Breve historia del Sistema Sanitario Público en el Estado español durante los últimos 50 años

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Breve historia del Sistema Sanitario Público en el Estado español durante los últimos 50 años

El proceso de construcción del Sistema Sanitario Público en el Estado Español, allá por los años 70 y 80 del pasado siglo, fue simplemente espectacular, pero esto no ocurrió en paralelo con cambios similares en otras estructuras del Régimen franquista, que en general sufrieron esencialmente cambios cosméticos, pero poco reales, tal como fueron los casos de la Administración de Justicia, el poder económico o el poder mediático en general. Podríamos hablar de un oasis en medio del desierto. Y los de siempre, fuerzas poderosas, decidieron ocupar el oasis y desnaturalizarlo.

En los años 70, y en algunos casos a finales de los 60, se empezaron a articular movilizaciones por el cambio de modelo sanitario. Era muy evidente que el modelo del Régimen franquista, la llamada Seguridad Social, era tremendamente deficitario e inadecuado para llevar adelante la tarea de la atención a la salud de la población y muy particularmente en el terreno de la Atención Primaria. Los famosos ambulatorios, cuya fundamental misión era extender recetas según los síntomas descritos por el paciente, y todo ello en un minuto, eran la quintaesencia de aquel modelo sanitario.

Entre los estudiantes de Medicina se generó un movimiento que llegó a ser amplísimo. Las facultades de Medicina en los primeros años 70 eran quizás las más combativas en todo el ámbito universitario. Ese movimiento, muy potente, se orientaba especialmente en la necesidad de un cambio en el Sistema Sanitario que incluía un cambio en el subsistema de formación pregrado, pero sobre todo en el de la formación postgrado, lo que daría lugar al modelo MIR. Similar proceso ocurrió entre los médicos jóvenes y entre algunos de los veteranos que comprendían perfectamente el fracaso de lo que había, y habían tenido la oportunidad de conocer, directa o indirectamente, otros sistemas sanitarios y modelos de formación, pregrado y postgrado.

Hubo dos grandes influencias, y aunque parezca paradójico, la síntesis de ambas fue muy positiva. Por un lado, el modelo de formación postgrado de los EEUU, que adaptado aquí dio lugar al Sistema MIR; y la del Sistema sanitario cubano, muy especialmente en relación con la importancia de la Atención Primaria, la salud pública y la filosofía de construir el sistema sanitario al servicio del conjunto de la población, y por tanto confrontada con la filosofía de la mercantilización. Todo ello, por supuesto, planteado con rigurosos criterios científicos.

El movimiento vecinal y el movimiento obrero, en aquel entonces muy potentes, apoyaron plenamente la conveniencia de ese objetivo.

El PSOE, la gente que llevaba el tema de sanidad en aquellos momentos, también hizo una clara apuesta por el Sistema Sanitario Público.

En el año 1981, la epidemia del aceite tóxico, la llamada epidemia de la colza, que produjo más de 2.000 muertes y más de 20.000 afectados/as, dejó en total evidencia las carencias del Sistema Sanitario existente. La UCD, partido de Gobierno por entonces, tuvo que asumir como inevitable ese proceso de construcción de un nuevo modelo sanitario en el Estado español. Aun así, ese proceso tuvo que librar importantísimas batallas institucionales.

En el año 1986, el 14 de abril, se publica la Ley General de Sanidad, sin duda alguna el mejor «producto» de la Transición.

La Sanidad privada quedó totalmente arrinconada y sin apenas capacidad de reacción durante unos años como proveedor de atención sanitaria. Pero muy pronto empezó la ofensiva ideológico-política contra el Sistema Sanitario Público. Rompió el fuego el llamado Informe Abril-Martorell, que cuestionaba la sostenibilidad de este a medio-largo plazo. En otras palabras, se inició la ofensiva para la mercantilización del Sistema.

En el año 1997, durante el primer Gobierno de Aznar, se aprueba el Real Decreto 15/97 que introduce ya en concreto las fórmulas de gestión privada en el Sistema Sanitario Público. Es decir, se abre una vía de agua, que nadie cierra, para la progresiva desnaturalización y desmantelamiento del Sistema Sanitario Público.

Posteriormente y bajo los gobiernos de Esperanza Aguirre en Madrid, Comunidad que ha estado y sigue en la vanguardia del desmantelamiento y destrozo del Sistema Sanitario Público, se da un brutal impulso a ese proceso con la puesta en marcha de numerosos hospitales privados en su gestión, pero públicos en su financiación, que han sido una herramienta idónea para el robo al erario público por los grupos privados. Eso sí, hecho legalmente. Así funciona el capitalismo español.

En Castilla y León, de forma más moderada porque las circunstancias no permitían otra cosa, se lleva adelante similar proceso que tiene una referencia emblemática: el nuevo hospital de Burgos, al que se le pueden añadir diversos ejemplos de similares características.

El Real Decreto de 2012 llevado adelante por el Gobierno de Rajoy fue el intento de apostillar el Sistema Sanitario Público con gravísimas repercusiones en su capacidad asistencial, condicionadas por los recortes y privatizaciones, que han influido de forma determinante en las alarmantes cifras que hemos tenido de morbi/mortalidad en las dos olas de la pandemia Covid-19 sufridas hasta ahora.

La derecha, en consonancia con el capital globalista, hegemónico en el Estado español y en Europa occidental, aprovechando la situación de pandemia, quiere dar un nuevo y cualitativo salto en el desmantelamiento del Sistema Sanitario Público. En Castilla y León se nota muy especialmente en la Atención Primaria y el medio rural, en donde los consultorios locales y una gran parte de los centros de salud siguen cerrados. En Madrid, aparte de la desatención a la Atención Primaria, poniendo en marcha hospitales tipo barracones en los que se pretende meter a decenas de personas por habitación. Por supuesto, son hospitales concebidos para la gente trabajadora. Veremos cómo van avanzando en un doble sistema sanitario: uno para los ricos y sectores altos de la clase media y otro para el resto; para estos últimos está la previsión de los hospitales/barracones que empiezan a ensayar en Madrid.

Como en los años 70, tenemos que organizar la lucha en defensa del Sistema Sanitario Público buscando todas las alianzas y todos los apoyos imprescindibles para que esta tenga éxito. Además, hacerlo a sabiendas de que el marco general en el que ese Sistema Sanitario Público se inscriba tiene que ser favorable a esta cuestión. Un marco general adverso para el Sistema Sanitario Público antes o después hará que este se vaya debilitando o sea liquidado. Es por tanto imprescindible acompañar la lucha en defensa del Sistema Sanitario Público con la lucha por una auténtica democracia y por auténticos servicios públicos en general.

* Este texto constituye la intervención de Luis Ocampo en las Jornadas «El Derecho a la Salud» organizadas en Ponferrada por la Federación de Asociaciones Vecinales del Bierzo

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