan TajesLa crisis también se ha llevado negocios más familiares, como El Antiguo Puchero; o de perfil más casual, como Golden Burguer o Yovilant, un clásico en la zona de la estación de autobuses, que anunció a finales de febrero su traspaso y cierre el próximo mayo. «No me ha sido posible continuar por problemas de salud, creí que sería unos días, pero es imposible mi vuelta al trabajo», aseguraba su dueña, Yolanda Sierra, en redes sociales.

Pero no solo han cerrado restaurantes. También lo han hecho bares y cafeterías, como el Penicilinio, aunque en su caso ya estaba anunciado antes de la pandemia; el Ambigú (antes denominado Magnolia), punto de encuentro de los amantes del teatro durante las tres últimas décadas –«mucha de la clientela que tenía es gente mayor que iba por la mañana a desayunar y por la tarde a merendar y a jugar la partida y ya no lo hacen porque tienen miedo», decía su dueño, Daniel Pardo–; el Otro Trastero, un clásico de la música rock en Cantarranas con 30 años;o Zvmo –«preferimos parar, dejar que esta pandemia pase para volver con más fuerza en otros lugares adaptados a los nuevos tiempos», señalaron sus propietarios en un comunicado–. La Milonga, en la calle Padilla, y Las Artes, tras 13 años en La Antigua, también tuvieron que bajar definitivamente la persiana el pasado año; como la cafetería Jariway o Cortado Café, en la zona del antiguo Cuadro.

Estos cierres llevan aparejados otra crisis, la de los trabajadores de la hostelería. En Castilla y León han perdido ya su empleo 21.000 personas en un sector muy ‘tocado’ por la covid.

https://www.eldiadevalladolid.com/Noticia/Z522A5526-AEC3-2EBF-7F6C6C168709585D/202103/900-negocios-hosteleros-cerrados-por-la-pandemia

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