La ocasión la pintan calva

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Conforme a los informes trimestrales del INE (Instituto Nacional de Estadística), la economía del Estado español camina por la senda de la desaceleración. Según lo publicado el 31 de enero con datos relativos al último trimestre del 2019, el Instituto anuncia que el PIB creció un 2% el año pasado, siendo la menor tasa en 5 años.

La tasa de desempleo en marzo del 2020 se sitúa en 15,36% (3.548.312 desempleados), 1,66% más que en diciembre, un 2,97 % menos que en el 2009, pero con una gran crisis social que arrastramos desde el 2009.

Según anuncia el FMI la economía española se desplomará un 8% este año, (el Banco de España eleva esta cifra hasta el 13%) y el paro se disparará hasta el 20,8%. De cumplirse estas estimaciones será la mayor caída anual desde la Guerra Civil.

Con todos estos datos nos aventuramos a decir que el futuro no pinta bien, pero en este panorama apareció el coronavirus, circunstancia que se va a aprovechar para dar una vuelta de tuerca a nuestros derechos laborales y a nuestras ya maltrechas condiciones de vida, además de intentar apuntalar el cochambroso Régimen del 78 con el monarca-virus a la cabeza.

Las medidas adoptadas ante esta nueva situación llegan tarde y ponen en evidencia las políticas neoliberales privatizadoras llevadas a cabo en el Estado español en los últimos años, dejando a la vista la falta de recursos humanos y medios en la sanidad pública.

Se aplican 500.000 ERTES, afectando a más de 3 millones de trabajadores/as, de manera exprés en base al RD-Ley 8/2020.

La partida está servida, comienzan a vender humo para intentar transmitir calma y evitar una respuesta organizada. Nos han vendido la prohibición del despido (RD-Ley 9-2020), pero no es así, ya que como la propia Ministra de Trabajo reconoce, en caso de impugnación ante la Justicia serán los tribunales quienes decidirán sobre la procedencia o improcedencia del despido. Es decir, los despidos que se produzcan al amparo de la actual crisis podrán ser declarados improcedentes, o lo que es lo mismo, te quedas en la calle con un poco más de indemnización. Una verdadera prohibición pasaría por declarar los despidos nulos.

Otra cuestión de la que se está hablando en las últimas semanas es la de un «Pacto de Reconstrucción», o lo que es lo mismo, una segunda versión de los Pactos de la Moncloa. En 1977 se firmaron por primera vez bajo una coyuntura de crisis económica, la del petróleo del 73, un movimiento obrero en la calle y muy organizado, y con los últimos detalles para el gran estreno de la Transición del franquismo a la monarquía franquista. Se establecieron los pilares del Régimen del 78, y nos lanzaron el mensaje de que las crisis las pagamos los/as trabajadores/as. Perdimos poder adquisitivo, se recortaron convenios firmados, se otorgaron beneficios empresariales en las cuotas a la Seguridad Social, se deterioraron las prestaciones sociales, se autorizó el despido del 5% de la plantilla de cada empresa… y todo con el apoyo de CCOO y UGT, lo que conllevó también una cierta desilusión en el seno del movimiento obrero y un paulatino debilitamiento de este.

Hoy la receta sigue siendo la misma: recortes, flexibilidad, disminución salarial y lavado de cara del Régimen el 78. Y los firmantes serán los mismos, y ojo, que se sumarán nuevos figurantes que ahora van de revolucionarios.

Motivos más que suficientes para que los/as trabajadores/as, las clases populares, comencemos desde ya a incorporar en nuestro ideario de lucha el cambio de Régimen, la lucha por la República, por ser la única garantía hoy por hoy de sobrevivir como clase y como pueblo. Todo ello sin olvidarnos de defender lo Público como garantía de vida, la paz contra las políticas belicistas que se pondrán en marcha como solución a la crisis de las grandes potencias capitalistas, la apuesta por un cambio productivo basado en el respeto al medio ambiente y a las necesidades reales de cada pueblo, los derechos, libertades e igualdad de las mujeres, la denuncia de La Europa de los banqueros y comerciantes frente a la Europa de los pueblos…

 

¡Viva la lucha obrera! ¡Viva la República Comunera y feminista!

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