El mundo cambia con tu ejemplo, sueña a lo grande.

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El 29 de Junio del 2018 presentamos frente al destartalado Hotel Marqués de la Ensenada uno de los proyectos de autogestión más ilusionantes y ambiciosos desarrollados con éxito en Valladolid. Una treintena de vecin@s llevábamos meses reuniéndonos cada semana y organizando metódicamente la okupación y rehabilitación del edificio que albergaría el proyecto de La Molinera. Por aquel entonces el futuro del proyecto era una incógnita -y conocedor@s de que las incertidumbres son naturales en toda lucha que se emprende- el proyecto siguió adelante y consiguió materializarse estrictamente como se había ideado, un buen ejemplo de que la voluntad organizada no entiende de límites.

La Molinera es uno de tantos proyectos que nacen de la necesidad y obligación colectiva de transformar la realidad socio-política y cultural en profundidad, decimos obligación y así queremos transmitirlo sin paliativos al común de l@s castellan@s al entender que nuestra tierra ha colapsado en términos generales, esta agónica situación no es causa del azar, sino responde a un proceso de liquidación sostenida durante décadas, un desmantelamiento programado que ha disfrutado de la silenciosa complicidad de quienes desprecian y reprimen las expresiones naturales del pueblo organizado en lucha por su supervivencia.

Queremos ser, si no lo somos ya, una herramienta motivacional que transmita la esperanza y empodere a las gentes y movimientos sociales de esta castigada tierra, que tumbe los muros de la apatía y el desarraigo, somos en definitiva la expresión natural de un pueblo que se niega a morir.

Nos gusta comparar la historia del edificio con el devenir de los acontecimientos en nuestra tierra, de ser un símbolo productivo como harinera el espacio pasó a convertirse en un cortijo corrupto que saquear, cuando no quedaba nada de él los autoproclamados dueños de todo marcharon, abandonando a su suerte todo. Nada de esto deriva del fracaso de ciertas políticas, todo lo contrario, esto es su política y su modelo económico, nos enfrentamos a cuestiones estructurales. La Molinera okupó, rehabilitó y resignificó ese destartalado edificio, y deberá el pueblo ocupar su espacio en esta tierra, rehabilitar el daño causado por aquellos que denostan a golpe de clientelismo y abandono la dignidad del territorio donde vivimos, resignificar de manera democrática, popular y por qué no, revolucionaria, el significado de lo que verdaderamente éramos, somos y queremos ser, en definitiva, tomar conciencia como pueblo trabajador y de su capacidad organizada.

El espacio irá abriendo progresivamente sus puertas, organizando pequeñas actividades, respetando escrupulosamente las medidas sanitarias, seguiremos al servicio de todas las propuestas que nos llegan recrudeciendo más si cabe la defensa de lo público, incidiendo en la autoorganización de base, llamando a la movilización, formando y siendo espacio físico del poder comunal en lucha.

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