Declaración política de IzCa: Un Gobierno para organizar la supervivencia del Régimen del 78. ¿Hasta cuando?

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Declaración política de IzCa: Un Gobierno para organizar la supervivencia del Régimen del 78. ¿Hasta cuando?

No deja de sorprendernos la falta de lucidez en la interpretación de los acontecimientos políticos; sin embargo, observando la limitación de la capacidad de aprehender la realidad, condicionada a su vez por la falta de formación intelectual y por la constante confusión entre los deseos y la realidad de los analistas y tertulianos de los medios de comunicación adscritos al Régimen, lo sorprendente sería más bien que pudieran desarrollar una actitud más lúcida.

Era evidente, lo reiteramos en nuestros editoriales de los últimos meses, que Pedro Sánchez iba a repetir las elecciones generales, no porque fuera imposible su investidura como Presidente, cosa totalmente factible, sino porque su pretensión era poder articular un Gobierno Fuerte, un Gobierno para organizar la superviviencia del Régimen. Para ello, además de intentar mejorar el número de escaños, se trataba de laminar a Ciudadanos y domesticar a su actual líder, realizar una operación similar pero de intensidad menor con Podemos y situar al PP en una línea de corresponsabilidad en la gobernanza del Estado. En bastante medida Pedro Sánchez ha conseguido una parte de esos objetivos; el que menos, de momento, aumentar la cosecha de escaños del PSOE. Y en esta última cuestión están fallando, aunque quedan días cruciales para decidir los resultados finales, porque erraron en el análisis de las repercusiones sociales y políticas que tendría la Sentencia del Procés. No sabemos si en lo fundamental fue un error de cálculo o si hubo intentos -que no lograron sus objetivos- para que el Tribunal Supremo retrasase la sentencia hasta una vez pasadas las elecciones, o lo más probable, una mezcla de ambos ingredientes.

Lo que es evidente es que la situación social y política no es con la que soñaban, pero en cualquier caso, salvo imprevistos inesperados, Pedro Sánchez formará el Gobierno por el que viene trabajando en los últimos meses. Es decir, un Gobierno Fuerte con el apoyo de una u otra manera de todas las fuerzas que apuestan por la IIª Restauración Borbónica, precisamente para dar una oportunidad de supervivencia a esta. Por supuesto será un Gobierno contra los pueblos trabajadores de las distintas naciones del Estado español. Ese Gobierno, aun con todos los apoyos previsibles “intramuros” tampoco va a tener una larga vida; por supuesto no acabará la legislatura, y muy probablemente antes de dos años tendremos nuevo presidente y nuevo Gobierno, con o sin elecciones de por medio. Lo que le ocurrió a Mariano Rajoy le puede ocurrir a Pedro Sánchez perfectamente, y Pablo Casado ya está siendo preparado para dar ese salto cuando el Sistema lo considere oportuno.

Estamos ante una crisis de Régimen, y no solamente ante una sucesión de crisis de Gobierno; las crisis de Régimen se van comiendo los diferentes Gobiernos a ritmo rápido, tal como ocurrió en los últimos tiempos de la Iª Restauración Borbónica, sin que por ello consiguieran resolver los problemas de fondo que impedían la continuidad estratégica de aquel Régimen, exactamente igual que ahora.

El Gobierno de Pedro Sánchez y sus ministros están por la opción de dar una respuesta esencialmente represiva y reaccionaria a las demandas cada vez más masivas de democracia y justicia social. Les sorprende que en esta ocasión la represión no consiga los efectos liquidadores de las luchas populares que tuvo en otros momentos históricos. Les sorprende la valentía del activismo organizado y enmarcado en el movimiento popular amplio. Pues esto no ha hecho más que empezar.

Fotografía: Guillermo Santos

¿Pero alguien con dos dedos de frente se puede creer seriamente que las sociedades bajo la jurisdicción del Estado español van a seguir acatando y soportando indefinidamente a una Corona que es la representación máxima de la corrupción, del autoritarismo y de la injusticia social, y aún peor, de la estupidez y la soberbia personificada?

En las Elecciones del 10-N para el movimiento republicano en Castilla, para el movimiento comunero del siglo XXI, no se juega nada más allá de la legitimación de la constitución de ese Gobierno de Supervivencia del 78. Cuanta más abstención haya, menos legitimidad social tendrá, y por ello en esta ocasión desde Izquierda Castellana propugnamos la posición de la abstención.

En otros pueblos del Estado seguramente hay candidaturas, como es el caso del BNG en Galicia o de las CUP en Cataluña, a las que es útil votar y apoyar. Este no es el caso de Castilla. Respetamos y coincidimos en diversos frentes de trabajo con IU y el PCE, pero la alianza electoral en la que se presentan a las elecciones del 10-N nos parece que no constituye un frente electoral de resistencia, por lo que ello imposibilita nuestro apoyo. Esperamos que más pronto que tarde se retome el camino de la construcción de un auténtico proyecto de unidad popular en Castilla, y también a nivel del conjunto del Estado. No hay otro camino para la victoria.

El Régimen del 78 está al final de su recorrido estratégico, pero puede sobrevivir largo tiempo si l@s que estamos por el cambio no somos capaces de implementar un auténtico proyecto social y político que conduzca a su derrota definitiva. Está a nuestro alcance, nunca lo estuvo tanto, pero hay que tener valentía moral, intelectual y política para construir y andar ese camino.

Los subterfugios solo sirven para la procrastinación, tan útil para el enemigo.

IzCa, 29 de octubre de 2019

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