Cuando hablamos de cambio climático en Castilla-La Mancha “hay datos verdaderamente preocupantes”, en particular en la provincia de Cuenca, con un incremento de temperaturas de más de dos grados desde 1981 o el alargamiento de los veranos de hasta 21 días si los comparamos con los años 80 del pasado siglo.
Lo explicaba Jonathan Gómez Cantero, geógrafo, climatólogo y presentador de ‘El Tiempo’ en Castilla-La Mancha Media durante una conferencia en Toledo para celebrar el Día Meteorológico Mundial, que ha contado con varios ponentes y que, en su caso, ha centrado en los efectos de cambio climático en la región.
Se refería al reciente informe elaborado -el segundo ya- sobre este fenómeno promovido por el Gobierno regional, que ha coordinado este experto y en el que, entre otros muchos, participaba eldiarioclm.es
“Tenemos un problema muy serio que afecta directamente a los recursos hídricos porque hay más calor y más días sin lluvia. Se evapora mucha agua que además estamos perdiendo de nuestros campos, de nuestros embalses”.
Para Gómez Cantero, “el cambio climático está incidiendo más en Castilla-La Mancha que en otras zonas del país” y revertir esos efectos, dice, “es bastante complicado”. Cree que se puede lograr “una mitigación en la que ya se trabaja, como por ejemplo adaptar la agricultura a los escenarios de futuro” pero, advierte, que “por mucho que luchemos en la región de nada servirá mientras grandes países como China, Brasil, Estados Unidos, India o incluso toda Europa sigan son grandes emisiones. El clima no entiende de fronteras” y por eso subraya que “cuanto más tardemos en actuar, más caras pagaremos las consecuencias”.
Las inundaciones de Cebolla
David López-Rey, meteorólogo en el espacio de ‘El Tiempo’ de la televisión extremeña participaba también en la jornada para explicar lo que ocurrió en el municipio toledano de Cebolla en septiembre de 2018 cuando tras una fuerte tormenta riada se desbordó el arroyo Sangüesa originando una riada que no supuso daños personales, pero sí cuantiosos efectos materiales.
“El hombre construye en zonas inundables, en zonas de riesgo, donde no debería hacerse”. El meteorólogo se ha referido a los efectos de la combinación de los “ingredientes” meteorológicos y urbanísticos para apelar a la necesidad de respetar los cauces de ríos y arroyos a la hora de elaborar los planes urbanísticos. “Aunque esté seco, tarde o temprano habrá un aguacero y el agua correrá por donde siempre lo ha hecho. No entiende de casas y otras edificaciones y se llevará todo por delante”, recordaba.
Ha dicho sentir la “necesidad de concienciar a los dirigentes políticos” ante el que, alertaba, “es un patrón que se repite en Castilla-La Mancha y en el resto del país”, en algunos casos con víctimas mortales.
La importancia de controlar la actividad solar
José Miguel Viñas, físico, divulgador científico y colaborador de Aemet, ha aprovechado el lema del Día Meteorológico Mundial, ‘El sol, la tierra y el tiempo’, para destacar la relación del sol con el tiempo y el clima. Tras viajar el pasado año a la Antártida “un lugar muy especial”, decía, ha querido explicar por qué es importante llevar a cabo un control de la actividad solar -como es el caso de las violentas tormentas geomagnéticas que alteran los flujos de partículas eléctricas en la atmósfera terrestre y pueden afectar a las telecomunicaciones- a través de la monitorización que ofrecen los satélites. “Cada vez se le está dando más importancia”, resaltaba.
“La gente tiene que ser muy consciente de que todo está muy conectado, que todo es global. Y aunque esté ocurriendo algo en el otro extremo del mundo, antes o después tendrá una repercusión donde tú vives. La Antártida es un termostato mundial” que ha permitido comprobar cómo se están derritiendo los hielos. “Es un toque de atención porque se van a alterar las corrientes oceánicas y repercutirá en el mundo”.
Los tres expertos han coincidido en la necesidad de “ir más allá en las políticas internacionales” que luchen contra el cambio climático. “No es momento ya de dar pequeños pasos sino de dar grandes pasos, de tomar acciones decididas. Es el reto y los comunicadores de la meteorología tenemos que insistir en ello”, decía Viñas.
Gómez Cantero explicaba que en una encuesta, uno de cada tres castellano-manchegos “entiende el cambio climático. Nuestra sociedad está tremendamente concienciada porque más del 80% cree que es y será un problema en la región”, en particular en relación al agua, a la propia alimentación (costará más sacar adelante cultivos como los cereales, provocando incremento de precios de productos como el pan) y afectará a sistemas productivos clásicos en la región como el viñedo.
Todos ellos han sido distinguidos aprovechando esta jornada. En el caso de José Miguel Viñas el premio se ha otorgado por su labor de divulgación científica que colabora con AEMET, al igual que David López Rey quien durante 11 años fue responsable de la estación meteorológica de su pueblo Polán (Toledo). A Jonathan Gómez Cantero se le ha galardonado con un Premio a la Sostenibilidad Ambiental y por ser “pionero” en el estudio del cambio climático en Castilla-La Mancha.
La delegada territorial de AEMET, Paloma Castro, reconoce la “preocupación” del organismo por los efectos del cambio climático. Durante su intervención ha presentado el libro ‘El comportamiento climático 2018 en Castilla-La Mancha’ que, explicaba incluye “las anomalías térmicas positivas y las anomalías de precipitación, también positivas, que nos dan idea de que fue un año cálido y húmedo, mucho más alegre, por decirlo así, que 2017 que fue seco y muy cálido”.
Como complemento a estas charlas celebradas hoy, el jueves 21 de marzo abría al público una exposición (que cierra sus puertas este mismo lunes) sobre instrumentos meteorológicos en el Centro Cultural San Clemente de Toledo y que realiza un recorrido desde instrumentos antiguos procedentes en un 95% del Observatorio de Ciudad Real, aunque otros han llegado desde Cuenca, Toledo, Albacete y Molina de Aragón. El recorrido expositivo llega hasta el siglo XXI con maquetas de satélites como el Meteosat de segunda generación, el MetOp (un satélite polar) o el Jason, que mide el nivel del mar. “Se ha medido una elevación de siete centímetros en el nivel del mar”, explicaba Paloma Castro como ejemplo.
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