
Lo ocurrido ayer con el intento de hacer pruebas serológicas a miles de docentes y otros trabajadores y trabajadoras de la educación de Madrid, ha puesto de manifiesto de nuevo, pero esta vez con unas connotaciones especialmente graves, la absoluta incapacidad del Gobierno de la Comunidad para gestionar la sociedad y mucho menos en tiempos de pandemia. Inspirados en el neoliberalismo más salvaje y en una total ausencia de ética abrazan el estilo fascista en su versión más cutre y descerebrada, es decir, el fascismo español.
Todo lo ocurrido ayer en Madrid alrededor del intento de realizar los test serológicos a la comunidad educativa, como decimos, es un auténtico despropósito, absolutamente impropio en una Comunidad o una ciudad como Madrid.
Si les quedara un poco de dignidad, el Gobierno de la Comunidad tendría que dimitir en pleno y convocar elecciones. Nada peor podrá venir.
Lo sucedido sólo se puede explicar bajo la perspectiva de un Gobierno autónomo cutre-fascista, que combina un desprecio absoluto por la gente y por los servicios públicos; y que además hace todo lo posible para desprestigiarlos y deslegitimarlos socialmente. Ponen de manifiesto una ignorancia supina sobre todas las cosas, incluyendo las organizativas, por no hablar de las cuestiones epidemiológicas que abordaremos más adelante.
La imagen de miles de profesores/as esperando a pleno sol para la realización de un test serológico sobre la Covid-19 es una expresión de la incapacidad -pero también de la mala fe- de los gobernantes de la Comunidad de Madrid.
No es creíble, por estúpidos que sean, la no previsión de una situación como la vivida. Pero así han conseguido «la humillación” hacia miles de miembros de la comunidad educativa que tuvieron que soportar esa situación.
¿Qué imagen se da a las familias y a la sociedad en general de cara al inicio del curso? ¿Qué imagen se da a nivel internacional? Pues tremenda. Y estos son los que dicen defender la «Marca España» y los que se ponen de banderitas rojigualdas hasta los ojos. Seguramente irán acompañados de sustancias en forma de polvo o similares.
Pero además de denunciar la organización fascistoide y psicótica de lo de ayer, es importante reflexionar sobre ello desde la pura perspectiva epidemiológica.
Por lo que se ha publicado en los medios, y lo que nos han trasladado algunas de las personas afectadas, los test que se están realizando y con los que está proyectado seguir, son serológicos, es decir, de determinación de anticuerpos IgM e IgG. Los IgM son los primeros en aparecer en un proceso infeccioso, pero no lo hacen de una forma inmediata, tardan unos pocos días y además con una cierta variabilidad personal. Estos son, en principio, indicadores de infección activa reciente, pero pueden dar negativo si se hace la prueba en lo que se llama “periodo ventana”, esto es, en esas horas o pocos días en los que estando infectados, aún no han aparecido.
Los IgG son de aparición más tardía y por tanto, en principio, un indicador de infección pasada, pero no siempre resuelta plenamente.
En cualquier caso hay que hacer un estudio específico de cada analítica interpretando la interrelación entre IgG e IgM, cuestión que no siempre es sencilla.
Hay una prueba disponible, mucho más eficaz para determinar si una persona está infectada en ese momento: la PCR, que determina si hay estructuras del virus, aunque sea en pequeñísimas fracciones. Esta prueba es además mucho más específica y sensible, y por tanto mucho más útil para saber si alguien en ese momento está padeciendo o no la infección.
Dicen que a los que la serología les dé positivo les harán una PCR después. Las cosas se pueden programar y hacer peor, pero no es nada fácil conseguirlo. Para más escarnio, lo hacen a través de una empresa privada con la que están estrechamente vinculadas, Rivera Salud, sin que haya concurso público alguno, al menos que se sepa.
Desde el punto de vista de reforzar las normas en la sociedad para el control de la pandemia, la imagen de miles de personas haciendo fila sin guardar la distancia de seguridad epidemiológica -les resultaba materialmente imposible- es tan grotesca y socialmente frustrante que las disculpas, tal como ocurrió como con Juan Carlos en la cacería de elefantes, no sirven de nada.
El Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid tiene que dimitir para que se puedan realizar nuevas elecciones.
Las fuerzas políticas que se consideran progresistas de la asamblea de Vallekas tienen que hacer todo lo posible para forzar esa dimisión ya. Tenemos dudas de que realmente lo hagan, si así fuera demostrarían una total insensibilidad sobre lo que está ocurriendo y nos demostrarían una vez más que en el fondo no quieren romper el equilibrio de repartos de la tarta institucional.
Desde luego, desde la calle, desde los barrios, institutos y en general desde todos los sectores, lo demandaremos y nos movilizaremos hasta conseguirlo.